sábado, 30 de marzo de 2024

T. S. Eliot (EEUU, 1888 - 1965)

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East Coker

 

I
En mi principio está mi fin. Una tras otra
Las casas se levantan y se derrumban, se
desmoronan, se extienden,
Son arrancadas, destruidas, restauradas,
o en su lugar
Queda un baldío, una fábrica o un paso a desnivel. Viejas piedras para nuevos edificios,
Vieja leña para nuevas hogueras,
Viejas hogueras para las cenizas y cenizas
para la tierra
Que ya es carne, pieles y heces,
Huesos humanos y animales, tallos y hojas de cereal. Las casas viven y mueren.
Hay un tiempo para la construcción,
Un tiempo para habitar y engendrar
Y un tiempo para que el viento rompa el cristal
desprendido
Sacuda las maderas en que trota el ratón del campo
Y el tapiz en jirones donde se halla bordado
Un lema silencioso.
En mi principio está mi fin. Ahora cae la luz
A lo largo del campo abierto
Y oculta con sus ramas la honda vereda,
Vereda oscura en el anochecer
Donde uno se protege contra el talud cuando pasa un vehículo,
Y la honda vereda insiste en continuar
Hasta la aldea hipnotizada en el calor eléctrico.
En la neblina cálida la luz sofocante
Es absorbida, no refractada, por la piedra gris.
Duermen las dalias en el silencio vacío.
 
Esperan al búho que llega temprano.
En ese campo abierto,
Si uno no se acerca demasiado, si uno no se acerca demasiado,
En una medianoche de verano se puede oír
La música de la débil gaita y el tamboril
Y ver la danza en torno de la hoguera
La unión del hombre y la mujer
En bailes que significan matrimonio—
Un sacramento noble y útil.
De dos en dos, en conjunción necesaria,
Tomados de la mano o de los brazos
Como símbolo de concordia.
Dan vueltas a la hoguera
Saltan sobre las llamas o se unen en corros,
Rústicamente solemnes o en rústica risa
Levantan sus pesados pies en toscos zapatos,
Pies de tierra y arcilla que se alzan en el júbilo del campo
El júbilo de aquellos que están bajo la tierra
Desde hace mucho y nutren los cereales.
Llevan el tiempo, marcan el ritmo de su danza,
Como viven al ritmo de las vivientes estaciones,
El tiempo de las estaciones y las constelaciones,
El tiempo de la ordeña y el tiempo de la cosecha,
El tiempo de ayuntarse hombre y mujer
Y el de los animales. Pies que suben y bajan,
 
Comida y bebida, estiércol y muerte.
El alba ya despunta y otro día
Se dispone al silencio y al calor.
El viento de la aurora mar adentro
Ondula y se desliza. Estoy aquí
o allá o en otra parte. En mi principio.
 
 

Traducción: José Emilio Pacheco
 
 
(Fuente: Adriana Hoyos)

 

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