domingo, 29 de mayo de 2022

Guadalupe Grande (Madrid, España, 1965 - 2021)

 

DE HOTEL PARA ERIZOS 

 

 

 

 

G A T A S   P A R I E N D O

 

 

 

Así escuchas  las  cosas  de tu vida  como  el  maullido de un

gato al fondo del jardín

 

Te  despiertas  de   madrugada  y  oyes  al  fondo  muy  fondo

ese remoto maullido de gato recién nacido

 

Y un verano y luego otro y otro más hasta llegar a esta noche

 

al fondo del jardín al fondo

 

Así escuchas las cosas de tu vida así escuchas las cosas del

mundo        a oscuras        de noche          palpando el

susto de no entender o el de no querer hacerlo

 

y ese gato no para de  maullar y es una pequeña  herida  no

sabes de qué no sabes de quién pero ahí está insis-

tiendo clamando  de  hambre  y  noche   al borde del

peligro  al borde del  abismo al  borde del jardín  Un

coche un faro luego nada

 

Y  continuarán  los maullidos más obcecados que tú y si  no

al tiempo al  próximo  verano  hasta la próxima ca-

nícula  sonido  desvalido  como  una  onomatopeya

tan poco lírica que no la puedes escribir

 

Qué pensaría nadie y quién  es nadie  al leer  esta onomato-

peya  tan líricamente  escrita tan  ridículamente so-

nora tan de viñeta de posguerra

 

pero suena cada noche

 

y tú para bordear la herida dices que así empezó todo con

una   onomatopeya  con   un  sonido   innombrable

como ahora el insistente maullido del gato  recién

nacido convocándote a dónde pidiéndote qué

 

O quizá  algo  peor  tal  vez  nada  te convoque y tan solo te

despiertas en medio de la noche para ser el preca-

rio testigo que no puede traducir una onomatopeya

Eso te dices para bordear la herida

 

Escuchas  el  maullido  del  gato   Has visto un hombre sin

brazos al borde de la limosna has rozado la pierna

perdida del animal en el pantalón doblado sobre el

muslo has comprendido que la muerte es un ramo

de rosas de plástico atado a un farol

y te has  preguntado  qué  palabra  no es una onomatopeya

indescifrable, una persecución en la sombra

 

Un verano  y otro  al  fondo  de la vida al fondo del jardín al

fondo del sonido

 

Y las  gatas  siguen  pariendo  sin  parar y paren onomatope-

yas que al fondo del jardín resuenan como las tablas

de la ley

 

 

 


En: Hotel para erizos

 

               Calambur

 

             (Fuente: Papeles de Pablo Müller)

 

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