lunes, 3 de marzo de 2025

Héctor Giuliano (Piamonte, Italia, 1947 / Reside en San Juan, Argentina)

 

En estas callejas
de miserias y perros
a la que pueden
y a la que esquivan,
en este Coquimbo
portuario
que brota
sucio entre Malls,
Casino Enjoy
y edificios playeros,
en este atardecer
de gaviotas cansadas,
el demorado abrazo
chorreó lágrimas.
Tras la ausencia
de 30 años,
enfermedades,
viudez,
un tobillo amputado,
infortunios,
desatinos
y atinadas técnicas
para darle fuerte a las garras
que tironean de la vida,
el abrazo
con el ahora Don Tabilo
fue la gloria,
con su "hágale la complacencia,
pero no a la comandancia";
nos caricaturizamos
y concordamos
en medio de ostiones,
salmones, piures y erizos,
vino y cerveza,
contra la hueca dialéctica,
el costumbrismo racionalista,
las nulas civilizaciones de oriente
y occidente
entomilladas
hasta el final.
 
Nunca entenderé
el Deep Chile,
nunca la otra cara
de la parálisis y el agotamiento,
nunca su Comala,
sus chancadoras y huemules,
never sus pontificios arreboles,
sus manuales y sus cabros,
nunca el alma
y la buena y mala suerte,
nunca al pisquero
y el callado pescador de Ancud,
nunca la pícara tonada
que en Chile repiquetea
y en Cuyo es llorona;
el amor,
la muerte.
la esperanza,
la violencia,
el comadreo,
los prejuicios
y lo común,
el ingrato menú
que no alcanza
para todo el mes,
el sueldo corto
y la jubilación
día a día
adelgazando. 
 
No hay
una ola zen
en este cuarteado espacio
que huele a grasa
y cucarachas aplastadas,
no hay nada
que indique
una estudiado acercamiento
en esta mesa hule azul,
nunca entenderé
lo profundo,
el Deep de los sabios
que se llenan de filosofías
y vuelos mendaces,
de esos que bolacean
sobre Palestina o Nepal,
nada
que me las crea,
mientras
desfilan angustias
y carcajadas,
ganas de seguir
esta charla
por años
hasta que la muerte
y la cuenta del cantinero
nos separe.
 

- Inédito -

 

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