martes, 22 de mayo de 2018

Michael Dransfield (Australia)


“El día una vez”

 


Para el artista de los medioambientes el tiempo también
debe ser flexible.
 
 
La gran ciudad tiene cien millones de cuartos de modo que cualquier combinación
es posible
en un minuto el cielo es sangre y en el siguiente es gris
algo sucede un edificio cae uno se alza hay
guerras
nadie gana las acciones suben sueldos precios políticos visitan
suiza el clima es saludable allí y convierte
todo en oro
leonardo cabalga con los borgia esperando libros esto será
contra él
cabalga un caballo blanco no toma parte en la matanza
a veces
diseña una máquina de sitio lamenta las ciudades en ruinas le
darán un castillo
necesidad histórica: para entender una persona hay que llegar a ser esa
persona
en el océano
en el centro del cielo
nada se mueve
pureza total
el ojo del huracán
y en el desierto
un hombre quemado por el viento
camina en la noche hacia rigel
el planeta gira es un molino nada se detiene nada
debe ser enfrentado
en un lado las fábricas hacen corazones sangrantes en el otro
estrellas rojas
estos son sus totems el masoquista adorado las
chispas del fuego del fusil
después que comienza la destrucción, todo, incluso la regeneración
es movimiento
hacia la muerte los pobres construyen sus barriadas sobre la tierra y
los ricos van a cazar
nada debe vivir incluso cazan los insectos un pájaro hecho
por el hombre se eleva hacia lo alto
para esparcir muerte en los campos
el escritor de literatura está en su cuarto y ha cerrado la
ventana
la música de un parlante ahoga los gritos y el fuego de artillería escribe
con mucho afán
no se oye la puerta detrás de él que se abre ni la estrella roja
que sigue
 
 
 
(Fuente: El hombre aproximativo blog)


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