sábado, 25 de mayo de 2024

Víctor Velázquez (Cuba)

 

El plato vacío:

 

En la doméstica posteridad del plato vacío 
hay lugar para cualquier historia. Cabe el busto 
de Ugolino, un yermo infestado de lestrigones, el 
oro de los zares que no es otra cosa que una fugitiva 
onda de tiempo (cifra irremontable de horas y pirámides). 
 
Este plato de barro cocido, con su tueste oscuro 
de disco y floripondio, puede jugar a precipitarse 
y estallar en añicos, y disolverse entre el danzante 
dominó de las baldosas. 
 
O acometer el río, ese áspid de viva porcelana y, 
en arrebato de loca alfarería, conocer la libertad.
 
 
(Fuente: Meta Poesía)

 

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