martes, 31 de marzo de 2020

Adrienne Rich (EEUU, 1929 - 2012)


Intentando hablar con un nombre





Afuera, en el desierto, estamos probando bombas,

por eso hemos venido aquí.

A veces siento un manantial
abriendo camino entre acantilados deformes
un ángulo agudo de entendimiento
moviéndose como el foco del sol
en este escenario condenado.

Lo que hemos tenido que perder para llegar hasta aquí –
colecciones enteras de elepés, películas que protagonizamos
rodadas en el vecindario, mostradores de reposterías
repletos de secas galletas judías rellenas de chocolate,
el idioma de las cartas de amor, de las notas de suicidio,
tardes en la ribera
fingiendo ser niños

Al venir hasta este desierto
pretendíamos cambiar la mueca de
conducir entre verdes pálidos cactus
caminando a mediodía en la ciudad fantasma
rodeados por un silencio

que suena como el silencio del lugar
pero que vino con nosotros
y nos es conocido
y todo lo que dijimos hasta ahora
era un esfuerzo por correr un tupido velo –
Al venir hasta aquí estamos enfrentándolo

Aquí fuera me siento más inútil
contigo que sin ti
Mencionas el peligro
y enumeras el equipo
hablamos de personas que se cuidan unos a otros
en emergencias – laceración, sed –
pero tú me miras como una emergencia

Tu calor seco se siente como un poder
tus ojos son estrellas de una magnitud distinta
reflejan luces que deletrean: SALIDA
cuando te levantas y caminas de un lado a otro

hablando del peligro
como si no fuésemos nosotros
como si estuviésemos probando cualquier otra cosa.
 
 
 
 
(Fuente: Descontexto)


Novalis (Alemania, 1772 - 1801)


EL EXTRANJERO 

 

Cansado estás y frío, oh extranjero, y no pareces
adaptado a este cielo. Vientos más calientes
soplan que en tu patria, y más libre
en otro tiempo se alzaba el pecho joven.
¿No expandía la vida allí su colorido
por el campo sereno y la eterna primavera?
¿No tendía allí la paz sus densos hilos?
¿No florecía allí eternamente lo que una vez brotó?
Oh, buscas en vano. Se ha hundido
aquella tierra celestial. Ningún mortal
conoce ya el sendero inaccesible
que el mar ha sumergido para siempre.
Muy pocos de los tuyos han logrado
ponerse a salvo del feroz oleaje. Están dispersos
aquí y allá, y esperan
mejores tiempos para reencontrarse.
Ten voluntad y sígueme. Te ha sido
favorable el destino que aquí te ha conducido.
Gentes de tu tierra hay aquí, y que en silencio
celebran una fiesta entrañable.
No puedes sin embargo entender cómo sus corazones
allí se unían. Ves brillar en sus rostros
inocencia y amor, igual
que en otro tiempo allí en la patria.
Más clara se alza tu mirada. La tarde se despliega
como un sueño amistoso, y transcurre veloz
en dulce charla, y entre tanto
tu corazón se funde con la bondad que reina.
Mirad. Está aquí el extranjero. De una misma tierra
a la que pertenecéis se siente desterrado. Horas sombrías
han pasado por él. Muy pronto
se ha acabado para él el día feliz.
Con gusto permanece entre los suyos.
Feliz celebra entre ellos la fiesta del hogar.
La primavera, que fresca florece
en torno de sus padres, le cautiva.
Vuelva a celebrarse la fiesta entre nosotros,
antes de que la madre, disgustada, se aleje
de los hijos que lloran, y por sendas oscuras
siga al guía que la lleve a la patria.
Que el hechizo que estrecha vuestro lazo
no ceda, y los que lejos están
lo disfruten también, y todos juntos
caminéis felices por un mismo camino.
Esto es lo que el huésped desea, pero ha hablado el poeta
en su lugar, porque prefiere permanecer callado
cuando está contento y anhela la venida
de los seres que quiere y que están lejos.
Permaneced amables con el extranjero.
Escasas alegrías le están deparadas.
Rodeado de personas amigas espera con paciencia
el día de su gran nacimiento.
(Fuente: La Parada Poética)

Wislawa Szymborska (Polonia, 1923 - 2012)



Anuncios clasificados

 

QUIENQUIERA que sepa dónde está
la compasión (fantasía del alma),
¡que lo diga!, ¡que lo diga!
Que lo cante a voz en cuello
y que baile como si hubiera perdido la razón,
alegre bajo el delicado sauce
siempre a punto de romper en llanto.
ENSEÑO a callar
en todos los idiomas
con un método contemplativo:
del cielo estrellado,
las mandíbulas del sinantropus,
el salto del grillo,
las uñas del recién nacido,
el plancton,
el copo de nieve.
DEVUELVO al amor.
¡Atención! ¡Ganga!
En la hierba de hace un año,
con el sol hasta el cuello
recostados mientras danza el viento
(coreógrafo de sus cabellos).
Para ofertas ver: Sueño.
SE BUSCA persona
para llorar
por los ancianos
que en los asilos mueren. Favor
de no solicitar por escrito
ni anexar ningún tipo de actas.
Se destruirán los documentos
sin acuse de recibo.
POR LAS PROMESAS de mi marido
—quien con todos los colores
del populoso mundo, su lenguaje,
su canción en a ventana y el perro de los vecinos
les hizo creer que nunca estarían solos
en penumbra, en silencio y sin aliento—
yo no puedo responder.
La Noche, viuda del Día.
(Fuente: La Parada Poética)

Serafín Delmar (Reynaldo Bolaños. Chile, 1901-1980)


Frente al mundo

 

 

