lunes, 30 de mayo de 2022

Pablo Fidalgo Lareo (Vigo, España, 1984)

 


 

 

 

 

El perro en la puerta de la casa

 

 

El perro en la puerta de la casa

me ve y se tira al suelo contra la pared

para decir que quiere jugar ahora.

Lo acaricio con el pie y le hago cosquillas

y cuando dejo de acariciarlo se vuelve loco.

Necesita jugar porque la vida de un perro

en ningún sitio fue tan difícil como aquí,

 

Y, de pronto, mientras se revuelca veo que llora.

¿Está llorando porque está loco

o por el viento que no se para?

¿Hace el viento llorar a los perros?

¿Los enloquece hasta el llanto?

Nadie me lo explicó.

 

Este es un viaje del norte al sur

y de las personas a los perros.

Del miedo se sale con fascinación.

¿Sería suficiente para quedarme aquí

saber que podré jugar con este perro todos los días?

 

Tú no has estado nunca tan lleno de vida,

no has sabido esperar en la puerta de nadie,

no has tenido nunca un deseo de jugar

tan claro y tan urgente.

Y si lo has tenido, no lo recuerdas

por tu bien.

 

¿Ha venido a morir a la puerta de la casa?

¿Qué significa ir a morir a un sitio

que se parezca a un lugar?

¿Qué significa arraigarse

en el último momento?

 

Todo esto lo pienso mientras jugamos,

mientras miro cómo su cuerpo salvaje

se mueve bajo mis pies.

El perro tiene memoria del miedo que me daba

y que podría despertar en cualquier momento,

pero ni él ni yo damos ya nada por hecho

ni nada por perdido.

 

Tú y yo no nacimos para estar en casa

sino para elegir una puerta

y esperar que alguien quiera jugar.

¿Quién eres en la puerta de mi casa,

la vida o la muerte?

 

 

 


El perro en la puerta de la casa

 

Ediciones Liliputienses

 

(Fuente: Papeles de Pablo Müller)



 

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