sábado, 29 de febrero de 2020

Edgard Bayley (Argentina, 1919 - 1990)



Abrir la puerta

 

me pregunto
y es una pregunta inmoral
si servirá de algo abrir esa puerta
que da al patio
a la tierra
al viento del mundo
a los pasos de la gente
me pregunto
si servirá de algo escribir
a estas horas de la noche
en el silencio de mi habitación
con la puerta cerrada
sería tan sencillo
me digo
abrir por fin la puerta
y asomarme y mirar
dejando que me lleven
los pasos y la sombras del camino
me pregunto si servirá de algo explicar
por qué no explico
cuando tanta palabra y confidencia
intentaron traducirme
y ponerme al descubierto
si servirá de algo abrir la puerta
me pregunto
y andar por el patio
por el mundo entre la gente
abrir de par en par la puerta
para que todo pueda cumplirse
como la hoja de un cuchillo al extremo de un puente
como la red y el roble que salvan la alegría al final del espectáculo
como el canto de las aguas y el susurro de la siesta
como la playa en sombras y el lecho infinito de los amantes reencontrados
para que todo pueda cumplirse
la luz la noche la inocencia
el nombre que pasa entre las ramas
la puerta se abrirá enteramente
se abrirá por fin la puerta
por si alguno
quiere volver a entrar o salir
o curiosear entre mis cosas
o esperarme mientras vuelvo
y si tardo y no regreso
salir al viento
y olvidarme

Gary Snyder (Estados Unidos, 1930)


Mangos de hacha 

 

Una tarde de la última semana de abril
cuando enseñaba a Kai cómo lanzar una hachuela
—medio giro y se clava en el tocón—
se acuerda de la hachuela
sin mango, en el taller
y va a buscarla, y la quiere para él.
Un mango de hacha roto detrás de la puerta
es lo bastante largo para una hachuela,
lo cortamos a medida y lo llevamos
con la cabeza de la hachuela
y la hachuela entera, al tajo de madera.
Allí empiezo a dar forma al viejo mango
con la hachuela, y la frase
que primero aprendí de Ezra Pound
¡me viene a la mente!
"Al hacer el mango de un hacha
              el modelo no está lejos”.
Y le digo a Kai:
'"Mira, daremos forma al mango
comparándolo con el mango
del hacha con la que cortamos”.
Y se da cuenta. Y yo lo vuelvo a oír:
Está en Wen Fu, de Lu Ji, siglo cuarto d. C.
"Ensayo sobre literatura”, en el
prólogo: "Al hacer el mango
de un hacha
cortando la madera con un hacha
el modelo está en verdad al alcance de la mano”.
Mi profesor Shih-hsiang Chen
lo tradujo y lo enseñaba años atrás
y yo me doy cuenta: Pound era un hacha,
Chen era un hacha, yo soy un hacha,
y mi hijo un mango, que pronto
también dará forma, modelo
y útil, pieza de cultura,
y así seguimos.
 
 
 

incluido en The dharma beats (Varasek Ediciones, Madrid,2017, trad. de Marcos Canteli).



(Fuente: Asamblea de palabras)

viernes, 28 de febrero de 2020

Miguel Ángel Sanz Chung (Perú, 1979)


Poema para ser escrito en el espejo

 


Ni Homero ni Dante,
ni Catulo o Safo,
ni Li Po, Tu Fu o Wang Wei,
ni Basho ni Kobayashi,
ni Góngora ni Quevedo,
ni Goethe o Blake,
ni Whitman,
ni Rimbaud,
ni Baudelaire,
ni Huidobro o Paz,
ni Lorca,
ni Vallejo.
Lo sé cuando camino por la acera
y resbalo por la lluvia o el hielo,
cuando caigo boca arriba
y todas las miradas se fijan en mí;
lo sé cuando limpio las vitrinas,
cuando sirvo una copa,
cuando llevo la bandeja
y escucho el chasquido de los dedos,
los siseos, las llamadas;
lo sé cuando me miran con desprecio, con burla o con
encono,
cuando tomo la libreta
y apunto cada una de las órdenes
y “sí señor, ahora mismo, desde luego”;
lo sé cuando quiebro la vajilla,
cuando friego los platos,
cuando me corto los dedos
con los bordes de las cajas de cartón;
lo sé cuando doblo la espalda para barrer el suelo,
para recoger una por una las colillas,
las servilletas, las gomas, los caramelos;
lo sé cuando vuelvo a casa de madrugada
y camino liberado por los parques desiertos,
cuando caigo sobre la cama
como un árbol recién talado
y sueño con bandejas, con vajillas,
con familia;
lo sé cuando despierto
y en medio del sopor también lo olvido;
lo sé cuando estoy una vez más frente al espejo
y veo mi rostro casi familiar
pero más bien desconocido;

lo sé cuando tomo
como la primera vez
mi lapicero
y escribo los primeros versos
sobre mi cuaderno:
Yo soy el mejor poeta del mundo,
sólo es el mundo el que aún lo ignora.




