viernes, 17 de noviembre de 2023

Mary Ruefle (Pensilvania, EEUU, 1952)

 

Lindas manos


Nací en un hospital. Apestaba.

Me bañaron. Cinco años más tarde,

mi cerebro era una lamparita que se apagaba

y se encendía parpadeante, mi alma era

un biberón deseoso de estar lleno,

mi estómago, hecho de hormigón, tenía una

mesa larga de madera a la que se sentaban

seis gatitos vestidos, cada uno con su bol.

Ahora mi estómago tiene el vigor y el glamour

de cien lamparitas de colores que cuelgan de

un cable en una cantina donde alguien

con una sábana blanca está aprendiendo

a derramar vino sobre el altar.

Los gatos crecieron se dispersaron, se multiplicaron

en mi cerebro, donde se pelean por la leche derramada

del biberón -que ahora responde a la descripción de

una odalisca-, con sus pelos de gato parados de punta.

Y mi alma es el cuarto de hormigón

con una mesa de póker inestable donde nadie juega

y nadie reparte, aunque cuando me muera siempre cabe

la posibilidad de que alguien con lindas manos me bañe.



   Traducción de Ezequiel Zaidenwerg

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