Uno,
en los sueños,
sin costillas ni ojos,
daga sin plumas,
arrastrado,
en vuelo y totémico;
uno
entre fieras
y flechas,
fresco de agua
y blanco de dientes,
momificado,
titán o gusano,
empetrolado,
esperma de sodio,
acongojado
y desacongojado
según
bala que no sale
o cera en lo ojos;
uno,
desnudo y ventral,
cubierto de pelos,
jergas y gruñidos,
enterrado hasta el cuello,
alambre y suspiro,
principal o catarro;
uno,
Calvino y Moliére,
trompeta o fagot,
limpio y chiquero,
rico y pobre,
neutro,
huyendo del cielo
o cayendo y cayendo,
oh, cayendo;
uno,
de hocicos
en la ley de los purpúreos
o en jaula de carbón,
singular, autodeterminado,
hueco, material,
hacker, centella
o tres cosas en una,
sucesivo bajo luces,
quemado
en la negrura que nunca termina;
uno
en los sueños,
arroja palabras
al espacio
y las agarra en el vuelo,
o no,
retraídas,
desangradas,
chirles de uso,
subterráneas,
masangueadas,
en cuanto
engaño,
dado,
fruto podrido.
-Inédito-
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