domingo, 17 de noviembre de 2019

Autor anónimo


CREDO


Creo en el vino barato / de los borrachos pobres / y en su rojo sino de locura; / en los chiquilines adictos / y en sus neuronas ateridas de vacío; / en el hambre y en la sed de la pobreza; / en la basura convertida en alimento / y en la turbia obscenidad / de la intemperie, / en las camas de cartón / de los umbrales / y en las frías estrellas del invierno.


Creo en los hombres y en las mujeres grises; / en las putas amigas de la aurora / y en sus ritos de ojeras y de hastío; / en las dulces muchachas / agrietadas por la vida; / en la soledad insolente de los viejos / y en sus ojos empañados de silencio; / en la legión innumerable / de los ángeles caídos / síntesis de paraíso celestial / y averno humano.


Creo en los perros vagabundos / y en su cuero domesticado por las pulgas; / en los filosos caballos harapientos / uncidos a los carros miserables; / en las calles dormidas del suburbio / y en sus escuálidas luces mortecinas; / en el oprobioso barro de las villas, / y en sus habitantes exiliados del destino.
Creo en los campos devastados, / en las claras aguas denigradas, / en los montes y en las selvas destruidas, / en las ancianas montañas horadadas, / en la tierra extenuada y sometida / y en el cielo herrumbrado de tristeza.


Creo en la vida / numerosa y frágil.



(Fuente:  Tomado del muro de una amiga)

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