(Fuente: El hombre aproximativo)

Charles Bukowski (Alemania, 1920 - EEUU, 1994)


Qué es lo que quieren

 


Vallejo escribiendo sobre la soledad absoluta
mientras se muere de hambre;
la puta
que no quiso la oreja de Van Gogh;
Rimbaud huyendo a África
en busca de oro
encuentra una sífilis incurable;
Beethoven sordo perdido;
Pound arrastrado por las calles en una jaula;
Chatterton ingiriendo matarratas;
los sesos de Hemingway
escurriendo en el jugo de naranja;
Pascal cortándose las venas en la bañera;
Artaud encerrado con los locos;
Dostoievsky de pie contra el paredón;
Crane arrojándose en pijama
sobre la hélice de un barco;
Lorca acribillado en la carretera
por soldados españoles;
Berryman saltando de un puente;
Burroughs disparando a su esposa;
Mailer acuchillando a la suya;
—eso es lo que ellos quieren,
un maldito espectáculo,
una valla publicitaria iluminada
en medio del infierno.
Eso es lo que quieren,
ese racimo de anodinos inarticulados
inocuos aburridos admiradores de carnavales.




(Fuente: El Hombre aproximativo)

Juan José Rodinás (Ecuador, 1979)



TRAS LA FUTURA MUERTE DE CHARLES SIMIC
(¿Por qué la oscuridad no puede ser graciosa?)


Susurra la ventana del teatro como un revólver accionado
bajo el terror de una respiración. Susurran los goznes
de las sillas reclinables en los mejores teatros de comedia.
¿Cuál es el nombre del actor? ¿Charles qué? Durante décadas,
su show mezcló chistes abstractos sobre su familia
con la constante crítica de vivir en un mundo
que ofrece un sinfín de posibilidades
y en el que nadie es feliz
y que nadie comprende.

Ayer el comediante retó a su público con dos o tres preguntas:

“Si ustedes abandonan la sala, ¿mis manos se volverán plantas
y, luego, animales pequeños que hablarán por su cuenta?
¿serán energía, cero absoluto, inclinación del rostro
ante una fuente de calor ligera? ¿seré yo la oscuridad?”

El comediante piensa: “estoy en una habitación donde pocos me aplauden.
Pasé veinte segundos en la inmortalidad
con su olor a perfumes baratos y a estatuas oxidadas”.

Eso es el tiempo: la luna como un buzo ahogado
dentro de una cubeta llena de abejas de cristal y aceite de motores.

O un hombre despertando de un coma de mil años
en un hospital desconocido.

Y luego el comediante se pregunta si su vida no fue solo un error de lenguaje
o simplemente una enfermedad violenta y silenciosa.

Quizás su venganza será que todos moriremos.
Y que cualquier alegría en los ojos tiene fecha de vencimiento.

Juan José Rodinas (Ecuador, 1979)


Estoy hecho de las humillaciones que he recibido





Estoy hecho de las humillaciones que he recibido. Las cuento en todas direcciones, en distintos tamaños, retratos y figuras. Por eso:

1. He trabajado en mi muerte, moliendo los recuerdos en un jarro que despide humo eléctrico.

2. He trabajado en mi muerte y me he guardado en un cajón lleno de botellas plásticas y virutas y tuercas.

3. He trabajado en mi muerte y he cosechado cerezas parecidas al corazón de un oso.

4. He trabajado en mi muerte para respirar tocando lo que sueña por dentro de las piedras.

Soy las humillaciones que he recibido, una vagancia infinita y unas pocas cosas que no me pertenecen.
Soy lo que no soy. Todo está por delante de mi. Todo lo que escribí me vence. Me acaba lo que pude escribir.



(Fuente: El hombre aproximativo)

Rafael Cadenas (Venezuela, 1930)


Derrota


Yo que no he tenido nunca un oficio
que ante todo competidor me he sentido débil
que perdí los mejores títulos para la vida
que apenas llego a un sitio ya quiero irme (creyendo que mudarme es una solución)
que he sido negado anticipadamente y escarnecido por los más aptos
que me arrimo a las paredes para no caer del todo
que soy objeto de risa para mí mismo que creí
que mi padre era eterno
que he sido humillado por profesores de literatura
que un día pregunté en qué podía ayudar y la respuesta fue una risotada
que no podré nunca formar un hogar, ni ser brillante, ni triunfar en la vida
que he sido abandonado por muchas personas porque casi no hablo
que tengo vergüenza por actos que no he cometido
que poco me ha faltado para echar a correr por la calle
que he perdido un centro que nunca tuve
que me he vuelto el hazmerreír de mucha gente por vivir en el limbo
que no encontraré nunca quién me soporte
que fui preterido en aras de personas más miserables que yo
que seguiré toda la vida así y que el año entrante seré muchas veces más burlado en mi ridícula ambición
que estoy cansado de recibir consejos de otros más aletargados que yo («Ud. es muy quedado, avíspese, despierte»)
que nunca podré viajar a la India
que he recibido favores sin dar nada en cambio
que ando por la ciudad de un lado a otro como una pluma
que me dejo llevar por los otros
que no tengo personalidad ni quiero tenerla
que todo el día tapo mi rebelión
que no me he ido a las guerrillas
que no he hecho nada por mi pueblo
que no soy de las FALN y me desespero por todas estas cosas y por otras cuya enumeración sería interminable
que no puedo salir de mi prisión
que he sido dado de baja en todas partes por inútil
que en realidad no he podido casarme ni ir a París ni tener un día sereno
que me niego a reconocer los hechos
que siempre babeo sobre mi historia
que soy imbécil y más que imbécil de nacimiento
que perdí el hilo del discurso que se ejecutaba en mí y no he podido encontrarlo
que no lloro cuando siento deseos de hacerlo
que llego tarde a todo
que he sido arruinado por tantas marchas y contramarchas
que ansío la inmovilidad perfecta y la prisa impecable
que no soy lo que soy ni lo que no soy
que a pesar de todo tengo un orgullo satánico aunque a ciertas horas haya sido humilde hasta igualarme a las piedras
que he vivido quince años en el mismo círculo
que me creí predestinado para algo fuera de lo común y nada he logrado
que nunca usaré corbata
que no encuentro mi cuerpo
que he percibido por relámpagos mi falsedad y no he podido derribarme, barrer todo y crear de mi indolencia, mi
flotación, mi extravío una frescura nueva, y obstinadamente me suicido al alcance de la mano
me levantaré del suelo más ridículo todavía para seguir burlándome de los otros y de mí hasta el día del juicio final.




