Musa del arrabal,
musa mistonga,
triste fruto del
vicio y la pasión,
nacistes destinada a
la milonga,
al arruyo de un
tango compadrón.
Piba bonita que el
andar taquero
te vende sin
pensarlo, sin querer,
y entre el mugre
piropo canfinflero
llegás hasta las
puertas del taller.
De ojos oscuros
donde brillan llamas,
trágicas llamas de
ansias homicidas,
está el pueblo que
sufre en tu mirada
con todas sus
pasiones contenidas.
La que luce en su
pinta milongona
mi florido percal
arrabalero,
(hay rezongos
tristones de bordonas
y cadencias de
tangos oriyeros).
Para vos estos
versos rantifusos
hechos de zurda, sí,
de corazón:
como a tu vida
triste, los impuso
el arruyo de un
tango compadrón.
(De "La crencha engrasada" - poemas bajos)
Poesía lunfarda
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