OSCURIDAD
Sólo ahora es la verdadera soledad,
cuando mis piernas bronceadas y desnudas dicen:
queremos descansar;
como a perros que no entienden que el hogar
es una quimera, que no hay
hogar, que el hogar
no es más que una idea,
una astilla,
un pedazo pequeño, inflamable, de madera, arrojado por la sierra
como desecho.
Qué felicidad, no entender
qué es el hogar. Envidio a mis bellas piernas
y a los perros.
La dulce ceguera de los embriones.
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en“Nayagua”, 2ª época, n.º 19, julio de 2013. Trad. del eslovaco, Alejandro Hermida de Blas. En la imagen, Eva Luka (Trnava, Eslovaquia, 1965) por Dirk Skiba.
(Fuente: Jonio González)
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