ROMPE HOGARES
Y así es como bailábamos: los vestidos blancos de
nuestras madres
desbordaban nuestros pies, mientras un agosto tardío
amábamos:
medio litro de vodka y una tarde en el desván; tus dedos
entre mi pelo, mi pelo un incendio fuera de control.
Cubríamos
nuestras orejas y los berrinches de tu padre se volvían
latidos. Cuando nuestros labios se tocaban, el día se
cerraba
como un féretro. En el museo del corazón
hay dos personas sin cabeza que construyen una casa en
llamas.
La escopeta siempre estaba sobre
la chimenea. Siempre había tiempo que matar, aunque
al final rogábamos
que algún dios nos lo devolviera. Si no era el desván, era el auto. Si no
el auto, el sueño. Si no el niño, su ropa. Si no estaba
vivo,
cuelga el teléfono. Pues el año es una distancia
que recorrimos en círculos. Eso quiere decir: así es
como
bailábamos: solos en cuerpos dormidos. Eso quiere decir:
así es como amábamos: un cuchillo sobre la lengua
volviéndose
una lengua.
Traducción Rodrigo Círigo
(Fuente: Adriana Hoyos)
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