Fe:
En verdad os digo que todo va a mejorar. Al Guamá volverá el kake de tres pesos, los potecitos de yogur que se abrían con el meñique, las botellas de refresco de cinco quilos, el panqué, los cocotazos. En las Novedades y en la Campana juguetes por cupones aguardarán a niños ansiosos con el hombro etiquetado de "ya sé leer". En los hospitales habrá medicinas, en las escuelas, maestros y libros. Todo gratis, o mejor, a cambio de tu alma y la vida de tus hijos.
Cuando vuelva la luz, despertará entre chirridos sacudiéndose los nidos la torre del parque japonés. Volverán a la vida los botes olvidados, las sillas voladoras, la casa de los espejos.
Y también volverá el Comandante, incorruptible y sabio como un rey filósofo. Regresaremos a África, Asia, Centroamérica, a liberar a los proletarios de cualquier parte, enarbolando al Marx de los panfletos. Habrá domingos rojos y "el que no salte es yanqui", y aros vietnamitas y guerra de todo el pueblo, movilizaciones en la División Mambisa y "no los queremos, no los necesitamos".
Sólo se necesita estar a la altura del mañana, ese día incierto que no acaba de llegar. Eso y, o ser rematadamente olvidadizos, o estar locos hasta la médula.
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