jueves, 25 de agosto de 2022

Nicolás Pedretti (Mar del Plata, Argentina, 1984)

 

Ropero

 
 
 
Conocí a un flaco re copado jugando a la pelota en Boedo.
Le pregunté cómo se llamaba.
Fabián Casas, me dijo.
Fabián Casas y yo charlamos un montón.
Después, fuimos a mi casa
a tomar un refresco.
Pero apenas entramos, se metió adentro del ropero.
Vení, métete conmigo, me decía,
que si olemos mucho
aparecemos en la comarca del señor de los anillos;
está todo bien, soy amigo del chabón, me publicó un libro.
Zarpado Fabián, a mí me re cabe Tolkien.
Entonces me metí. Empezamos a oler la ropa
y aparecimos en un bosque.
Dejamos el ropero escondido bajo unas ramas
y partimos hacia la comarca.
Caminamos un rato, hasta que nos cruzamos con el enano Frodo.
Nos saludamos y nos invitó a comer a su casa.
Comimos muy bien, sopa de hongos con pedacitos de cangrejo.
Cuando terminamos de comer, nos invitó a su habitación a fumar.
Fumamos un porro galáctico, re fuerte.
La estábamos pasando re bien,
Fabián no dejaba de sonreír y de decir cosas hermosas.
Hasta que de pronto, Frodo se puso en bolas y empezó a ponerse re pesado.
Estaba re porreado y nos quería dar masa.
Vámonos Fabián, le dije, Frodo está re loco.
Bueno dale, me dijo, éste tiene una obsesión con el anillo,
pero con el anillo de carne.
Corrimos hasta el bosque y nos metimos en el ropero.
Empezamos a oler y volvimos a casa.
Le pregunté si quería salir y quedarse a comer.
Me dijo que no, que tenía muchas cosas para hacer.

Se metió en el ropero y desapareció.
Después, a la semana, iba caminando por la calle
y un amigo me dice:
“mirá, ahí va volando un ropero igual al tuyo,
con unos flacos arriba”.
Y yo le dije, sí, uno se llama Fabián Casas, el otro Frodo
y son los Reyes del anillo.
 
 
(Fuente: El Hombre aproximativo) 

 

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