viernes, 1 de febrero de 2019

Juan José Rodinás (Ecuador, 1979)


7 LEYENDAS URBANAS SOBRE SEXO QUE RESULTARON SER CIERTAS
Todo es desastroso.
Todo es degradante.
Incluso esa flor que crece en la vereda
podría denigrarte si te das la oportunidad.
Te humillaría con elegante precisión (y con justicia).
Te diría:
idiota ciclotímico, nerd ignorante, sicópata sin fuerza.
Tú te acercarías a golpearla
y ella, jodida magnolia, te rompería una mano.
(En el fondo, eres un tipo demasiado cordial para decir “no,
venga más tarde”).
Una pareja de jóvenes que viera semejante estupidez diría
“qué bella es la interacción de los seres deformes, ¿no, amor mío?”





IDEAS EXTRAÑAS SOBRE EL UNIVERSO
La ciencia dice:
el universo es homogéneo e isotópico.
Es decir: todo está repartido más o menos igual.
Un colibrí podría atravesar la noche
(un grumo de materia oscura)
aquí o en el planeta Oreo de Alfa Centauro.
Básicamente, no hay zonas ricas, ni pobres.
La socialdemocracia se impone en la química espacial.
Nadie ocupa un lugar selecto en el cosmos
y en cualquier dirección
hay el mismo tipo de cosas.
Por eso, da igual si beso tu nuca o tu ombligo
o la boca del vecino o los postes o las latas de supermercado
o la energía oscura que provoca la expansión del universo entre tus dientes.
Todo destino para los labios es irrelevante.
Irrelevantes son también los labios.
Y tú me lo preguntas,
justo cuando trataba de besarte
con un satélite averiado,
y quedabas deshecha, automóvil en marcha,
rellena de chicas gordas de un planeta
donde los seres sabotean cualquier cosa
que pueda escribirse alguna vez sobre ellos.

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