N O S O T R O S
                             los hombres —los hombres
tambaleándonos de esquina en esquina

nosotros
              los miserables affiches del hambre
izado en cinco continentes enredamos puentes
a las distancias

              postes i miradores —el tiempo
resbala precipitado en los sentidos

              líneas al futuro sin estación

todas las primaveras en un cesto por sólo
diez centavos
                                      ausente de los ojos
los niños espurgando su miseria en el sol
que lame la tierra se tiñen la boca de
                                      e s p e r a n z a

el violín de las costillas afinado por el viento
derrama la emoción de la luz que se arrastra
ladrando a todos los costados
                           el paisaje máscara del dolor

en la noche emergen sombras dislocadas
                                                                    rombo de tumbos se
pasea e l  h o m b r e

en el vientre de las mujeres
                                                                    que pudieron ser madres
crece el derecho de matar
                                         arborecido — en sus raíces
duerme la P E S T E

                                         quiénes muerden?
LA PESTE LA MISERIA EL HAMBRE
                                                                    cinema arrancado i
frente a mí

yo
amarrado en un rincón
se quejan
                                                                    las cabelleras de mi pipa
                                         llegan los hombres
                                         los cristos
                                                                    flecha del pensamiento

sonríe en su tragedia la  H  U  M  A  N  I  D  A  D

pobres cristos
los ojos en los árboles colgados como frutos
                                         sostenían la noche
la noche que mecía sus cadáveres con las últimas
estrellas que picoteaban la mañana
 
 
 
 


en Radiogramas del Pacífico (1927), incluido en Antología de la poesía latinoamericana de vanguardia (1916-1935) (Ediciones Hiperión, Madrid, 2003, ed. de Mihai G. Grünfeld)
 
 
(Fuente: Asamblea de palabras)

Paulo Leminski (Curitiba, Brasil, 1944 - 1989)







Contranarciso


en mí
veo al otro
y a otro
y a otro
en fin decenas
trenes que pasan
vagones llenos de gente
centenas

el otro
que hay en mí
eres tú

y tú

así como
estoy en ti
estoy en él
en nosotros
y sólo cuando
estamos en nosotros
estamos en paz
aunque estemos a solas



°°°




aún
a la edad
de ya ser
yo mismo

aún
confundo
felicidad
con este nerviosismo



°°°


un día
uno iba a ser homero
la obra nada menos que una ilíada

después
viendo el paquete
alcanzaba para ser un rimbaud
un ungaretti un fernando pessoa cualquiera
un lorca un éluard un ginsberg

por fin
terminamos siendo el pequeño poeta de provincia
que siempre fuimos
por detrás de tantas máscaras
que el tiempo trató como flores



°°°




un poema
que no se entiende
es digno de nota

la dignidad suprema
de un navío
perdiendo la ruta 


lunes, 30 de marzo de 2020

Kazimiera Iłłakowiczówna (Polonia, 1892 - 1983)



A SOLAS


Abrázame y ama… Estamos solos, solos…
…El vendaval recorre los cabellos, el vendaval agita las ventanas…
Tengo las manos frías, acudo a ti junto a las hojas
de jardines desiertos, a ti, y a la miel oscura de tus ojos.
Hasta aquí llegan del ventarrón las férreas trenzas…
…Cierra la ventana… Ya terminé los conjuros y embrujos dragoniles:
mi dragón se echará formando círculos –extraños arabescos–,
rosados como una concha o –si así lo decides– azules.
Con enormes patas escamosas cubrirá como con cubiertas funerarias
todo lo que alrededor existe –lejano e innecesario–,
todo lo que repica y castañea, silba y hace sonar cadenas,
todo lo que no es una hoja helada o un soplo de viento.


[Traducción: Lucía Málaga-Sabogal]



(Fuente: Tam Tam Press)

Aldo Pellegrini (Rosario, Argentina, 1903 - 1973)



La fiesta de las arañas



¿Ah sí, te has despertado?
una mañana prodigiosa abre de par en par las ventanas
el último árbol de la noche ha dejado una huella
sobre la piel de tu frente.

Sí, te has despertado
agitando tu manto de telarañas de sueño
ahuyentaste el tropel de ratas ciegas
que te roían dormida.

Ya estás despierta, ¿adonde vas ahora?
abandonas tu riqueza nocturna por el gran vacío del día
y con la pálida debilidad construyes tu marcha sin objeto.

Ya estás despierta, subamos
por la angosta escalera hasta el confín del tiempo
para sorprender allí a los minutos perdidos
fugados de la vida.

No
un brusco desaliento te detiene
frente al espacio sin cielo donde nieblas aterradas
con inexplicable dulzura
transforman en viento a los que avanzan.
Algas marinas de la esperanza
horas inútiles se ocultan tras la puerta dorada
las palabras se encadenan a un profundo secreto
el diamante del desaliento brilla hacia adentro
los que se atreven a sonreír pierden su lugar en el mundo.

¿Adonde vas sin mí? buscas tu fiesta única
tu borrachera de signos y cataratas
tu jaula de libertad
donde amigos desconocidos beben tus gestos líquidos
y el veneno te mira con ojos fosforescentes.
Prepárate para tu fiesta
la fiesta de las manos que se resquebrajan
la fiesta del sudor de los crujidos
allí donde el letargo de tu carne
se precipita en una oscura danza.

Tu fiesta es la fiesta de las arañas
que devoran ferozmente tu riqueza nocturna
para alimentar su miseria inagotable
allí sumergida en un olvido sin límites
comprarás motivos para tu risa
comprarás estruendo para llenar tu silencio










(Fuente: Zenda)

Aldo Pellegrini (Rosario, Argentina, 1903 - 1973)



La casa



La casa
es una sombra del vértigo
que agita las manos de los moradores de la espera
un único juguete
la máscara
delante del gato inexplicable
el ente que detiene las horas
la apacible inexistencia de la noche del tiempo
vive la multitud en uno
¿a quién puede sorprender
el gato inmóvil que contempla la espera?
las sombras cubren el muro de la pequeña ausencia
no existe la multitud no existe uno
sólo las manos que se sumergen cada vez más en la sombra
para beber con extraña avidez el cálido licor nocturno
¿a quién puede sorprender
la visita de la pequeña ausencia envuelta en su repetido vértigo?
la única vigilia de la máscara
que despierta a los ausentes
que detiene la hora del gato inexplicable
un rayo de luz
hace más profundas las sombras
la casa
cesa de girar
la inmovilidad se arranca la máscara.




