El humo:
En su blanda caída atemporal tiene el humo la forma del olvido.
Hacia arriba cae, en un tiempo que no marcan las horas,
que limó la herramienta de un esclavo.
Al subir labra una pálida tiniebla cuyo apetito trasuntan los pájaros;
y hay quien dice haber oído, cuando tapa al sol gris, un mudo sollozo
de árbol como un desahogo de bronce aciago y de ceniza.
Desde su cuerpo opuesto de ábacos y eclipses se ve el vacío jardín
hecho de números, el mapa irregular de los hogares
que van quedando abajo, lejanos, solos, sin remedio perdidos
entre el ahora infinito de los hombres.
(Fuente: Meta Poesía)
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