jueves, 25 de marzo de 2021

Mario Nosotti (San Fernando, Buenos Aires, 1966)

 

 

génesis

Me comí una mandarina
Las semillas brotaron de mi boca
Desde el labio pulposo se lanzaron al plato
Ése fue el fin del árbol y del fruto. De ahí, a la basura,
Y basta.





parto mular

 

El rasgo del ganado
se compone con trazos indecisos
su faena es un lamido oscuro
encuentros viscerales donde la mano
entra ceñida de ceguera
hasta tocar el borde del rocío.

Sin remilgos el tuerto sobre el heno
aún se tambalea,
envuelto con la manta placentaria
de su edredón marino.

Cada pequeño vaso, succiona un latiguillo,
y el ojo saca fuerzas de su propio derrame,
porque no tiene el gesto del
lamido, esa base de lija,
desde donde lanzarse. Alguien
la romperá de afuera sin embargo
e inundará la nieve su pequeño ofertorio.

Sale a un siglo de moscas, huele el aire
de jugos y llovizna; el pasto poco a poco
lo encamina por la puerta indeleble.

 




definiciones póstumas al paso

 

Las horas que se pierden se pierden
Ya doblamos la esquina
Lo mejor de la inocencia es la desilusión
Esas cosas las decía mi madre
La belleza del mundo es sin consuelo
Lo perdido perdido y lo pájaros
Perdiéndose en el horizonte
Una hora sin moverse. Una hora.
De curva calentada y duradera
Las cigüeñas son las hijas perdidas
Viajan en la tormenta
Mucho antes de eso cada tarde
Sobre esa casuarina
Aparecía siempre un colibrí. 

 




Comentario

I

Si tenemos en cuenta que Li-Po
y otros poetas chinos de la dinastía Tang
escribían principalmente de mañana
temprano y en el atardecer
poemas de ocho versos y poemas
truncados de cuatro versos
y que muchos de ellos fueron funcionarios
-poco tiempo si generalizamos-
como Wan Wei o el mismo
Li-Po del cual se cuenta
fracasó en la función pública
debido a su naturaleza irresponsable y su afición
al vino
veremos que un milenio después
natura habrá dejado en lo poetas
intactas ciertas huellas, propensiones.

II

Cierto es que
probablemente algunos
escribieran de noche
alumbrados por trémulas farolas
y mirando el estanque
el jardín de bambúes bajo lunas
como hay sólo en la poesía china
y muchos habrán sido
funcionarios brillantes
o hasta monjes budistas tal el caso
del poeta – pintor Wan-Li:
de sus poemas
se decía parecían cuadros
de sus pinturas
que eran poemas.
Escribió un poema llamado
El corral del siervo
que es también un lugar.




De Parto mular (Último Reino. 1998)

 

 

(Fuente: Música rara)

 

 


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