(Fuente: El hombre aproximativo)

Martin Glaz Serup (Dinamarca, 1978)


Noches romanas 14 

 

Qué pienso de ti esta noche, abuelo
estoy en un avión brillante junto a una ventana con tapones en los oídos
mirando a ese lugar de ahí abajo que se llama Ontario
en vez de mirar el libro de Allen Ginsberg que estoy leyendo
qué nubes, qué aire acondicionado helándome
los tripulantes recogen la basura con una sonrisa

Viajo solo
nunca te conocí
sé que eras moreno
sé que bebías, por fin, eras guapo, trabajabas de ordenanza y antes de recadero
sé que una señora adulta te sedujo entonces
he soñado con eso
que tendría que ser yo, de todas formas no era divertido

El perro ladra a la luna para hacer menos cruel la distancia
suena mejor cuando lo dice el argentino Hugo Mujica con su acento
la luna se ve distinta en Argentina, pero es la misma luna
me muevo por el cielo como una luna, pero no ladra ni un perro

Con dieciocho años te casaste con mi abuela de dieciséis
y luego te suicidaste, después
en el piso en el que más tarde crecí
me sorprendió enterarme
más tarde de que ocurrió en el cuarto que conocí tan bien
y desde entonces no me he enterado de mucho

Como ahora pienso en ti, todo lo que veo lo veo en relación a ti
el sobrecargo tiene una sonrisa irritante y una actitud irritante
es una persona irritante
el amigo de las señoras, se ve que piensa, rápido en la respuesta
se parece a ti en la foto que existe
¿y quién eras?, pregunta retórica antes de que te volvieras retórico
dónde se encuentra lo personal en la persona, qué informaciones son necesarias
el paisaje es negro y blanco
el paisaje está exhausto y cubierto de nieve

Pienso en un supermercado de California
el calor de San Francisco, en mitad de la noche
todas las familias que se juntan en torno a las verduras para tocarlas
oh, comunidad
melocotones, avocado, tomato
¿están maduros, están listos?

Pienso que APTITUD para la vida es una expresión espantosa
¿erais APTOS, tú y mi madre? sí lo erais, espantoso
pero mi madre estaba contenta, tú no, espantoso
estoy volando 6.672 millas para leer 2 poemas a 10 minutos poema
Me lo tomo muy en serio
y luego vuelo de vuelta a casa, ¿es APTO?
es espantoso
pasarse la vida en estos aviones
alguien me dice: esta clase de vida no se puede vivir
pero cómo evaluar la APTITUD
por qué es beneficioso lo que se puede vivir
suena mejor cuando lo dice el alemán Friedrich Schlegel en su idioma

Fui a un cumpleaños el fin de semana
Podría haber sido el tuyo
fuera de la casa había dos niños helándose
con sus balones de baloncesto y sus canastas y sus cigarrillos
la nube desde la boca, la cancha sobre el cielo
hacía muchísimo frío
Pienso que si tú no estuvieras muerto, podrías haber cambiado tu vida
pero no importa porque estás muerto
 
 
 


Martin Glaz Serup en Noches romanas (2013), incluido en  Copenhague huele a París. Antología de poesía danesa contemporánea (Nórdica libros, Madrid, 2016, trad. de Daniel Sancosmed)
 
 
(Fuente: Asamblea de palabras)

Eduardo Chirinos (Perú, 1960 - EEUU, 2016)


Escribir poemas es una manera de desaparecer




Usar audífonos es una manera de desaparecer. Escuchar música es una manera de desaparecer. Olvidar en una plaza nuestro segundo nombre es una manera de desaparecer. Llorar a solas en una manera de desaparecer. Aunque no parezca, sonreír es una manera de desaparecer. Dibujar mientras los otros hablan es una manera de desaparecer. Aparecer es una manera de desaparecer. Hablar sobre uno mismo es una manera de desaparecer. Escribir poemas es una manera de desaparecer.



(Fuente: El hombre aproximativo)

jueves, 27 de febrero de 2020

Matías José Morales (Chile)


EL SONIDO DE SU CORAZÓN AL ROMPERSE
NO FUE REGISTRADO


Al entender que no existe
literatura para niños, asumí que tampoco
papilla de tocino para lactantes


Me hizo sentido
lo que girando emergió
del sol al confesar

tratar a los niños como adultos
y a los adultos como niños

Tenias razón, sin Lutero
no habría Hitler

Se cumplió el deseo pedido
al mago Zoltar del muelle, la idea
es que ya nadie folle sin miedo

y que la horca
no se retire
luego del uso

No nos queda de otra, decía mi abuela
antes de pecar
por placer

Asumiremos que la muela
podrida mastique
las herencias del idealismo
a favor de ejercer la prostitución
de la razón

¿Quieres aprender? Toma
el primer micro
que te lleve lejos
de la universidad

¿Qué tiene que ver el cuchillo
con el relámpago?

Los méritos, se comparten con las meretrices

y te mereces
un premio.

