sábado, 30 de marzo de 2024

Jericho Brown (Luisiana, EEUU, 1976)

 

Salmo 150

 

Alguna gente, para creer, se engaña.

Pero yo sé lo que conozco: en la cumbre

del contacto imposible, mi hombre y yo

contenemos la respiración, seguros de poder parar el tiempo


o tal vez eliminarlo de nuestras vidas, que se acortaron

desde que aprendimos a hacer el amor el uno para el otro

en vez de hacérnoslo el uno al otro. Entre la alabanza

y la adoración, prefiero la última. Sólo la memoria


nos pone de rodillas, en silencio e inmóviles. ¿Me escuchás?

El trueno aterra. El rayo nos permite ver. Después,

cubierta la cabeza, esperamos la lluvia. Querido Señor,

permitime estar atento a su llegada y bajar la cabeza


y sacudirla como un hombre que ha perdido y vivido.

Hay algo que no deja de intentarlo, pero todavía no me matan.

 

 

  Traducción de Ezequiel Zaidenwerg



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