(Fuente: La traición del hombre topo)

Serik Aksunkaruly (Kazajistán, 1950)


Monólogo de un lobo 

 

¡Odio al perro!
Lucho contra él.
Le ataco
y me entretengo...
Soy un salvaje de la inmensa estepa.
¡Qué extraordinario es el feroz salvajismo!

¡A galope tendido sin ninguna frontera!
¡No pueden detenerme!
Mi fuerza vive plena en mis adentros.
¡Sintiéndome canino resuelto me dirijo,
como si fuera un hombre con puñal de diamante!

Antepasados lobos,
no hemos dado la paz
a ningún pueblo desde entonces.
Aviento este olor acre
de batallas sangrientas con perros de la estepa.

Soplan agrias murmuraciones que al corazón ofenden.
La humillación es una maldición.
Nos dicen que tenemos del perro el mismo origen...
¿Es acaso verdad lobos-antepasados?

Al final llega la hora
de quedarme arrimado junto a un perro barcino...
¿Por qué guardáis silencio, antepasados-lobos,
con inflamado útero?

¿Por qué nada decís
si me habré de arrimar junto a estos enemigos?
Me conmueve la tierra
y las voces de perros ladradores...
 
 

incluido en Antología de la poesía kazaja contemporánea (Siglos XIX, XX y XXI) (Ediciones Vitruvio, Madrid, 2017, selec. y trad. de Justo Jorge Padrón). 
 
 
 
(Fuente: Asamblea de palabras)

domingo, 29 de marzo de 2020

Gabriela Vargas Aguirre (Ecuador, 1984)


Mami, por qué seguimos en pijama?



Mami, por qué seguimos en pijama?
Explicarte verbos tristes como ¨encerrar¨
será lo primero que te diré.
Luego, que para salir falta un número incierto de lunas
Es así el tiempo algunas veces, otras, lo medimos en tablas de mar.

Las horas son canciones infantiles sobre gatos que no escapan por los techos.

Este es el encierro, Cora, confundir las cosas hasta decir; por ejemplo:
le tengo miedo a los monos.

La canción te hizo llorar.

Te digo: vamos a salir
Te pongo tus mejores ropas, daremos vueltas a la terraza
Serán diez
La perra nos seguirá como el sol
Subiremos las escaleras en un pie, te pondré tu disfraz de león
Huiremos de los hombres que reparten los tanques de gas
Y entonces estarás por primera vez en desacuerdo

Te veo llorar…

Mami, por qué te vas si seguimos en pijama?
Explicarte verbos tristes como ¨escapar¨
Es lo que aprenderás cuando me veas huir hasta el carro
para coger la botella escondida
que tengo hace días debajo del asiento.



(Fuente: El hombre aproximativo)

Raúl González Tuñón (Buenos Aires, 1905 - 1974)


El Poeta que murió al amanecer

 


Sin un céntimo, solo, tal como vino al mundo,
murió al fin en la plaza, frente a la inquieta feria.
Velaron el cadáver del dulce vagabundo
dos Musas: la esperanza y la miseria.


Fue un poeta completo de su vida y su obra.
Escribió versos casi celestes, casi mágicos,
de invención verdadera,
y como hombre de su tiempo que era,
también ardientes cantos y poemas civiles
de esquina y banderas.

Algunos, los más viejos, lo negaron de entrada.
Algunos, los más jóvenes, lo negaron después.
Hoy irán a su entierro cuatro buenos amigos,
los parroquianos del café,
los artistas del circo ambulante,
unos cuantos obreros,
un antiguo editor,
una hermosa mujer,
y mañana, mañana,
florecerá la tierra que caiga sobre él.

Deja muy pocas cosas, libros, un Heine, un Whitman,
un Quevedo, un Darío, un Rimbaud, un Baudelaire,
un Schiller, un Bertrand, un Bécquer, un Machado,
versos de un ser querido que se fue antes que él,
muchas cuentas impagas, un mapa, una veleta,
y una antigua fragata dentro de una botella.

Los que le vieron dicen que murió como un niño.
Para él fue la muerte como el último asombro.
Tenía una estrella muerta sobre el pecho vencido
y un pájaro en el hombro.





         La calle del agujero en la media



Yo conozco una calle que hay en cualquier ciudad
y la mujer que amo con una boina azul.
Yo conozco la música de un barracón de feria
barquitos en botellas y humo en el horizonte.
Yo conozco una calle que hay en cualquier ciudad.
Ni la noche tumbada sobre el ruido del bar
ni los labios sesgados sobre un viejo cantar
ni el afiche apagado del grotesco armazón
telaraña del mundo para mi corazón.
¡Ni las luces que siempre se van con otros hombres
de rodillas desnudas y de brazos tendidos!
-Tenía unos pocos sueños iguales a los sueños
que acarician de noche a los niños dormidos-.
Tenía el resplandor de una felicidad
y veía mi rostro fijado en las vidrieras
y en un lugar del mundo era un hombre feliz.
¿Conoce usted paisajes pintados en los vidrios?
¿Y muñecos de trapo con alegres bonetes?
¿Y soldaditos juntos marchando en la mañana
y carros de verduras con colores alegres?
Yo conozco una calle de una ciudad cualquiera
y mi alma tan lejana y tan cerca de mí
y riendo de la muerte y de la suerte y
feliz como una rama de viento en primavera.
El ciego está cantando. Te digo: ¡Amo la guerra!
Esto es simple querida, como el globo de luz
del hotel en que vives. Yo subo la escalera
y la música viene a mi lado, la música.
Los dos somos gitanos de una troupe vagabunda
alegres en lo alto de una calle cualquiera.
Alegres las campanas como una nueva voz.
Tú crees todavía en la revolución
y por el agujero que coses en tu media
sale el sol y se llena todo el cuarto de luz.
Yo conozco una calle que hay en cualquier ciudad,
una calle que nadie conoce ni transita.
Solo yo voy por ella con mi dolor desnudo
solo con el recuerdo de una mujer querida.
Está en un puerto. ¿Un puerto? Yo he conocido un puerto.
Decir, yo he conocido, es decir: Algo ha muerto.


