Oh,
propicia
a los carruajes nocturnos
y reina sin poder
contra
las ruinas
que la pobreza
enmaraña
en llanos y ríos,
arenas y basaltos;
la del cálculo
que falla
y ambiciona
el repente
de quinchas
y vinchucas,
varias gentes.
Oh,
el azafrán, el café,
y las prodigiosas viñas
que respiran cornucopias
con una gota de agua
en el desierto
rigor,
y que brilla
de alpargatas,
pie descalzo
y desfallecido
esplendor:
una sangraza,
una moneda
en el bolsillo del salario,
audacia ceñida
a espinas
en sí de agotarse,
a cuento y mieles
rumbosa;
despecho
del farsante brillo,
pueril,
hocico
en el barro y los manglares,
poesía,
nada,
hueste de palabras,
vana y lozana,
de púrpura
a color caca,
furia desinflada,
aventura digaló.
- Inédito -
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