Matías José Morales (Chile, 1988)



¿ES IDEA MÍA O EL COLUMPIO DE LA PLAZA
HA SOLTADO ALGUNAS LÁGRIMAS?

 

Tu boca moduló una esfinge
para decir
lo que repeles de mí.
Miré los bordes de lo mojado, noté
los esfuerzos por ofender
y ahorcar
con un bate
tu compasión.
Y tal vez no merecía
ser pateado en el suelo
solo para contentar a unos cuantos niños
aburridos de que los columpios
no vayan a ningún lado
pero te concedo la demanda:
todos tienen la esperanza
de algún día dar la vuelta al mundo
colgando de cadenas
porque si en algo somos buenos
es en mantener lo que no tenemos.




EL ÚLTIMO: YO

 

Enterré doce perros muertos
ahí mismo donde dijiste
que arrugas serían testigos
de la complicidad supra sensorial
que nos une a un enjambre.
Enterré uno
por esa vez que cantaste boleros
sobre narcos enamorados de gendarmes.
Enterré dos
por la sangre cuajada en balde.
Enterré tres
por culpa del planeta tristeza.
Enterré cuatro
y uno después, antes que los payasos
se den cuenta
que los niños son cobardes.

E. E. Cummings (EEUU, 1894 - 1962)


Estás Cansada



Estás cansada
yo creo
del perpetuo enigma de vivir y sus afanes;
y yo también.
Ven conmigo, pues,
y partiremos muy lejos
sólo tú y yo, ¿comprendes?.
Tú has jugado
yo creo
y has roto tus juguetes más queridos,
y ahora estás algo cansada;
cansada de las cosas que se rompen,
cansada, eso es todo.
Yo también.
Pero vengo con un sueño en mis ojos esta noche,
y llamo con una rosa
a la desolada verja de tu corazón.
¡Ábreme!
Que yo te mostraré lugares que nadie conoce
y, si tú quieres,
las perfectas regiones del Sueño.
¡Ah, ven conmigo!
yo te encenderé esa maravillosa burbuja, la luna,
que perenne flota.
Te cantaré la canción jacinto
de las probables estrellas,
y buscaré en las apacibles estepas del Sueño,
hasta encontrar la Flor Única,
que sustentará yo creo tu tierno corazón
mientras la luna se eleva desde el mar.




(Fuente:  Revista Rótula)

Yeny Díaz Wentén (Chile, 1983)


Juana Niña 

 

Yo sentí mi cabeza partirse cuculí
y miré pa'l norte
por el sur a golpes y balazos
me rompieron el cráneo de mi infancia cuculí.
La rendija se colocó en mi ojo
y mi ojo tan morado como el pelo
de mi hermana cuculí
volar pajarito cantor yo quería
y yo vide venir la vida perdía
de mi padre tan moreno cuculí.
Y la tarde roja roja mi cantora
que de un crujido borraron mi memoria,
que de carreta y poncho dejó una huella.
Ay cuculí mi cantora
dulce pajarito del sol
cuculí mi palomita empolvada
palomita del cielo tierra amarilla y albor
pajarito cantar sola
cuculí cantor que pena
prendido el trino en la roca no brota agua
sólo viento con el sino
todos se han ido con mi voz.
Ay palomita Juana Niña canción
mi palomita quién
ha mancillado tu corazón.
 


en Exhumaciones (2010), incluido en Con mi caracol y mi revólver. Muestra de poesía chilena reciente (Vallejo & Co., Internet, 2018, selec. de Diego Alfaro Palma)
 
 
(Fuente: Asamblea de palabras)

Edgar Lee Masters (EEUU, 1868 - 1950)


 Lois Spears




Aquí yace el cuerpo de Lois Spears,
Nacida Lois Fluke, hija de Williard Fluke,
Esposa de Cyrus Spears,
Madre de Myrtle y de Virgil Spears,
Niños de ojos despejados y miembros sanos-
(Yo nací ciega).
Fui la más feliz de las mujeres
Como esposa, madre y ama de casa,
Cuidando de mis seres queridos,
Y haciendo de mi hogar
Un espacio de orden y generosa hospitalidad:
Así recorría las habitaciones
Y el jardín
Con un instinto tan certero como la vista,
Como si tuviera ojos en las punta de los dedos-
Gloria a Dios en las alturas.



               Versión: Isaías Garde



(Fuente: Biblioteca Ignoria)

Daniel Salzano (Córdoba, Argentina, 1941 – 2014 )



 
Última nota

 

