sábado, 16 de febrero de 2019

Raymond Carver

Tu perro se muere


Lo atropella una camioneta
lo encuentras al costado del camino
y lo entierras.
te sientes mal por eso.
Te sientes mal por ti,
pero te sientes mal por tu hija
porque era su mascota,
y lo quería tanto.
Siempre estaba cantándole
y lo dejaba dormir en su cama.
Escribes un poema sobre eso.
Lo titulas como un poema para tu hija,
sobre el perro al que atropelló una camioneta
y cómo lo fuiste a buscar
y lo llevaste al bosque
y lo enterraste hondo, muy hondo,
y ese poema resulta ser tan bueno
que casi te alegra que al perrito
lo hayan atropellado, si no nunca
hubieses escrito un poema tan bueno.
Después te sientas a escribir
un poema acerca de escribir un poema
acerca de la muerte de ese perro,
pero mientras lo estás escribiendo
oyes que una mujer grita
tu nombre, tu nombre de pila,
las dos sílabas,
y se te para el corazón.
Después de un minuto, sigues escribiendo.
Ella vuelve a gritar.
Te preguntas cuánto más va a seguir.



(Fuente: Bibioteca Ignoria)

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