sábado, 12 de marzo de 2022

Annelisa Addolorato (Italia, 1975)

 

El lagarto

 


       
 
 
       Voy por tu cuerpo como por el mundo
                                                 Octavio Paz

 
 
Por fin,
a cabo de tantos años,
agarrado a la pared,
en tu casa
encontré
al lagarto

No se quería
mover,
pero sí me miraba,
mimetizándose
entre columna
y columna,
como esperando
que no le viera

Tan lento como la buena memoria
abría y cerraba los ojos

Muy útil tener uno en la casa:
come moscas y malos momentos

De ambos alimenta
la lucidez de sus escamas

Limpia el aire
concentrando sus esfuerzos
en el noble concepto de ‘muda’

Me decías
que a menudo
el lagarto,
tras una calmada
y ordenada danza
casera,
consigue
tumbar las paredes
y el piso se vuelve
una vez más
aquella selva
lujuriante
que es todo origen

Se le devuelven luz y humedad
a plantas y pensamientos

El lagarto
te acompaña fiel
en la caza
de nuevas visiones

Y ya no hay niebla
en la mente

Ya no hay síntesis malogradas
ni amargas,
aquí

Solamente espacio
para pasos
que alejan
del desierto

Oasis carnal
e impalpable
a la vez

Etéreo
imperceptible
canto

Agua pintada
de fruta jugosa.
 
 
 

incluido en La voz y la escritura 2006. 80 nuevas propuestas poéticas desde los viernes de la Cacharrería (Ediciones Sial, Madrid, 2006).
 
 
 
(Fuente: Asamblea de palabras)
 

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