Si esta fuera la última nota / la final / la escribiría lo más larga que pudiese / ocuparía la página de los taxistas / los colectiveros / el Suoem / la página de Mafalda / y saldría a la calle con la fuerza de un Scania Vabis / ahí viene la última nota de Salzano / buáááááámmmmmmmm.
Si esta fuera la última nota / la haría brillar como una cucharita / aullaría como un perro / una nota curtida como un poste de la luz / una nota tan vieja como los sueños / un mensaje para los vivos / otro mensaje para los muertos / mi última nota será suave como el cachete de un bebé / una nota de luna llena / una nota –como mi mamá– con la cabeza envuelta en un pañuelo / que su corazón lata rápido / una nota sobrada de óvulos y espermatozoides / fecunda / ¿quieren un dulce clamor? / ahí lo tienen / ¿se acuerdan cuando murió Mestre / el padre de Mestre / y la gente salió a la calle para despedirlo? / bueno / me gustaría que a mi última nota la saludaran como a él.
Quienes no olvidan a los muertos / no necesitan que se los recuerden.
Si esta nota fuera la final / la del abismo / antes de entregarla me detendría a rezar delante del finado cine Novedades / iría al Observatorio para darle una última ojeada a Saturno / volvería a Grimoldi para preguntar si recibieron los zapatos de gamuza azul / abriría la boca frente al sol poniente para tener una dentadura de oro / y a la noche pasearía hasta el Coniferal / donde está la estatua de José Gervasio Artigas / vengo a despedirme / cuídeme la luna, general.
A la última nota / la llevaría sujeta entre los dientes / como a un cachorro / y antes de entregarla le pasaría la lengua por el lomo / por las orejas / y le rascaría el morro / como a ellas le gustan / con la yema del meñique.
Si esta fuera la última nota / emplearía palabras de 800 gramos para arriba / por ejemplo: narizgargantayoídos / pondría pocos puntos / pocas comas / algunas letras rojas / el polen de la literatura es más viejo que el de las flores / la última nota que escriba medirá 50 de alto por 30 por 26 centímetros / lo mismo que el corazón de los osos.
Si esta fuera la última nota / la dejaría para después / para más adelante / faltando dos líneas para terminarla me detendría / no la escribiría / ahí viene la última nota de Salzano / dirían / tranquilos / no es nada más que el rugido de un camión Scania Vabis.








(Fuente: Caína bella)

Carlos Morales (España)





 El viejo
A Ángel Crespo

Cuando las cosas se van, cuando las cosas
recogen sus cosas del armario,
y dicen que se van,
y por última vez en la puerta se vuelven,
y sus ojos te dejan -llamándote- en los ojos,
y tú no les contestas
porque hay lluvia en el pecho,
porque una voz te llama
pasando su lengua por tu mano,
y ese viento
con su rabo feliz ahuyentando la vida,
y esa luz de pronto, esa luz airada
golpeando de pronto
la ventana con sus dientes -llamándote-,
luz que entra
y al llegar a la cama se detiene
y te observa en medio de lo oscuro
como águila al conejo que asustado bajo una zarza llora.
Es inútil levantar la mano. La mano no se mueve.
Inútil es también abrir la boca.
La boca no puede cantar, la boca no sabe cantar
cuando las cosas te miran
y no te reconocen y dicen que se van,
que nada queda ya que las retenga en la casa,
nada de todo cuanto hubo, nada que no sea
ese viejo austero y recostado como un bronce
que mirando al Sur bajo la salicaria duerme,
y en cuyos ojos fríos los pájaros vienen a morir,
y no lo saben.
                                                           
 
 
 
 
De    El Libro del Santo Lapicero
Valdepeñas, 2000
 
 
 
 
 
 
 

miércoles, 26 de febrero de 2020

Susana Villalba (Buenos Aires, 1957)


La pantera
 
.
Matar al animal
requiere un animal
sin sombra.
Vas caminando por un monte
o te parece, no sabés dónde estás;
creés que lo sabías
cuando llegaste.
Ese negro
bien puede ser una pantera
o mujer,
no te das cuenta.
La mirada salvaje te gusta,
no, te calienta.
No, te mira
como quien no comprende
dónde está.
Ya estás perdida,
tendrías que llevarla a tu casa
pero sabés como termina:
un animal herido
siempre ataca.
Tendrías que matarla,
ahora,
antes de que sea tarde
o por piedad.
Pero esa mirada es una trampa,
si es pantera
sabe matar mejor
que vos.
Nadie sabe tu nombre
aquí
y ahora él
o mujer te da la espalda.
Pensás en un Remington
liviano
de distancia corta.
Pero nadie escucharía,
Red Hot los distrae,
a vos también.
Y no se mata por la espalda,
lo viste en las películas
o creés en eso.
Matar
es otra cosa.
Ahora te mira y ya sabés,
vas a llevarla a tu casa.
Está tocada por la gracia,
está a la vista
o vos lo ves, no estás segura,
o tiene algo
que creés comprender.
Y sin embargo
sabés cómo termina:
no sabés cómo
te hirió si te quería.
No querés acercarte,
te mira como miran los gatos
cerrando los ojos.
Es un hombre
por la manera de fumar,
se apoya en la barra
frente a vos,
los dos están perdidos.
Pensás en el Remington
nunca tuviste uno.
Matar es otra cosa.
Nadie puede comprenderlo,
el negro tampoco pero ve
que tenés un cigarrillo
en la mano
y otro ardiendo
en el cenicero;
se acerca y lo fuma.
Estás perdida,
creés saber cómo termina
y volvés a equivocarte,
apaga el cigarrillo
y se va.
Ahora nadie
se parece a tu deseo.
Y es que no se parecía.
Una pantera perdida
en su memoria
o forma de mirar
o lo que fuera
que no vas a saber.
Tomás un taxi pensando
demasiada belleza no es el móvil,
es la coartada.
Para matar una pantera
hay que cerrar los ojos.



(Fuente: El Hueso de la palabra)




.

León Felipe (España, 1884 - México, 1968)



He dormido muchas noches, años, en el África Central,
allá en el golfo de Guinea, en la desembocadura del Muni,
acordando el latido de mi sangre
con el golpe seco, monótono y tenaz
del tambor prehistórico africano
de tribus indomables...
He visto a un negro desnudo
recibir cien azotes con correas de plomo
por haber robado un viejo sombrero de copa
en la factoría del Holandés.
Vi parir a una mujer
y vi parir a una gata...
y parió mejor la gata;
vi morir a un asno
y vi morir a un capitán...
y el asno murió mejor que el capitán.
Y ese niño, ¿por qué ha llorado toda la noche ese niño?
No es un niño, es un mono -me dijeron.
Y todos se rieron de mí.
Yo fui a comprobarlo
y era un mono pequeño en efecto,
pero lloraba igual que un niño,
más desgarrada y dolorosamente que todos los niños
que yo había oído llorar en el mundo.
El Sargento me explicó:
-Anoche en el bosque matamos al padre y a la madre,
y nos trajimos al monito.
¡¡Cómo lloraba el monito!!

