Gasolinera
¡Ah, pero es sucia!
—esta pequeña gasolinera,
empapada de aceite, impregnada
de aceite, de una negrura
traslúcida, perturbadora.
¡Cuidado con ese fósforo!
El padre con un overol
sucio empapado de aceite
que lo corta bajo los brazos,
y varios hijos malcriados
y grasientos le ayudan
(es una gasolinera familiar),
todos completamente sucios.
¿Vivirán en la gasolinera?
Hay un porche de cemento
detrás de las bombas y en él
un juego de mimbre aplastado
e impregnado de grasa;
en el sofá de mimbre
un perro sucio, muy cómodo.
Algunas tiras cómicas dan
la única nota de color—
de cierto color. Puestas
sobre un tapete oscuro
cubriendo un taburete
(parte del juego), junto
a una gran begonia hirsuta.
¿Por qué la extraña planta?
¿Por qué el taburete?
¿Por qué, oh por qué, el tapete?
(Bordado con puntadas
formando margaritas, creo,
y grueso por el crochet gris).
Alguien bordó el tapete.
Alguien riega la planta,
o la engrasa, tal vez. Alguien
arregla las filas de latas
de modo que digan suavemente:
ESSO-SO-SO-SO
a los tan excitables automóviles.
Alguien nos ama a todos.
en Antología de la Poesía Norteamericana, 2018
Edición a cargo de José Coronel Urtecho y Ernesto Cardenal
Descontexto Editores
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