viernes, 27 de octubre de 2023

Ximena Rivera (Chile, 1953 - 2013)

 

Curatoría
msrperformance23
XIMENA RIVERA Ó
POETA1953•2013
CHILE
 
Puede ser una imagen en blanco y negro de 1 persona y gato
 
π

HE DEJADO DE CREER EN DIOS

 
 
El ícono, el dibujo se rompió
y la justificación ya no es posible.
 
El reposo y la identificación
con el cielo inefable
es solo ya
cuestión de pájaros.
 
La justificación e identificación con un Dios que nos ha creado a su imagen y semejanza ha terminado, el cielo ha quedado abierto, ya no hay sentido dado por una mismidad creadora.
Lo real desnudado y despojado deja espacio a la vida, los pájaros son los únicos que encuentran una identificación con el cielo, lo otro, lo radicalmente otro, los pájaros como imagen de esa otredad a la que nos enfrentamos cuando el ícono desparece y solo un pequeño dios, vacío y ausente, se conmueve y padece este amor
por lo irreductible.
 
El mundo para la poeta comienza a ser la presencia de lo radicalmente otro, que, sin sentido, desatado de su astro, se mantiene siempre lejos, distante de toda unidad
 
Es necesaria la destrucción del ícono para que lo naciente vuelva a formar parte de nosotros, de nuestra relación con el mundo o los mundos que se van manifestando en la apertura. Destruir la imagen de Dios es estar en espera de lo infinitamente-otro, lo danzante, el movimiento paradójico de lo real.
 
Matar a Dios, al ícono, para volver a dios, a lo primario.
 
 
 

YO RECUERDO UN ESTADO de la noche, una especie de olvido sumamente físico, un olvido cósmico, por decir algo, que para ustedes se manifiesta en sueños. Es una navegación que me lleva de mi nombre hacia la noche, noche abajo; un viaje nocturno, una ruta por un brazo de la noche, que soy yo misma. Me digo Ximena para reconocerme, me nombro, y lo olvido. Ya sé: es la locura que viene, y en el río de aquella noche lloro con un llanto que corta la piel y reseca la lengua. Cuando salgo de puerto, de inmediato reconozco el hecho insólito de una nueva lengua: me creo en otro país, por lo tanto, estoy en otro país; ningún nombre está sujeto a sus cosas, los nombres están salidos, idos de sus cosas. Todo es intercambiable, pero en un principio entendible y aceptable. Por ejemplo: la calle es un río, la pared un árbol, mi bebé un ícono.
 
 

¿ES VERDAD QUE NO PODEMOS PENSAR SIN PALABRAS?¿Es verdad que la vieja conjunción de palabras y de cosas, obviamente en su también vieja ligereza, lo altera todo?¿No será un vicio, un residuo?

Con claridad se piensa que el lenguaje constituye y funda, entonces él entra en mis dominios, en mi ámbito, como un caballero a caballo, invicto, sin derrota, incólume. A mí tanta perfección me disminuye, y la enorme palpitación de los lenguajes no me conmueve; más bien me producen un largo desaliento. Las primeras palabras -de la mañana, por ejemplo- me enferman.
Es entonces que reconozco que los lenguajes se exhiben, y lo que yo soy entre una modulación y la siguiente: se borra.
 
 
 

Mi ABUELA ACUÑA NOMBRES EN UN LIBRO GRANDÍSIMO: es un trabajo privado. Luego mira maravillada la profundidad del espacio celeste, y comprende lo tremendo del asunto. Se envuelve en su chal y guarda silencio; las polillas, debido a la luminosidad y brillantez de la tela, se estrellan contra ella también en silencio. Mi abuela enmudece y comprende lo tremendo del asunto. Cavila, y yo escucho cómo mi abuela enmudece doblemente su silencio. Luego, aborda un viejo automóvil que la llevará al centro de la ciudad. Mi abuela me mira, y comprende lo tremendo del asunto. Luego, el automóvil ahuyenta a unos perros de pelaje rizado a causa del aliento húmedo de la neblina.

 
 
 

CASA DE REPOSO
 

Los dolores se suceden y se repiten en Pompeya con una monotonía abisal.
Te diré que llegar aquí es difícil, hay una suerte de tiranía en el acceso. No sé cómo lo hice, las coordenadas cardinales y geográficas no las sé, pero sé el camino, cómo me conduje aquí.
Llegas a una especie de avenida, y a la gente de ese lugar le fluye algo por los ojos que no logro definir.
Lo que fluye no es una luz blanca, ni fluye un alma fuera en esos ojos: si al menos fuera un esbozo de sonrisa, no me daría ahora escalofríos el pasto que se quema en los inviernos, aquí.
La verdad de lo que fluye en este lugar es más bien la imagen de una boca, una boca desdentada que te besa, te da terror y te sostiene.
 
 
 

¿POR QUÉ LOS ANCIANOS Y LOS ENFERMOS son una carga hoy para nosotros? Algo que no nos interesa, que no es asunto nuestro.