Charles Simic (Serbia, 1938)



LA MEDIUM

Esta mesa redonda perteneció a una mujer
que solía convocar a visitantes fantasma
y transmitir sus crípticos mensajes
a los clientes que se tomaban las manos en círculos,
sus rostros apenas iluminados por una vela,
esperando ver aparecerse a su amor
o escuchar al menos su voz familiar
saludándoles de nuevo, revelando un secreto
de ultratumba
o haciendo que alguien en la habitación se tapase los oídos,
que otro comenzara a sollozar,
mientras más allá de las gruesas cortinas
los copos de nieve comienzan a caer
en esta fría, oscura y silenciosa noche,
cada uno de ellos empeñado en enterrar algo
no importa cómo de pequeño, no importa cómo de grande.




CONDUCIENDO

Y luego está nuestra Calle Mayor
que parece
el decorado abandonado de una película
cuyo director
se quedó sin dinero y sin ideas,
despidiendo al momento
a todo su equipo,
dejando a la hermosa joven actriz
vestida para la parte
en que se detiene con una sonrisa contraída
frente al escaparate polvoriento
de la tienda de vestidos de novia de Miss Emma.


Ismael Velázquez Juárez (México, 1960)



mujer gritando atada a un árbol

per me si va tra la perduta gente
(dante alighieri)


hombre sentado sostiene un hacha
bebé con el padre oculto
oso aterroriza a un niño pequeño
agricultores salen en trajes de noche
muñeca sentada sola en la silla de un niño
viejos sentados en asientos distantes en un autobús
niñas enmascaradas en el garage de una casa
moho y bebé
mujer asustada en navidad
disfraz de pato silvestre
mujer en vestido de la tela escocesa mira fijamente por la ventana
hombre sube las escaleras
muchacho joven intenso
muchacha joven intensa
abuela y abuelo en una fuga de luz
perro mamá y bebé fantasmales
cuatro mujeres solas delante de una casa
niño sin ojos portando un sombrero
dos personas aterrorizadas en la carretera
niño sostiene a un gato frente a un espejo
santa clós visita a una mujer
hombre al lado de una mujer a punto de huir
niña leyendo un libro en un bosque quemado
personas delante de un coche en movimiento
familia canta en la sala

Jack Kerouac (Estados Unidos, 1922-1969)


Poema sobre el Doctor Sax 

 

 

En sus años declinantes el Doctor Sax era un viejo vago viviendo
en hoteles destartalados ubicados en los ruinosos alrededores
de la calle 3 en SF. Él era un anciano genio de locas melenas
a quien el pelo le crecía de las fosas nasales, como el pelo
que le crecía de la nariz a Aristadamis Kaldis el pintor,
y tenía cejas extendidas, de una pulgada, como las
cejas de Daisetz Susukio el Maestro Zen de quien
se ha dicho que cejas de ese tipo tardan toda
una vida en crecer tan largas y de ese modo
representan al arbusto del Dharma que una
vez que echa raíces es demasiado fuerte
para arrancarlo con las manos o con
un caballo

Que esta sea una lección para todas aquellas
chicas que se depilan las cejas y para
ustedes (también) jóvenes cantantes
del coro que acaban detrás del
monumento
en la catedral
de San Pablo
("gritándoles a sus madres
en hogares lejanos
Mater Mía, estáte en casa
para la Pascua")

El Doctor Sax maestro conocedor de la Pascua
reducido a sus penurias se contentaba
mirando los vitreaux de las viejas iglesias
Sus únicos 2 amigos en esta vida, esta imposible
vida dura en la que no importan las condiciones
en las que se manifiesta, eran Bela Lugosi y Boris
Karloff, quienes una vez al año atravesaban
con sus cabezas gachas
las brumas del atardecer
para visitarlo en su habitación
de la calle 3,
mientras las campanas de San Simón tañían
las tristes notas de "Kathleen"
música dolorosa que flotaba
sobre los techos de los viejos hoteles
donde otros viejos similares al Doctor Sax
se sentaban en las camas del
dolor inclinando sus cabezas
con sus rosarios en los pies,
Oh, gimiendo
por los hogares para las
palomas perdidas
o la blanca paloma
del
tiempo
inmemorial
de
las rosas
de
la no nacida
felicidad
del asombro

Y ahí Sax y Bela se sentaban en la pequeña habitación
Sax en el borde de su cama con una botella de vino
malo en su mano, Bela en la vieja mecedora y Boris
permanecía de pie a un costado del lavatorio
y suspiros
Entonces Sax decía lo de siempre
"Por favor hagan de monstruos para mí"
y por supuesto los viejos actores que lo amaban
profundamente y lo venían a visitar por una humana
tierna sentimentalidad -ninguna monstruosa razón-
protestaban, pero él se emborrachaba y
lloraba Boris entonces era el primero: extendía los brazos
y hacía de Frankenstein ¡FUCK!
luego Bela se ponía
de pie estiraba su capa ensayaba su mirada
maliciosa y se aproximaba a Sax que como de costumbre
chillaba asustado



(Fuente: Asamblea de palabras)