Derek Walcott (Antillas, 1930 - 2017)



Fama

 


Esto es la fama: domingos,
una sensación de vacío
como en Balthus,

callejuelas empedradas,
iluminadas por el sol, resplandecientes,
una pared, una torre marrón

al final de una calle,
un azul sin campanas,
como un lienzo muerto

en su blanco
marco, y flores:
gladiolos, gladiolos

marchitos, pétalos de piedra
en un jarrón. Las alabanzas elevadas
al cielo por el coro

interrumpidas. Un libro
de grabados que pasa él mismo
las hojas. El repiqueteo

de tacones altos en una acera.
Un reloj que arrastra las horas.
Un ansia de trabajo.






 (Fuente: Vallejo & company)

José Martí (Cuba, 1853 - 1895)




Yo soy un hombre sincero


Yo soy un hombre sincero
De donde crece la palma,
Y antes de morirme quiero
Echar mis versos del alma.

Yo vengo de todas partes,
Y hacia todas partes voy:
Arte soy entre las artes,
En los montes, monte soy.

Yo sé los nombres extraños
De las yerbas y las flores,
Y de mortales engaños,
Y de sublimes dolores.

Yo he visto en la noche oscura
Llover sobre mi cabeza
Los rayos de lumbre pura
De la divina belleza.

Alas nacer vi en los hombros
De las mujeres hermosas:
Y salir de los escombros,
Volando las mariposas.

He visto vivir a un hombre
Con el puñal al costado,
Sin decir jamás el nombre
De aquella que lo ha matado.

Rápida, como un reflejo,
Dos veces vi el alma, dos:
Cuando murió el pobre viejo,
Cuando ella me dijo adiós.

Temblé una vez -en la reja,
A la entrada de la viña,-
Cuando la bárbara abeja
Picó en la frente a mi niña.

Gocé una vez, de tal suerte
Que gocé cual nunca: -cuando
La sentencia de mi muerte
Leyó el alcaide llorando.

Oigo un suspiro, a través
De las tierras y la mar,
Y no es un suspiro, -es
Que mi hijo va a despertar.

Si dicen que del joyero
Tome la joya mejor,
Tomo a un amigo sincero
Y pongo a un lado el amor.

Yo he visto al águila herida
Volar al azul sereno,
Y morir en su guarida
La víbora del veneno.

Yo sé bien que cuando el mundo
Cede, lívido, al descanso,
Sobre el silencio profundo
Murmura el arroyo manso.

Yo he puesto la mano osada,
De horror y júbilo yerta,
Sobre la estrella apagada
Que cayó frente a mi puerta.

Oculto en mi pecho bravo
La pena que me lo hiere:
El hijo de un pueblo esclavo
Vive por él, calla y muere.

Todo es hermoso y constante,
Todo es música y razón,
Y todo, como el diamante,
Antes que luz es carbón.

Yo sé que el necio se entierra
Con gran lujo y con gran llanto.
Y que no hay fruta en la tierra
Como la del camposanto.

Callo, y entiendo, y me quito
La pompa del rimador:
Cuelgo de un árbol marchito
Mi muceta de doctor.




Constantino Cavafis (Alejandría, 1863-1933)


Ítaca  

 

Cuando emprendas el viaje a Ítaca,
desea que el camino sea largo,
que esté repleto de aventuras y experiencias.
No temas a los lestrigones, ni a los cíclopes,
ni al encolerizado Poseidón.
Nunca encontrarás en tu camino nada semejante,
si tu pensamiento es elevado, si una emoción
selecta roza tu espíritu y tu cuerpo.
No encontrarás a los lestrigones, ni a los cíclopes.
ni al feroz Poseidón,
si no los llevas en tu alma,
si tu alma no los erige ante ti.

Desea que el camino sea largo.
Que sean muchas las mañanas de estío
en las que entres -¡con qué placer y con qué alegría!-
en puertos nunca vistos.
Que te detengas en los mercados fenicios
y compres excelentes mercancías,
nácar, corales, ámbar, ébano
y todo tipo de perfumes voluptuosos,
la mayor cantidad posible de perfumes voluptuosos.
Que visites muchas ciudades de Egipto.
Que aprendas y aprendas de los sabios.

Lleva siempre a Ítaca en tu mente.
Tu destino es llegar a ella.
Sin embargo, no realices el viaje con prisa alguna.
Es mejor que dure muchos años
y que, anciano al fin, arribes a la isla,
rico por todo lo que conseguiste en el camino,
sin esperar que Ítaca te conceda riquezas.

Ítaca te concedió el hermoso viaje.
Sin ella, no te hubieras puesto en camino.
Pero no tiene ya nada que darte.

Aunque la encuentres pobre, Ítaca no te engañó.
Con lo sabio que te has hecho, con tanta experiencia,
habrás comprendido, al fin, qué significan las Ítacas.

  incluido en  Antología de la poesía griega. Desde el siglo XI hasta nuestros días  (Ediciones Clásicas, Madrid, 1997, ed. de José Antonio Moreno Jurado).
(Fuente: Asamblea de palabras)

Roberto Raschella ( Bs As, 1930 )




