viernes, 27 de marzo de 2020

Habib Tengour (Argelia, 1947)


Poema de El tártaro del Kremlin (2018),


I. El barrio


Este tártaro no tiene cuatro dromedarios para viajar
Es lo que acostumbra decir            No sin algo de ironía
—hay irritación en repetirse
Justificar su inmovilidad
Dar todo tipo de explicaciones
Nadie las pide
No hay en esto supervivencia de ningún atavismo

Vivir como un nómada es un arte   el camello indispensable.




Los tártaros saben un poco de eso por lo alto
Lo que han contado fue clasificado patrimonio universal
No son los únicos sin embargo en haber
Desplegado una poesía erudita sobre esta cuestión

Y oasis para la sed según el adagio
Propiedad pintoresca nómada
La afirmación es categórica

Muerden poniendo fin a toda controversia.




Este tártaro no abandona        por así decirlo jamás
………………………………………el recinto del Kremlin.
Muralla derribada desde las jornadas de junio
Fosas rellenas  gigantescos bulevares periféricos
emplazamientos de mercados irregulomedarios.

Poco talentoso quizás oculta
Una estrategia de figuración
Veneno de fantasmagorías metropolitanas
Personaje reducido a pelele

No es divertido
Tampoco dramático

Sueña en su tugurio con descubrir el misterio
………………………………………de las espléndidas ciudades
Iluminaciones.



El poeta Habib Tengour.

La menor partida        apenas contemplada
Es rara             se revela como un rompecabezas chino

Es necesario reflexionar detenidamente                     mucho tiempo
Aburrirse         desmenuzarse carcomerse      perderse pensando
Para sacudirse

¿Cómo decidirse a partir?

Es complejo y exige energía en abundancia
Contrariamente a las ideas preconcebidas
O recibidas

Que tapan la luz en el muro al fondo del desván




Constantemente prepara planes detallados
Trazado a la perfección
Una precisión de mapa de estado mayor prusiano
Minuciosidad hay                   un compás en el ojo
A pesar de su tara genética

Trabaja en eso semanas          sin descanso

De pronto así presto súbito
Se da cuenta de que no hay ningún modo de concretarlos u
otro destino mirífico pasa por su mente
Y entonces                              ¿para qué todo esto?
¡Plup! ¡Cesto de basura!

Qué pena.


(…)

                           Traducción de Mariano Rolando Andrade




(Fuente: Vallejo & company)

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