Escribí, madre, sobre vacas.
reales que escribo, siempre es otra
cosa que finge volverse vínculo lo
que escribe, siempre es al revés
de lo que uno piensa lo que pasa,
y lo que pasa así no pasa, y lo
pensado no es que lo piense uno
y uno tampoco es la suma de
uno, un vínculo no es entre dos
elementos sino que casi naturalmente
siempre hay tres, y se restan para
chocar y continuar chocando esos
tres levemente porque chocando
se vinculan y chocando también
se gastan y en el gasto hay
comercio y comercio es circulación
y circulación no siempre es vínculo.
No sé a cuánto está el pan y la
leche porque me he quedado
hablando, madre, con el kiosquero
y hablar no siempre requiere el saber
sobre cantidad o peso de las cosas,
hablar es también gastarse entre las
cosas, pulir hasta achicar esa parte
de uno que se quiere acabado en uno,
desembocado en uno y no en tres,
en dos, en los choques anteriores,
en los residuos de los choques
anteriores a los anteriores, en los
olvidos del saber, en las marcas
chisposas del olvido, en la pérdida
de peso de la cosa consistente por
la que ahora escribo, podría escribir
así madre, toda la tarde, sobre vacas.
Si vieras en sus ojos manchados
de negro, de pronto una luz, azulísima
como desde un fondo fulgura.
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En "327 vacas", Ed. Barnacle, 2023
(Fuente: Meta Poesía)
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