Poema
 

Y fuera del tiempo, hay fiesta.
Ellos buscan sus cadáveres, ese tiempo.
La mujer en clausura
baja a los blancos patios.
Los espantajos no quieren levantarse, y se levantan.
En la brisa, en la líquida quietud,
un texto eterno el orden de la luz,
el grado de tristeza sobre la pestada sangre.
¿Por qué ocultaste hoy el temor al lamento?
Bulto de fabulosa Límina, bulto pleno
de un hombre solo. El hueso regresa al borboteo perdido.
Necesito la claridad de la sinovia estéril,
sus infinitas variaciones, el arcano
de bisabuelos, que ya no tienen nombres.
Y rueda el sonido, la sanguina lenta.
Los coloquios mudos, las caricias de mente.
Atados, atados. Mi espejo carnal,
una desnuda paz de abandono.
El naranjo es hondo, la alegría ha muerto.
Ángeles arruinados se acuestan y arrastran
a siglos malados, a un rubio cafarnaum de pasiones,
a una ceguera violenta. El riacho corre,
el común telar está deshecho, yemas de ocaso
amenazante. Regular, asidua, entre ruinas,
la exhalación de las madres. Sentir frío, ser cubierto.
La duda que empieza y es silencio.
[Nos reconocemos. Ni siquiera entiendes la extrañeza
–¿pero no es así más extraño?–:
el pez nuevo y claro de la feria ignota. En los hornos,
junto al espíritu de las semillas]
Resplandecían las mañanas caprinas,
los ópalos de silbidos en las campañas.
La malva no envejece sobre los muros,
sobre los pálidos oráculos. El espectro se hunde por el
                                                                              catarrato.
Un mismo silencio, de desesperados; el círculo se interrumpe.
Las plantas despilfarran vida:
suelo de octubre es, madre. Tus gufos llegan
a la ciudad destruida. Persiguen trópicos marinos y carnados.
Hilan tejidos secretos y un hastiado escribir,
resurrecciones, lejanas. [Sonaba el gloria en el harmonio,
y voces de campesinos oscurecidos, piedras lanzadas que
ensordecen de odio. Después granaba la tarde, la plaza,
los hombres, y saturados olivares desangraban]
Roen graves.
Descubrimos la verdad, la nada
de siempre por siempre. Apenas he vivido las leyendas.
Y alguien confi nado recoge la obstinada pobreza.
Meditar no es hacer.

Hay un trigo batido, y un ocre,
y la niebla que cierra. La consangre.
Piénsanos, madre, hasta el alba final.








(Fuente: Caína bella)

sábado, 28 de marzo de 2020

Rene Char (Francia, 1907 - 1988)








CUATRO EDADES



I
El otoño para la hoja
El agua hirviendo para el cangrejo
Y el favorito el zorro
Ebrio sobre los hombros luminosos de la Actriz
Adherido al balcón naranja
Un ventisquero de rizos
Acampa en la ansiedad de mi corazón.




II
He estrangulado a mi hermano
Porque no gustaba de dormir
Con la ventana abierta
Hermana mía
Dijo antes de morir
Pasé noches enteras
Mirándote dormir
Inclinado sobre tu brillo en el cristal.



III
Apretados los puños
Rotos los dientes
Con lágrimas en los ojos
La vida
Apostrofándome empujándome y riendo a medias
Yo espiga anticipada de las siegas de agosto
Distingo en la corola del Sol
Una yegua
Me abrevo en su orina.



IV
Mi amor es triste
Porque es fiel
No interpela el olvido de los demás
No cae de la boca como un diario del bolsillo
No es flexible en la angustia que en común se arremolina
No se aísla en las rompientes de la península simulando
pesimismo
Mi amor es triste
Pues está en la naturaleza turbada del amor ser triste
Como la luz es triste
La dicha triste
No has pasado libertad tus correas de arena.


Robert Desnos (Francia, 1900 - 1945)


Los espacios del sueño

 


En la noche están naturalmente las siete maravillas del mundo y la grandeza
y lo trágico y el encanto.
Los bosques se tropiezan confusamente con las criaturas legendarias
escondidas en los matorrales.
Estás tú.
En la noche están los pasos del paseante y los del asesino y los del guardia urbano
y la luz del farol y la linterna del trapero.
Estás tú.
En la noche pasan los trenes y los barcos y el espejismo de los países donde es de día.
Los últimos alientos del crepúsculo y los primeros estremecimientos del alba.
Estás tú.
Un aire de piano, el estallido de una voz.
Un portazo. Un reloj.
Y no solamente los seres y las cosas y los ruidos materiales.
Sino también yo que me persigo o sin cesar me adelanto.
Estás tú la inmolada, tú la que espero.
A veces extrañas figuras nacen el momento del sueño y desaparecen.
Cuando cierro los ojos, las floraciones fosforescentes aparecen y se marchitan
y renacen como fuego de artificios carnosos.
Países desconocidos que recorro en compañía de criaturas.
Estás tú sin duda, oh bella y discreta espía.
Y el alma palpable de la extensión.
Y los perfumes del cielo y de las estrellas y el canto del gallo de hace 2000 años
y el grito del pavo real en los parques en llamas y besos.
Manos que se aprietan siniestramente en una luz descolorida y ejes que chirrían
sobre los caminos de espanto.
Estás tú sin duda a quien no conozco, a quien conozco al contrario.
Pero que, presente en mis sueños, te obstinas en dejarte adivinar en ellos sin aparecer.
Tú que permaneces inasible en la realidad y en el sueño.
Tú que me perteneces por mi voluntad de poseerte en ilusión pero que no acercas tu rostro
sino cuando mis ojos se cierran tanto al sueño como a la realidad.
Tú que en despecho de una retórica fácil donde la ola muere en la playa,
donde la corneja vuela entre las fábricas en ruinas, donde la madera se pudre crujiendo bajo un sol de plomo.
Tú que estás en la base de mis sueños y que sacudes mi alma llena de metamorfosis
y que me dejas tu guante cuando beso tu mano.
En la noche están las estrellas y el movimiento tenebroso del mar, de los ríos, de los bosques,
de las ciudades, de las hierbas, de los pulmones de millones y millones de seres.
En la noche están las maravillas del mundo.
En la noche no están los ángeles guardianes, pero está el sueño.
En la noche estás tú.
En el día también.



