lunes, 25 de diciembre de 2023

Jessica Abughattas

 

«Semántica»

Traducción de Juan Carlos Villavicencio





Cuando llegó el censo,
       nos llamaron caucásicos.
Cuando fuimos a la escuela,
      nos llamaron árabes.
Cuando conocimos a los árabes,
      nos llamaron católicos.
Cuando la marca Athenos empezó a hacer hummus,
      nos llamaron griegos
y cuando hicimos spanakopita en Navidad,
      lo llamamos sabanegh.
Cuando hicimos cuscús marroquí,
      lo llamamos israelí
Y cuando cayeron las torres, éramos estadounidenses.
Y cuando las torres cayeron, tuvimos miedo.
Cuando nos preguntaron en el aeropuerto,
      éramos libaneses.
Y cuando las personas que nos preguntaron eran libaneses,
      fingimos el acento hasta llegar a nuestras respectivas puertas.
Cuando comenzó la guerra, éramos sirios.
He sido siria por tres años, desde que escuché a una niña de tres años
arrastrada a una tibia costa turca como una taza de café fría,
      recitando el Padrenuestro en su lengua levantina.
Cuando las iglesias ardieron y los coptos sangraron,
      fuimos egipcios durante décadas.
Cuando mi prima nació con rizos color arce,
      la llamamos rubia
y cuando queríamos novios y novias,
      nuestros padres nos llamaban estadounidenses
y cuando pasaron la prueba de historia y juraron sobre la Biblia,
llamábamos a nuestros padres estadounidenses.
Cuando los antepasados fundaron una nueva patria,
      llamaban a la gente que vivía ahí indios
Hicieron unas estrellas y la llamaron Estados Unidos
Después de las masacres, los llamaron nativos americanos.
Después de nuestras masacres, nadie nos llamó nativos israelíes.
Cuando elegimos a un presidente negro, lo llamamos progreso.
No odiamos a nadie,
      mi madre decía siempre,
Lo que odiamos es que nos llamen terroristas mientras cuidamos 
            la natividad
Lo que odiamos está siendo borrado de los mapas de Google
Lo que odiamos y que recibe cualquier otro nombre, todavía se llama 
            genocidio.
¿No somos todos palestinos?
¿En cuanto a que todos nos sentimos solos y sin nación cuando 
            estamos muertos
      reducidos a cuerpos, a ser tragados por la tierra?
En Estados Unidos, los indígenas estuvieron confinados en reservas 
            hasta 1924
En Estados Unidos todavía lo llaman Departamento de Asuntos Indios
En Estados Unidos lo han llamado Gaza, Cisjordania, 
            los territorios palestinos
En Google Maps no los llaman para nada así
Cuando le preguntan a mi abuela de dónde es,
ella responde en un inglés entrecortado
¡Belén, donde nació Jesús!
Estoy dispuesto a corregirla.
Ella es de Palestina, donde nació tu Jesús,
donde caminó tu Jesús, donde hacen explotar
      a nuestros hijos con fósforo.
Ella es de Palestina, tierra de Mahmoud Darwish, del café turco,
      y del falafel más fresco que jamás hayas probado.
Díganlo por el maestro de secundaria que dejó claro un punto
al pronunciar mal mi apellido: Palestina.
Díganlo por el censo de Estados Unidos que nos llama blancos: Palestina.
Díganlo por el locutor tartamudo: Palestina.
Díganlo por el inepto profesor de historia: Palestina.
Díganlo por los desafiados bíblicamente: Palestina.
Díganlo por el pequeño niño nacido en un pesebre: Palestina.
Díganlo por la gente de la última fila: Palestina.
Díganlo por la gente de la primera fila: Palestina.
Díganlo y díganlo una y otra vez, las letras
se vuelven más suaves en su boca.
falasteen, ya bladi*
Cuando mi abuela está cansada, suena como una golondrina
revoloteando hacia afuera de su garganta




* Palestina, mi país.











Semantics

When the census came, they called us Caucasian. When we went to school, they called us Arabs. When we met the Arabs, they called us Catholics. When Athenos brand started making hummus, they called us Greek and when we made spanakopita on Christmas, we called it sabanegh. When we made Moroccan couscous, we called it Israeli And when the towers fell, we were Americans. And when the towers fell, we were afraid. When we were asked at the airport, we were Lebanese. And when the people who asked us were Lebanese, we feigned the accent all the way to our respective gates. When the war began, we were Syrians. I have been Syrian for three years, since I heard a girl of three washed up on a tepid Turkish shore like a cold cup of coffee, reciting the Lord’s prayer in her Levantine tongue. When churches burned and the Copts bled, we were Egyptian for decades. When my cousin was born with maple-colored curls, we called her blonde and when we wanted boyfriends and girlfriends, our parents called us Americans and when they passed the history test and swore on the Bible, we called our parents Americans. When the forefathers founded a new homeland, they called the people who lived there Indians They fashioned some stars, and they called it America After the massacres, they called them Native Americans After our massacres, no one called us Native Israelis. When we elected a Black man president, we called it progress. We don’t hate anybody, my mother always said, What we hate is being called terrorists as we tend the nativity What we hate is being erased from Google maps What we hate is by any other name, still called genocide. Aren’t we all Palestinian? In the way we are all lonely and nationless when we are dead reduced to bodies, to be swallowed up by the earth? In America, indigenous people were confined to reservations until 1924 In America they still call it the Department of Indian affairs In America they’ve called it Gaza, the West Bank, the Palestinian territories On Google maps they don’t call it anything at all When my grandmother is asked where she is from, she answers in broken English Betlehem, where Jesus born! I stand to correct her. She is from Palestine, where your Jesus was born, where your Jesus walked, where our children are blown up with phosphorus. She is from Palestine, land of Mahmoud Darwish, Turkish coffee, and the freshest falafel you will ever taste. Say it for the middle school teacher who made a point of mispronouncing my last name: Palestine. Say it for the U.S. census that calls us white: Palestine. Say it for the stuttering newscaster: Palestine. Say it for the bumbling history professor: Palestine. Say it for the Biblically challenged: Palestine. Say it for the little child born in a manger: Palestine. Say it for the people in the back row: Palestine. Say it for the people in the front row: Palestine. Say it and say it again and again, the letters becoming softer in your mouth. falasteen, ya bladi When my grandmother is tired, it sounds like a swallow / fluttering outward from her throat


(Fuente: Descontexto)

 

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