Los niños son también una dificultad, pero de otra factura,
ya que sabemos que son la carne fresca que llevará nuestro pasado marcado a fuego en la memoria.
No sé cómo llegamos a esto, pero un poeta comentaba que no sabía de dónde venía la tristeza, y le preguntaba a un dios natural por ella.
Para mí la tristeza viene de Pompeya, y es una tristeza indiferente, como un amante estático con un cuerpo inerte y una sonrisa sub urbana.
 
 
 

EN ESTA CASA HAY ALGO SIMÉTRICO, algo pendular: si te mueves un poco hacia la izquierda, alguien se mueve a la derecha.

 
Es algo inconsciente, sabes, casi un reflejo. Somos enfermos, claro: estamos imposibilitados de recordar nuestro origen con claridad, y lo que queda como residuo es dejarse llevar por este espacio, y de múltiples maneras cumplir con los horarios.
 
Yo, por mi parte, tengo la noción de que recordando tendré un poco de sanía, pero recordar siempre ha sido decir la verdad, y no creo que seamos capaces de nombrarla. Si tan sólo esta gente, estos extraños cantaran, pero no, sólo miramos el vacío.
 
Si sólo existiera aquí un pasajero que trajera un vislumbre, un recuerdo vivo a este lugar, habría esperanza, pero no.
 
Sólo tenemos aquí la parodia del amor, la parodia de ese caos tan deseado, de esa angustia feliz, como un universo en su plenitud, que nos lleva a un frenesí anclado a un orden.
 
Pero basta, basta de todo esto. Estoy lejos de toda armonía, de toda serenidad aquí en Pompeya. Siempre vuelvo los ojos en torno mío, y he sentido ahora una monstruosa, una indescifrable apariencia, rodeada, sitiada por otras apariencias, tan incomprensibles: todo tan feroz, tan desgraciado, quizá como yo misma.
 
 
 

LA CASA ES DE MADERA, ES MÁS BIEN una hilera de medias aguas en un sitio rodeado de palos con enredaderas que ficcionan una reja. El dinero es importante aquí, lo percibo por sus necesidades, y la gente me parece buena.

En el umbral de la pequeña sala no sé si sigo viva, nadie me contiene en su memoria, por lo cual hago un trato ventajoso –y por otra parte, el pacto lo hago con mi corazón y mi memoria.
Un detalle perturbador: ellos creían que iba a dejar ahí a alguien enfermo o anciano de mi familia. Luego, reflexioné que ni siquiera a mi padre dejaría en este lugar, ya que busqué el último rincón en el que yo podría quedarme.
Y me di cuenta que la casa de reposo, literalmente, es una barraca militar en el vacío: horarios, deberes, esperas y abusos.
Ya me busqué un lugar que representara una madre maligna, una madre abusadora
desde el primer día, para poder vivir.
¿Lo crees?
Luego, en mis noches de insomnio, crecía y crecía la percepción de que había un dios en aquella casa, que me seducía pobremente a pasar ese umbral.
No pretendo que este escrito te guste, pero en esta casa, te guste o no, se anuda Chile y nuestro destino –con su dios feo, ese dios de tantos chilenos–, que me grita en este instante: entra, te quedarás.
 
2
Sabes que debo escribir Y someterme a las leyes
Instructivas del lenguaje
La cosedura del entramado
Se notará siempre
Pero quisiera omitir aquí tu voz
Y esa discreta tendencia
Ese sarcasmo vagamente higiénico al cual recurrimos
Con esa establecida finalidad que sólo hoy empezamos a valorar
Me defines como una depredadora
Esta vez no te concederé la razón
Porque la dificultad para esto radica
En las toallas calientes que soportan mis brazos
Y en esas toallas heladas que soporta mi frente
(Por otra parte sabemos Que las definiciones toman vida propia)
Por eso mi pelo cae sobre tu frente
Y no hago ningún esfuerzo
Para que este instante sea distinto de lo que es
Ahora bien
La joven estudiante
Inquietamente ve delante de sus ojos
Un número determinado de vivencias
Un número calculado de vivencias para su estabilidad
Y disponible para sus sentidos
Esto no lo sabe ella
Pero es extremadamente claro
No hay ambigüedad
No hay elección
Pero si repican los relojes con indolencia
O incluso bajo influencias frías
Reagrupamos esos acontecimientos
Es probable que lo irreparable
Continuamente aplastado
Salte delante de nosotros
Con esa necesidad que tiene de imprecarnos con dureza
El porque arrastramos
A ese que cumplirá con todos nuestros recuerdos después
 
Te ríes desafiando este acontecimiento
Te ríes de mí frente a estas construcciones
Te ríes de mis artificios
Te ríes de ese coche fúnebre de mi sueño
Pero mendiga sólo de ti puedo esperar algo
Puedo esperar descender rápidamente por una ladera de la ciudad
O puedo hacer creer en esta pantomima
Que puedo concederte un grado de seguridad tal en esta farsa
Que amortigüe el miedo que sientes como una imperfección
Además tú sabes muy bien
Que si omití nuestros vicios
O no dejé que se vieran
Fue porque quise comportarme
Como la más alta clerecía
Pero forcé el poema mendiga para quitarte algo
Algo que me calme esta lógica
Que me llama a seguir con estos supuestos de siempre
En esta noche tórrida de verano
 
 
πre RÍOS√2020
 
 
(Fuente: Marcelo Sepúlveda Ríos)

 

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