(Fuente: El Hombre aproximativo)





Néstor Tellechea (Buenos Aires, 1962 - 2020)




por  decir



lo opuesto
la impaciencia
cualquier exclusividad
ramas tiradas en la calle
un dolor
dedos
un desbande de caballos
una muesca que nunca vio nadie
una cinta
un resplandor
palabras mojadas
que se romperían si se las quisiera levantar
vidrios sucios
un nene imaginado que corre y emociona
forrar un libro
chispas
una telaraña que te deja pensando
cuántos años puede llegar a tener
protocolos
aspereza de cañas inclinándose
espuma haciendo abanicos
que ahora ya son palmas de agua que resbalan
y vuelven
un cabeza dormida en un cine
nylon
rugido
emoción
una letra
la visita que se va
una foto
un boleto con barro
caricias
y alguien
que usa nada más que su voz
da la orden
y se apaga
el futuro
de todo

Carlos Latorre (Buenos Aires, 1916 - 1980)


Ciencia cierta

 


Un poema no se hace,
comparece;
va emergiendo como un islote que el mar pone lentamente en descubierto.
Un poema no dice nada de lo dicho ya,
grita, más bien,
como un apuñalado a quien el arma le revuelve las entrañas ferozmente.
Un poema no canta
ni encanta demasiado,
nos toma de la garganta como Jack, el Destripador en el estertor del consumado crimen de su negra imaginación. /
Un poema no explica
ni justifica,
nos somete como una borrachera desatada a medianoche en el estanco de un burdel.
Un poema no hace luz
ni oscuridad,
sin embargo enceguece como el sol cuando se lo mira cara a cara.
Un poema es gratuito como un accidente
y comprometedor como un crimen sin coartada.





(Fuente: Hugo Toscadaray)

Nazim Hikmet (Imperio Otomano, 1901 - Moscú, 1963)


El quinto día de una huelga de hambre

 



Si no consigo expresar bien, hermanos,
Lo que quiero decirles,
Tendrán que disculparme:
Siento algunos mareos,
me da vueltas un poco la cabeza.
No es el alcohol.
Apenas, es un poquito de hambre.

Hermanos,
Los de Europa, los de Asia, los de América:
Yo no estoy en prisión ni en huelga de hambre.
Me he tendido en el césped, esta noche de mayo,
Y los ojos de ustedes me miran de muy cerca,
lucientes como estrellas,
En tanto que sus manos
son una sola mano estrechando la mía,
como la de mi madre,
como la de mi amada,
como la de mi vida.
Hermanos míos:
Por otra parte, ustedes nunca me abandonaron,
Ni a mí, ni a mi país,
ni tampoco a mi pueblo.
Del mismo modo que los quiero a ustedes,
ustedes quieren a los míos, lo sé.
Gracias, hermanos, gracias.
Hermanos míos:
Yo no tengo la intención de morir.
Si soy asesinado,
Sé que entre ustedes seguiré viviendo:
Yo estaré en los poemas de Aragón
(en su verso que canta la dicha del futuro),
Yo estaré en la paloma de la paz de Picasso,
Yo estaré en las canciones de Paul Robeson
Y, sobre todo
y lo que es más hermoso:
Yo estaré en la triunfante risa del compañero,
Entre los cargadores portuarios de Marsella.
Para decirles la verdad, hermanos,
Yo soy feliz, feliz a rienda suelta.




(Fuente: Hugo Toscadaray)

Konstantinos Kavafis (Alejandría, Egipto, 1863 - 1933)


La ciudad

 



Dices: “Iré a otra tierra, hacia otro mar,
y una ciudad mejor con certeza hallaré.
Pues cada esfuerzo mío está aquí condenado,
y muere mi corazón
lo mismo que mis pensamientos en esta desolada languidez.
Donde vuelvo los ojos solo veo
las oscuras ruinas de mi vida
y los muchos años que aquí pasé o destruí”.
No hallarás otra tierra ni otro mar.
La ciudad irá en ti siempre. Volverás
a las mismas calles. Y en los mismos suburbios llegará tu vejez;
en la misma casa encanecerás.
Pues la ciudad es siempre la misma. Otra no busques -no la hay-
ni caminos ni barco para ti.
La vida que aquí perdiste
la has destruido en toda la tierra.



(Fuente: El hombre aproximativo)

Denise Levertov (Inglaterra, 1923 - EEUU, 1997)


 Adiós a la tolerancia






Poetas geniales, de rostros
rosados
e inspirada formalidad-
ustedes le han dado al mundo
algunos bocadillos bien elegidos,
porciones de lenguaje  
presentadas como se presentaría en el plato
un bife de chorizo
rodeado de una elaborada guarnición
y el postre:
torta de frutillas, cubierta con salsa de cerezas
flambeadas  en  calvados.
Adiós, adiós,
           no me importa
si nunca vuelvo a probar sus finos platillos,
tipos neutrales, que ven ambos lados de toda cuestión.
Tolerancia, cuantos crímenes
se cometen en tu nombre.
Y ustedes, buenas mujeres que hornean bellos panes,
donantes de sangre. Sus migas
se me atragantan en la garganta, no deseo
ni una gota de su sangre, bombeada
por débiles corazones, pulsos perfectos que nunca
modifican su ritmo: insensibles
a las pesadillas de  la realidad.
Es la sangre de mis hermanos, de mis hermanas
la que brota  a chorros y deja de fluir
para siempre
porque vos elegiste creer que esto no te incumbe.
Adiós, adiós,
sus poemas
cierran sus pequeñas bocas,
sus confituras se cubren de hongos,
una profunda grieta divide el terreno que nos separa, 
y ustedes no saludan, están mirando
hacia otro lado.
No habremos de encontrarnos nuevamente-
salvo que ustedes logren saltar la grieta,
dejando
detrás suyo los apreciados
gusanos de su desfalleciente pasión,
sus pálidas ironías,
sus festivas, violentas, burlonas, mesuradas
opiniones, 
sí, salten hacia aquí, ¿des-
mesuradamente? … entonces
como habrán de fluir
nuestras lágrimas fanáticas
y mezclarse
         por la alegría.
 
