Entre tomar aire y exhalar
la totalidad del mundo. Como furias,
mastines detrás de una presa demasiado
llovizna. La presencia sobre lo que
no existe, pero ocupa la mente.
Voracidad y una inquietud de mármol.
O como un cuadro que no se comprende.
.
La confusión es un punto que hace oscilar
la totalidad del cuarto. Un cuadro en donde
los detalles adquieren presencia y vástagos
fantasmales. Sierpes, flores en apertura y un
sonido de quiebre ante la incredulidad de los ojos
del animal de la calle. He aquí sus colmillos,
su baba espesa, el diamante en la explosión
del fuego; y voces en la novedad de la noche
que dejó de ser oscura. Aquí cada maniobra
de luz es una conspiración, el manto de piedad
que nace al quebrarse, un ángel que desova.
(Fuente: Daniel Freidemberg)
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