De acuerdo
DE acuerdo.
Os acepto que demostréis
con ecuaciones y múltiples algoritmos
que me queda tanta vida por delante
como la que he dejado atrás.
Pero reconoced conmigo cuán diferente es.
Ahora todo es cuesta y silencio.
Atrás quedaron amapolas,
grillos y mariposas,
risas de colegiales,
besos nuevos de amantes ocres,
besos ocres de amantes nuevos,
lecciones y errores,
poemas y verdades.
Ahora se me cansa la vista
y las estrellas no titilan,
nadie va abriéndose camino,
es gris y pedregoso el tránsito,
y no hay música que acompañe
la fiesta en una esquina del alma.
Los colores se van desnudando,
desmenuzándose las ausencias,
te dan la mano para que no te tuerzas.
Lo que era novedad, ahora desgana.
Lo que en ti latía, se amortaja.
Anochece antes. Se acortan los días.
No hay orquestas ni guías
(Aunque, si mirara atrás,
sé que me acompañarías
a una corta y prudente distancia).
No se hable más: dejémonos gozar
por estas sencillas alegrías
del pan que me das, de sus garantías.
Ya no hay atascos que nos confundan.
Todo es vértigo y aguacero.
Las dudas que anoche te persiguieron en sueños
se convierten al despertar en certezas.
Nubla tu gesto el porvenir.
Llevar contigo el álbum de fotos
que salvaste de sucesivos incendios.
Todo lo que te resta es sorpresa.
Todo lo que sueñas, pasado.
Mires hacia donde mires,
permaneces en el mismo laberinto
por el que siempre has divagado.
Y una pregunta comienza
a obsesionarte mientras avanzas:
si este sendero en cima concluyera,
¿qué se verá desde lo alto de ella?
¿Cómo harás para descender después
por la cara sur de la ladera?
Y lo más importante de todo;
si vas en continuo ascenso,
¿por qué cada vez hay menos sol?
¿Por qué se enfrían más rápido las memorias?
En Ventana de emergencias
Huerga & Fierro editores
(Fuente: Papeles de Pablo Müller)
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