domingo, 29 de marzo de 2020

Constantino Cavafis (Alejandría, 1863-1933)


Ítaca  

 

Cuando emprendas el viaje a Ítaca,
desea que el camino sea largo,
que esté repleto de aventuras y experiencias.
No temas a los lestrigones, ni a los cíclopes,
ni al encolerizado Poseidón.
Nunca encontrarás en tu camino nada semejante,
si tu pensamiento es elevado, si una emoción
selecta roza tu espíritu y tu cuerpo.
No encontrarás a los lestrigones, ni a los cíclopes.
ni al feroz Poseidón,
si no los llevas en tu alma,
si tu alma no los erige ante ti.

Desea que el camino sea largo.
Que sean muchas las mañanas de estío
en las que entres -¡con qué placer y con qué alegría!-
en puertos nunca vistos.
Que te detengas en los mercados fenicios
y compres excelentes mercancías,
nácar, corales, ámbar, ébano
y todo tipo de perfumes voluptuosos,
la mayor cantidad posible de perfumes voluptuosos.
Que visites muchas ciudades de Egipto.
Que aprendas y aprendas de los sabios.

Lleva siempre a Ítaca en tu mente.
Tu destino es llegar a ella.
Sin embargo, no realices el viaje con prisa alguna.
Es mejor que dure muchos años
y que, anciano al fin, arribes a la isla,
rico por todo lo que conseguiste en el camino,
sin esperar que Ítaca te conceda riquezas.

Ítaca te concedió el hermoso viaje.
Sin ella, no te hubieras puesto en camino.
Pero no tiene ya nada que darte.

Aunque la encuentres pobre, Ítaca no te engañó.
Con lo sabio que te has hecho, con tanta experiencia,
habrás comprendido, al fin, qué significan las Ítacas.

  incluido en  Antología de la poesía griega. Desde el siglo XI hasta nuestros días  (Ediciones Clásicas, Madrid, 1997, ed. de José Antonio Moreno Jurado).
(Fuente: Asamblea de palabras)

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