martes, 12 de junio de 2018

Gerardo Deniz (México)


Inquisición



NO ES EL AMOR QUIEN MUERE
SOMOS NOSOTROS MISMOS.


No cura el tiempo. El tiempo verifica.
Cuando llame
abrir pronto,
que se instale en la cocina a calentar hierros y aceite, prestarle las tijeras, la piedra de amolar.
Luego, en el patio, en medio del círculo aterrado de niños y vendedores ambulantes,
aullar a cada gota ardiendo, convulsionarse bellamente bajo cada sabia incisión hecha pour voir
y al fin dar las gracias -no cuesta- por el certificado (válido hasta mañana):
que aún vive, que aún le vuelve la saña;
hay tejidos chirriantes; otros, aunque cedizos, responden todavía.
(Me agradecen que aquello pasó
-aquello que dolía por las tardes bajo mi filo perpetuo
disfrazado de esquina, de fecha, de cáscara-,
sin saber que ahora es signo de miasis en progreso; no asunto nuestro ya.
Huyendo de mis pruebas dio a la muerte una parte
y me llaman -otra vez- curalotodo. Yo no curo. Ni mato. Yo sólo
verifico.)



(Fuente: El hombre aproximativo blog)

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