martes, 15 de enero de 2019

Daniel Fermani González


El sentido del caos


Si es verdad que el destello primigenio
surgió de un estallido en algún sitio
en un universo remoto y nuevo,
y allí nacieron la luz, las estrellas,
y allí se forjaron distancia y tiempo.
Si el caos fue el origen de la vida,
¿cuál es entonces la razón que mueve
al alma a buscar su propio martirio?
Tal vez si algún fragmento de aquel cielo
se hubiese dispersado en el vacío,
o si hubieran acaso eclosionado
el incierto sol, la Luna, la esfera,
no existiría el capullo ni la flor,
el pájaro voraz no habría nacido,
ni la mano que pintó la Gioconda,
ni la imaginación que soñó a Ofelia.
Tal vez estas palabras no hablarían,
no habría insomnio, pena ni desdicha.
¿Es entonces el caos el destino,
si del caos proviene la existencia?
Cuando llueve de noche el infinito,
y se hunden las preguntas en la carne
como gotas de llanto en la ceniza,
pienso que soy un error y un acierto,
un dado que rueda sin rumbo fijo,
hojarasca que el viento desordena,
sin piedad, sin final y sin sentido.

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