martes, 26 de diciembre de 2023

Gabriel Arturo Castro Morales (Bogotá, Colombia, 1962)

 

ANIMALES DE FRENTE LLOVIZNADA.

Bestiario olvidado.



TRES LENGUAS 
 

Quisiera detentar tres lenguas diferentes:
una de escorpión maldiciente e infame;
otra de serpiente, quizás por mi tentación al demonio;
y una lengua de buey para enrollarla y liberarla como un golpe de mar que entra al perforar un portón sembrado en la orilla de la noche.
 
 
 

FIESTA
 

Antes de la danza de los animales el ladrón quiere robar el nido,
pero sólo encuentra piedras redondas que hieren sus manos.
El pájaro espía lo delata,
atrapa su figura,
ata sus muñecas abiertas al centro de la fiesta
e inventa una hoguera de plumas encantadas.
 
El reflejo del fuego brilla al interior de las pupilas
y la sombra del puñal persigue su cabeza. 
 
El Dios de los ladrones calla.
 
 
 

TRIGO
 

El tirano,
al quemar al sembrador
(un esclavo dócil que alguna vez
habló de sus sueños y sus manos débiles)
imaginó el hacha,
la vela de cera
y la hoguera,
pero ignoraba que las cenizas
engendrarían el trigo
y las heridas de los pies y el torso
sus granos morenos,
las raíces y la miel oscura,
los frutos de cáscara negra.
Ah, de pronto de las brasas,
de las brechas de la tierra
podría surgir también el vagabundo,
errante lobo de las sombras,
el inmortal, el indestructible. 
 
 
 

MOLINERO
 

Molinero: tu arcaico molino de cansadas aspas no retendrá más el viento ajeno, ni separará los granos rendidos de la cosecha. No. Él renovará la brisa sobre tu cabeza y cada brazo rodante o sus maderos de ciclones formarán un círculo al aire libre.
Es el tiempo vertical de la revelación, de la palabra frágil a viva voz, de tu humilde luminosidad de tu mañana, de tu raíz de palabra liquida que se hace en ti y despide toda humillación, incertidumbre, la sal de la tierra y el olvido de la sombra.
 
 
 
 

HECHURA DE HURACÁN
 

La noche cruje cuando se anda sobre ella
y palpita a la vez el cuerpo de quien huye.
Rabiosa rebeldía, sorda rebelión,
el error se convierte en camino,
por la noche se resguarda bajo cualquier dolmen.
¿Dónde había de vivir, sino en las landas salvajes
de los infortunados, perseguidos y proscritos?
Inútil el esfuerzo del condenado para ver el cielo,
de nuevo una celda de piedra en lugar de la pared doméstica,
el umbral y la muralla donde se fijan los ojos inocentes del vencido, el de la sombra rota y caída inmerecida.
No basta la correa de piel de toro,
ni la argolla fija de hierro,
su cuerpo se hinchará como un fuelle,
hechura de huracán,
remolino,
vuelo rastrero.
El guardia nocturno aplazará el sonido
y tormento de la cuerda. 
 
 
 

CERRAJERO
 

Los cristales de la oculta puerta (pequeño umbral escondido en lo más profundo) revelan el encierro, un ruidoso mar de laberintos. La oración y una porción de roca antigua no ayudan a la salida del cerrajero.
Entre la desgracia y la dicha, la caída inmerecida, el miedo y la alucinación, la bolsa del pelicano guarda la llave de la puerta
 
 
(Fuente: Facebook)

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