domingo, 26 de mayo de 2024

Edgar Bayley (Buenos Aires, 1919 - 1990)

 


 
LA CLARIDAD
 
 

Me ha tentado siempre la claridad
 
Y la claridad se me ha negado a veces
Como un pájaro que vuela en sueños
Y cae y sigue cayendo
Sin volar
Como peso muerto
 
Me ha tentado siempre la claridad
Especialmente la claridad de las hojas de sáuco
También la claridad del guijarro
Y de las ramas de abeto
Y la rápida y voraz claridad de una salamandra
 
He querido tener claridad para mirar
Los terrones del campo recién movido
Y para mirar también el mismo arado
Y el agua que se desliza límpida por la acequia
 
Claridad he querido para recorrer tantos sueños
Y glorias y poderes y dispersas situaciones y gentes
Y para estar en el aire sin ausentarme del fuego
Me ha tentado siempre la claridad
De estar totalmente en cada flor
En cada herida o condena o semilla
He querido tener claridad para vivir
 
Y cuando al fin pude definir la claridad que yo buscaba
Advertí cuánto sueño y plumón y roja tierra
Y confusión y olvido hacen falta para comprender claramente
Y estar aquí con total lucidez sentado a la vera del camino
Avivando el fuego bajo el cielo y el polvo de las horas
 
Y como me ha tentado siempre la claridad
Aquella vez cuando bajo un abierto y extendido sol
Comenzaron a encresparse las aguas de la bahía
Hasta adquirir un tinte violáceo
Y un gran pájaro blanco surgió de repente de entre las nubes
Batiendo sus alas y revoloteando suavemente a mi alrededor
Decidí que era el momento de arrojar estas palabras al mar
Porque la claridad que tanto he buscado
Sólo está en algunos silencios
En algunos espacios en blanco
Antes y después de unas pocas y triviales palabras.
 
 
 
(Fuente: Daniel Rafalovich)

No hay comentarios:

Publicar un comentario