Rosa Silverio (República Dominicana, 1978)



Una mujer puede  
 

Una mujer puede cantarle a su casa
a la silla
a la pata de la silla
o a su mesa
a todo cuando vive y existe
a la intimidad y al deterioro
al silencio... sobre todo el silencio
a lo que ha callado durante tantos siglos y ahora nombra
Una mujer puede escribir cualquier cosa
escribir, por ejemplo, de todo lo que no han dicho sus predecesoras
hablar del mar, de las sombras, de la luz
del dolor que siempre le acompaña
de la canción no aprendida por la estrella
del escandaloso río que lleva en su espalda
del pan que amasa, del fruto que arde
de la violencia que la ha roto en mil pedazos
porque una mujer libre puede hablar de su sangre
y de su muerte
de lo que oculta debajo de su falda
del vacío, de todos los vacíos
y de la jaula del pájaro que habita su cabeza
Una mujer puede cantarle al amor y a la patria
como le canta al sexo y a la piedra
como le canta al miedo que la oprime
al espejo que la empequeñece cada día
al desastre, a la fiebre y al delirio
Una mujer puede escribir sobre el padre y burlarse de los dioses
puede además cerrar los ojos y derramar alguna lágrima
puede permitirse parir y tener hijos
o clausurar su útero con ceniza y aguacero
puede, también le está permitido
rescatar el lenguaje, amarlo
o desmembrarlo sin piedad en un poema
Una mujer que le canta a su casa
a la silla
a la pata de la silla
o a su mesa
puede escribir de la negación o el reconocimiento
puede consumarlo todo, beberlo todo
orarle a Dios o desafiar a la manada
porque una mujer que canta ya no es sombra, ni cárcel, ni cerrojo
sino una ventana desde la que se reparan todos los silencios
y se construyen al fin todas las palabras.
 
 
 
(Fuente: Poesía de El Toro de Barro)

martes, 25 de febrero de 2020

Mauricio Redolés (Chile, 1953)


No era Cecilia



Yo tuve una amiga que se llamó Cecilia
 
ese no era su nombre pero eso no importa
 
con Cecilia nos encontrábamos en un parque
 
            sin extensiones
 
un lugar iluminado por sus lagunas
 
caminábamos sin tocarnos sin hablar
 
yo al lado de ella ella al lado mío
 
Cecilia quería ir a un Club de Jazz en esa
 
extraña ciudad
 
hoy Cecilia está muerta
 
murió hace años
 
Leí la noticia en un diario con despreocupación
 
porque nunca supe que Cecilia había muerto
 
porque Cecilia no se llamaba Cecilia
 
se llamaba papel de diario chilena muerta
 
sudaca desaparecida chicana quemada
 
 
pero era joven y era hermosa
 
esperaba mis humeantes poemas
 
¡cuando yo era el huevón más solo del mundo!
 
¡Cecilia era el contacto con la otra voz!
 
con tu voz
 
murió Cecilia la que soñaba con la revolución
 
            la que soñaba con ese poema
 
hace años nos abrazamos en ese parque de luz
 
            y última vez
 
no sabíamos que era la última vez y por siempre
 
nos abrazamos no más como dos jóvenes chilenos
 
en el destierro más absoluto
 
nunca intercambiamos promesas de ningún tipo
 
porque ella era la promesa porque yo era la promesa
 
hoy sus huesitos enterrados quizás donde
 
hoy los míos temblando vivos
 
 


                                                      en El estilo de mis matemáticas (Antología), 2017



(Fuente: Descontexto)
  

Rodolfo Fogwill (Argentina, 1940 - 2009)



VERSIONES SOBRE EL MAR

 