  (Versión Esteban Moore)
 
 
 
(Fuente: Alpialdelapalabra)

anónimo (Egipto, siglo XV)


¡Oh el esbelto! Ha tomado a la belleza... 

 

¡Oh el esbelto! Ha tomado a la belleza
por vestido. Y ella ha posado sus bordados
ornamentos sobre sus dos mejillas,
una suave pelusa aromada de almizcle.

¡Cómo sabe usar sus párpados,
el muy coqueto, el experto en artificios!
¿La mirada que filtran sus ojos?
Una flecha disparada al corazón
de sus víctimas, cuya perdición firma.

Unos pasos suyos, con ese contoneo,
y la vida cesa de latir en todos los corazones.
¿No es un milagro ver
que lo móvil
engendra lo inmóvil?
 
 


incluido en Amores iguales. Antología de la poesía gay y lésbica. Panorama general (La Esfera de los libros, Madrid, 2002, selec. de Luis Antonio de Villena, trad. de Luis Antonio de Villena).
 
 
 
 
(Fuente: Asamblea de palabras)

viernes, 27 de marzo de 2020

Mario Santiago Papasquiaro (México, 1953 - 1998)




La Poesía sale de mi boca…

 

Para Roberto Bolaño, al que presiento ya como mi Maharischi
e iniciador de 1 movimiento cuyo nombre ignoro
& en el cual prometo realizarme plenamente

La poesía sale de mi boca,
asoma las narices / el pene
a lo imprevisto /
el estremecimiento
el resplandor /
& la baba también
& los pelos arrancados a este tiempo
a fuerza de jinetearlo
& desatascarle su rodeo /
& la caspa / & la petrificación
de tantas de las yerbas y raíces
de este mundo / que antes de
morderlas nos vemos obligados
a escupir…
La poesía sale de mi boca,
de mis puños, de cada poro
resuelto de mi piel /
de éste mi lugar volátil, aleatorio /
testiculariamente ubicado /
afilando su daga / sus irritaciones
su propensión manifiesta a
estallar / & encender la mecha
en 1 clima refrigerador
donde ni FUS ni FAS
ni mechas ni mechones
ni un solo constipado
que merezca llamarse constipado,
ni 1 solo caso de Fiebre-Fiebre
digno de consignarse en este
mi inmóvil país
La poesía sale de mi boca,
con 1 pelambre & unas antenas
& unos ojos de mosca/
Con los gorjeos de 1 canario
enjaulado / & los bostezos
cacofónicos bostezos del cuidador
del zoológico /
Noche & día / Roja & negra
con los ovarios de 1 muchacha
con la voz ronca de 1 muchacho
con la mirada vacilante
pero rabiosa / hermosamente rabiosa
de 1 niño marica que no
quiere que lo escondan en 1
barril sin fondo
La poesía sale de mi boca
con la limpia negrura de la gasolina
con el brillo elocuente de 1 foco de 500 voltios
con la emoción & el orgullos
de unos bíceps
dueños de su mundo
(& dentro de la relatividad
del maestro Einstein):
Todopoderosos
Con los colores de 1 vestido
hecho con retazos de telas /
con los sonidos confundidos
caóticamente armonizados
de cientos & cientos de cláxons
distintos /
1 día de embotellamiento
en el periférico
Contra vendavales e inundaciones
(& de cierta manera a
favor de ellos)
contra casas de puertas cerradas
contra soles agusanados
contra cirrosis más allá
del hígado /
contra botellas de refresco
conteniendo urea /
contra niños & niñas
castrados / congelados
el día de su nacimiento /
contra las toneladas
de tierra & basura
que nos caen encima,
cuando lo que 1 quiere
es mostrarse alegre & hermoso
como demostración palpable
de 1 nuevo “renacimiento”
Saltando y corriendo con los
ágiles / poniendo 1 cerillo en
el fundillo de los lerdos /
planeando almuerzos & veladas
con los lúcidos /
poniéndole unas ganas
inmensas a la resolución
de las averías / de Aries a Piscis
de lunes a domingo /
de enero a diciembre
del día 1 al día 31
de tabla apolillada en el piso
a telaraña bailoteando sobre
el techo /
de reventazón en reventazón
de la impresión de 1 cavernícola
al conocer por 1ª vez a 1
mujer desnuda /
el última Ah de un “fulano
cualquiera”, cuando estalle la
3ª Guerra Mundial /
visitando enfermos
saludando sanos
conspirando bajotierra
saboteando sobretierra
deteniéndose / avanzando
apurando su trago
saboreándolo
gargareándolo
masajeándoselo
inyectándoselo
/ rascando, rasguñando
por 1 sol de medianoche
como 2 enamorados excarvándose
como 2 enamorados ensanchando
hasta sus últimas posibilidades
los significantes & el significado
del sistema Braille
como 1 borrachera de
girasoles en círculos / como 1
diadema de dalias la flor
favorita de Judith /
como 1 toque de mariguana
& tocas el Nirvana con las manos
mueves 1 dedo, & te das cuenta
arrancas el pasto & te sonríes /
gusano de maceta / gusano de
tierra roja que no te conocías /
Como 1 psilocibinazo galopante
que hace harina la piedra
de tus 4 paredes /
& te pone en la proa del cometa Kohoutek
& deja tu jarana al descubierto,
toda tu extensión
tu abreviatura,
lista a sacudirse /
a no olvidar la cólera justa
por las cabronadas injustas /
sino a enriquecerla
sino a fortificarle
la mecha al TNT,
sino a explotarle
a revirarle la pupila
Ahora canta el que lloró
hace rato
Grita / Salta / Monta / Eyacula /
el fulano aquel, ya dábanlo
por muerto /
Ahora los cantares duros
las cantatas suaves / las trompetillas
& el regusto de aquel que ha escupido
la tierra & las lagañas
con que habían tapádole los ojos /
La poesía sale de mi boca
a todo tranco de gerundio
a todo flujo de agua potable
a todo virus luminoso
a toda capacidad de contagio
Así va la poesía /
& para ella
no tengo sino alabanzas.

