jueves, 3 de junio de 2021

Francisco Díaz de Castro (Valencia, España, 1947)

 

 

Sentimientos morales

 

Los cuerpos bajo el sol suceden,
unánimes y jóvenes,
por arenas ardientes y rutilar de espumas;
confiados en la luz que los hace de oro
se miran, se desean, ríen, saltan,
o tendidos reciben la caricia del mundo.

Es el bello y vivaz presente eterno,
el sitio universal del gran acorde
que a veces nos es dado cuando, libres,
solo pura conciencia elemental,
nos volvemos materia deseante,
espuma que retorna en cada ola.

Bajo esta luz de mar, ahora mismo,
no hay más razonamiento que la piel.

 

 

 
John Coltrane, My Favorite Things, 1967

 

Es lo que da de sí una cancioncilla
en las manos de un genio.
Innumerables veces la ha tocado
y cada vez más lejos de una melodía
a la que le concede ahora solo un último guiño.

Ya nada queda del encanto aquel
con que Coltrane y Dolphy
rivalizaban en el sesenta y uno:
infernal alegría, juego cómplice,
una música en pos de novedades.

Ahora otra cosa suena en el solo sin fin
del My Favorite Things definitivo y libre:
en casi media hora el saxo
ronda del otro lado el todo inalcanzable,
la otra realidad. 
                            Porque aquí nadie importa,
John Coltrane toca solo para sí.

Eso es el arte, en suma,
con música, colores o palabras:
un hacer solamente para uno,
una interrogación
que no alcanza respuesta
y que alguien agradece, por ventura. 

 

 

 
Vieja fotografía de familia

 

Encontrada entre el polvo del desván
esta ritual fotografía antigua,
muy borrosa. No reconozco a nadie
y en el reverso no figuran nombres
ni consta fecha alguna.

Puedo identificar
la severa expresión del patriarca,
el rostro serio de los seis adultos
y a un niño que no mira, entretenido
con el perro tumbado que se lame.

Al fondo del salón burgués,
a la espalda del grupo,
entre lo que serían cortinajes,
sobre la chimenea con su reloj de bronce,
destaca claramente entre las sombras
la superficie de un espejo grande.

No hay reflejos en él ni muestra a nadie,
no es nada más que un blanco sin matices.
Así los que estuvieron en la escena:
tan solo un espejismo sobre la cartulina.

Es la nada que no guarda reflejos,
su epifanía cruel.

 


En Materia deseante

 

(Fuente: Periódico de poesía. Unam.mx.)

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