A solas soy alguien.
En la calle, nadie.
A solas medito,
siento que me crezco. Le hablo a Dios.
Responde cóncavo el
silencio. Pero aguanta siempre, firme
frente al hueco,
este su seguro servidor sin miedo.
A solas soy alguien,
valgo lo que valgo. En la calle, nadie
vale lo que vale. En
la calle reinan timbres, truenos,
trenes de anuncios y
focos, de absurdos papeles. Pasan
gabardinas pasan
hombres "ene". Todos son hombres como uno,
pobres diablos:
gente. En la calle, nadie vale lo que vale,
pero a solas, todos
resultamos alguien. A solas existo, a solas
me siento, a solas
parezco rico de secretos. En la calle, todos
me hacen más
pequeño y al sumarme a ellos, la suma da cero.
A solas soy alguien,
valgo lo que valgo. En la calle, nadie vale
lo que vale. A solas
soy alguien, entiendo a los otros. Lo que existe
fuera, dentro de mi
doblo. En la calle, todos nos sentimos solos,
nos sentimos nadie,
nos sentimos locos. A solas soy alguien.
En la calle, nadie.
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