DE LA HUELLA DE LA MARIPOSA
LARGA ES LA NOCHE DE IRAQ
A Saadi Youssef
IRAQ, Iraq es sangre que el sol no seca,
y sobre Iraq el sol es la viuda de Dios. El iraquí
asesinado dice a los que están en el puente: Buenos
días, sigo vivo. Ellos dicen: Sigues siendo
un muerto en busca de su tumba entre los zureos.
Iraq, Iraq… larga es la noche de Iraq.
El alba sólo rompe por los muertos que rezan media oración
y no completan su saludo… Pues los mogoles
salen de la puerta del palacio del califa en el recodo del río,
y el río corre al Sur, al Sur, se lleva nuestros muertos
que velan por los parientes de las palmeras.
Iraq, Iraq, cementerios abiertos como escuelas,
abiertos a todos, turcomanos, armenios,
árabes. Todos somos iguales en la clase de ciencias
de la resurrección. Urge un poeta que pregunte:
¿Cuántas veces, Bagdad, vas a decepcionar a las leyendas?
¿Cuántas
vas a levantar estatuas para la eternidad? ¿Cuántas
pedirás en matrimonio lo imposible?
Iraq, Iraq… Aquí embarrancan los profetas, aquí
incapaces de hablar en nombre del cielo. ¿Por quién
se mata a quién hoy en Iraq? Las víctimas son esquirlas
en las carreteras y en las palabras. Sus nombres son retazos
de letras mutiladas como sus cuerpos. Aquí
embarrancan los profetas, incapaces de hablar en nombre
del cielo y del asesinado.
Iraq, Iraq, ¿quién eres en presencia del suicidio?
Yo no soy yo en Iraq. Tú no eres tú. Y qué es
él sino otro. La divinidad ha abandonado a los perplejos.
¿Quién somos, quién? No somos sino un enunciado
en el poema:
Larga es la noche de Iraq, larga.
Mahmud Darwix
La huella de la mariposa
Traducción de Luz Gómez García
Editorial Pre-Textos
(Fuente: Papeles de Pablo Müller)
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