Jorge Boccanera (Bahía Blanca, Argentina, 1952)


SUMA

 


Los días no contaban para mí,
bastaba la palabra.
Yo escuchaba en cuclillas cómo alguna palabra
conversaba con otra.
No contaban los días.
Pero extravié palabras y los días me siguieron de
cerca con sus largos abrigos.
Yo iba mirando el suelo.
"Ese no cuenta el cuento", vaticinaron unos.
Yo no escuchaba a nadie, yo contaba con ellas.
Los días fueron como trapos mojados en los pies.
Habité días feroces porque perdí palabras.
Eran contadas y eran, al fin, las que contaban
El tiempo es implacable.
El que pierde palabras tiene los días contados.

Habib Tengour (Argelia, 1947)


Poema de El tártaro del Kremlin (2018),


I. El barrio


Este tártaro no tiene cuatro dromedarios para viajar
Es lo que acostumbra decir            No sin algo de ironía
—hay irritación en repetirse
Justificar su inmovilidad
Dar todo tipo de explicaciones
Nadie las pide
No hay en esto supervivencia de ningún atavismo

Vivir como un nómada es un arte   el camello indispensable.




Los tártaros saben un poco de eso por lo alto
Lo que han contado fue clasificado patrimonio universal
No son los únicos sin embargo en haber
Desplegado una poesía erudita sobre esta cuestión

Y oasis para la sed según el adagio
Propiedad pintoresca nómada
La afirmación es categórica

Muerden poniendo fin a toda controversia.




Este tártaro no abandona        por así decirlo jamás
………………………………………el recinto del Kremlin.
Muralla derribada desde las jornadas de junio
Fosas rellenas  gigantescos bulevares periféricos
emplazamientos de mercados irregulomedarios.

Poco talentoso quizás oculta
Una estrategia de figuración
Veneno de fantasmagorías metropolitanas
Personaje reducido a pelele

No es divertido
Tampoco dramático

Sueña en su tugurio con descubrir el misterio
………………………………………de las espléndidas ciudades
Iluminaciones.



El poeta Habib Tengour.

La menor partida        apenas contemplada
Es rara             se revela como un rompecabezas chino

Es necesario reflexionar detenidamente                     mucho tiempo
Aburrirse         desmenuzarse carcomerse      perderse pensando
Para sacudirse

¿Cómo decidirse a partir?

Es complejo y exige energía en abundancia
Contrariamente a las ideas preconcebidas
O recibidas

Que tapan la luz en el muro al fondo del desván




Constantemente prepara planes detallados
Trazado a la perfección
Una precisión de mapa de estado mayor prusiano
Minuciosidad hay                   un compás en el ojo
A pesar de su tara genética

Trabaja en eso semanas          sin descanso

De pronto así presto súbito
Se da cuenta de que no hay ningún modo de concretarlos u
otro destino mirífico pasa por su mente
Y entonces                              ¿para qué todo esto?
¡Plup! ¡Cesto de basura!

Qué pena.


(…)

                           Traducción de Mariano Rolando Andrade




(Fuente: Vallejo & company)

Joyce Mansour ( Inglaterra, 1928 - París, 1986)


QUIERO DORMIR CON VOS


Quiero dormir con vos, al lado tuyo
nuestro cabello entrelazado
nuestros sexos unidos
con tu boca de almohada
quiero dormir con vos, espalda con espalda
sin respiración que nos separe
sin palabras que nos distraigan
sin ojos que nos mientan
sin ropa.
Dormir con vos pecho contra pecho
tensa y sudando
brillando con mil temblores
consumida por la loca y estática inercia
estirada en tu sombra
martillada por tu lengua
hasta morir en el diente pudriéndose de un conejo
felíz.





(Fuente: Oficio de poeta)


George Rodenbach (Bélgica, 1855 - 1898)

 

Los enfermos en las ventanas




La enfermedad alcanza también a las pobres ciudades…
Unas van a declinar de un confuso y suave dolor;
apenas nacieron, pero sus campanas cobardes
son como los accesos de una pequeña tos…

Otras sufren, sin queja, de tener sin tregua sobre ellas
la sombra de un viejo campanario que las cerca.

Otras son simplemente ancianas en el ocaso,
las que son mayores, las de un tiempo pasado,
y cuyas aguas, entre su silencio estancado,
conservan tantos reflejos que las han adornado.

Las hay que antaño abandonó el mar
como un gran amor que se retira de pronto;
y, desde entonces, esas ciudades parecen estar
vivas sin vida, a algún navío pidiendo socorro.

En unas, es como un olor a carcomido;
en otras, es como si siempre hubiese llovido.

Las hay más impedidas que las ancianas,
cuyos muros tienen blanco de ropas anticuadas
y negros de vestidos de viudas solitarias.

Las de muros contrechos, frontones agrietados
tienen en ellas como arrugas de los años.

Las, jóvenes aún, cuyo crecimiento concluye,
las de terrenos desnudos donde no se construye,
el mal secreto de volverse púberes soportan.
Es su sangre que palpita al pulso de las farolas,
y en la torre que engaña a la esperanza del compás,
en la iglesia que permanece vana y sin terminar,
es su propia existencia también la que va a cesar.

Tal ciudad doliente está siempre en novena,
lugar de peregrinaje donde uno signa la frente.
Una declina y muere de una lenta anemia;
otra está pálida para siempre por alguna peste.

Otra es como una paralítica, sin la destreza
ni la dicha de los caminantes en ella.

Unas, su enfermedad es ser presa de las alcotanas,
amputándolas de sus viejos frontones, mutilados
sus ladrillos cuyo rojo está todo ensangrentado.
Otras, su enfermedad es ser presa de las campanas,
y en su calma y su silencio monacal,
el cuadrante del campanario asemeja una tonsura.

Las hay que debilitó un chorro de agua vertical
y que sufren de él como de una dolorosa rozadura…




(Fuente: Mariano Rolando Andrade)