Tomar una Coca-Cola contigo
es todavía más divertido que ir a San Sebastián, Irún, Hendaye, Biarritz, Bayonne
o tener náuseas en la Travesera de Gracia en Barcelona
un poco porque con tu camisa naranja pareces un San Sebastián mejor y más alegre
un poco porque te amo, un poco porque amas el yogur
un poco por los tulipanes naranja fluorescente alrededor de los abedules
un poco por nuestras sonrisas cómplices frente a la gente y las estatuas
cuando estoy contigo es difícil creer que pueda existir algo tan quieto
tan solemne tan horriblemente definitivo como una estatua mientras que ahí enfrente
bajo la cálida luz neoyorquina de las 4 en punto vamos y venimos a la deriva
entre nosotros como un árbol que respira por sus lentes
y parece que no hay ni una cara en la muestra de retratos, solo pintura
de golpe te preguntas por qué diablos los hicieron
te miro
a ti y preferiría mirarte a ti que a todos los retratos del mundo
puede ser salvo por El jinete polaco de vez en cuando y total está en el Frick
que no visitaste todavía gracias a Dios así que puedo acompañarte la primera vez
y que te muevas con tanta gracia más o menos resuelve el Futurismo
igual que en casa nunca pienso en el Desnudo bajando una escalera o
cuando ensayo en aquel dibujo de Leonardo o Miguel Ángel que solía fascinarme
y de qué les sirven a los Impresionistas todas esas investigaciones
si nunca consiguieron que la persona indicada se parara junto al árbol al caer el sol
o para el caso a Marino Marini si no eligió al jinete con el mismo cuidado
que al caballo
parece que a todos ellos los privaron de una experiencia maravillosa
que yo no voy a desperdiciar y que por eso te estoy contando
en no llueve en california, 2016
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