El mismo mar nos pierde; nos encuentra y nos pierde. Tema de las olas: se arman, desobedecen, las crea el viento -¿su amor?- y se derrumban para volver a armarse con restos de olas anteriores, idénticas. Historia de amor: la planicie del mar, el viento que la oprime, y todo se levanta para perderse. Y todo tiende a disolverse contra una línea de aguas eternas y sol dilapidado llamada mar. Mar: abundancia de sinsentido humano. Alegorías: mostrar que desde un fondo de mar, marino, vendría la vida. Marina, salina, inmensidad de fuerzas paralizadas. Heráldica: mar inorgánico, mar vegetal, mar animado, mar que envejece en este cuadro. Y mar inmotivado con sus señales y sus sueños. Y mar inmóvil. ¿O no habría un culto de mar, marino...? ¿Con animales que se nutren de su ausencia abisal...? Nutriéndose de aplicaciones y explicaciones humanas: ¿algo se impregna con sabores humanos?Tus manos: ¿traen sabores de mar prohibidos para evocar la prohibición de amar a una materia que se descompone? Cuerpos y ondulaciones de esos cuerpos marcan su breve descomposición. Y sus formas anuncian nuestra leve recomposición. ¿Amar...? Sí: y en ese mar perderse. Llamar perderse a un extravío: mar amarillo, mar amariconado, la mar. La amarga superficie que nos refleja y nos revela plegándose sobre sí, sobre nos. Nuestra pluralidad: en nuestra singularidad plural construimos el nombre mar y el mar para sumarnos a la menuda sociabilidad de sus playas: arena política y falso mar rozando la desnudez de nuestras pieles politizadas. Pieles politizadas, pechos maternos, ceños paternos, ojos policiales, brazos humanos, mano pesada: indispensable, histórica. Como los cuerpos: piesecillos pulidos por el canto de las arenas -roce social- cuerpos sumidos en algún sueño de perfección, sueños marinos, arena temporal, señuelos de una muerte por derivas solares, cierta y a espaldas siempre del mismo mito. Muñón marino, piel depilada, piel lubricada para la humillación solar, ¿y habría un culto de mar, solar? Hagiografías urbanas: pieles de bronce, sonar del bronce de las pasiones chicas y por la gloria. Fraternidad urbana: ¿humana o mera imitación de un mar igualitario y dependiente? El mar semeja, el mar conduce, el mar identifica, el mar es un Estado de la materia. Y el mar crece con la acumulación de poemas de mar. Pero jamás conocerás tu verdadero mar: lo que difiere de los usos humanos del mar. Ni agua es su solución salina. Solución final: el mar, sin tiempo, acumuló en sus aguas todo el naufragio del universo. Y el mar, sin ti, es el naufragio del universo. Y el mar, sin textos, sería la espuma de un instante. Mirá: el mar, ¿no era el reflejo de a-quel sol entrevisto mientras la olas reventaban contra tu cuerpo atónito...? ¿tras los cristales de la espuma...? ¿bajo su manto azul verdoso que se tornaba espuma, ex-agua...? Tu exigua escritura: ¿verías esa mirada o azul o verde, esa mirada falsa bajo el disfraz verdadero de las espumas...? Impresionante, che. Y oral: todo es ficticio en un poema sobre el poema. Y nada en el poema nada. Y en un poema nadas porque todo es oceánico en un poema de mar. ¡Si el mar es solo intermitencia de los cultos humanos! Y los cultos... ¡Piden que el mar occidental sea el sí de los hombres rendidos a sus orillas! ¡Pueblos en bajamar! ¡Patrias perdidas en lo oceánico, en el o-sea del sentido! Vayámonos, perdámonos así en este o-sea donde no hay mar ni nada: ni vos, ni mar, ni oleadas en tu cuerpo, ni ecos de vagas olas, ni obras que registraron navegaciones interiores, ni vientos que suplieron una apariencia de plenitud. Escuchemos:

hombre
marino
late
tu corazón
y en tu mar padeces el hundimiento de un sueño de intensidad
y en su mar pareces el nacimiento de un sueño de inmensidaddesanudemos:
hombre
marino
late
tu corazón
y su pulso marino te suma y te sume en su mar
sumar:
una extensión inalcanzable
una invención inalcanzable
una intención inalcanzable
el hombre flota sobre sí mismo
flota sobre sí
flota
sobre

Julio Cortázar (Argentina, 1914 - 1984)


La patria



Esta tierra sobre los ojos,
este paño pegajoso, negro de estrellas impasibles,
esta noche continua, esta distancia.
Te quiero, país tirado más abajo del mar, pez panza arriba,
pobre sombra de país, lleno de vientos,
de monumentos y espamentos,
de orgullo sin objeto, sujeto para asaltos,
escupido curdela inofensivo puteando y sacudiendo banderitas,
repartiendo escarapelas en la lluvia, salpicando
de babas y estupor canchas de fútbol y ringsides.

Pobres negros.

Te estás quemando a fuego lento, y dónde el fuego,
dónde el que come los asados y te tira los huesos.
Malandras, cajetillas, señores y cafishos,
diputados, tilingas de apellido compuesto,
gordas tejiendo en los zaguanes, maestras normales, curas, escribanos,
centroforwards, livianos, Fangio solo, tenientes primeros,
coroneles, generales, marinos, sanidad, carnavales, obispos,
bagualas, chamamés, malambos, mambos, tangos,
secretarías, subsecretarías, jefes, contrajefes, truco,
contraflor al resto. Y qué carajo,
si la casita era su sueño, si lo mataron en
pelea, si usted lo ve, lo prueba y se lo lleva.

Liquidación forzosa, se remata hasta lo último.

Te quiero, país tirado a la vereda, caja de fósforos vacía,
te quiero, tacho de basura que se llevan sobre una cureña
envuelto en la bandera que nos legó Belgrano,
mientras las viejas lloran en el velorio, y anda el mate
con su verde consuelo, lotería del pobre,
y en cada piso hay alguien que nació haciendo discursos
para algún otro que nació para escucharlos y pelarse las manos.
Pobres negros que juntan las ganas de ser blancos,
pobres blancos que viven un carnaval de negros,
qué quiniela, hermanito, en Boedo, en la Boca,
en Palermo y Barracas, en los puentes, afuera,
en los ranchos que paran la mugre de la pampa,
en las casas blanqueadas del silencio del norte,
en las chapas de zinc donde el frío se frota,
en la Plaza de Mayo donde ronda la muerte trajeada de Mentira.
Te quiero, país desnudo que sueña con un smoking,
vicecampeón del mundo en cualquier cosa, en lo que salga,
tercera posición, energía nuclear, justicialismo, vacas,
tango, coraje, puños, viveza y elegancia.
Tan triste en lo más hondo del grito, tan golpeado
en lo mejor de la garufa, tan garifo a la hora de la autopsia.
Pero te quiero, país de barro, y otros te quieren, y algo
saldrá de este sentir. Hoy es distancia, fuga,
no te metás, qué vachaché, dale que va, paciencia.
La tierra entre los dedos, la basura en los ojos,
ser argentino es estar triste,
ser argentino es estar lejos.
Y no decir: mañana,
porque ya basta con ser flojo ahora.
Tapándome la cara
(el poncho te lo dejo, folklorista infeliz)
me acuerdo de una estrella en pleno campo,
me acuerdo de un amanecer de puna,
de Tilcara de tarde, de Paraná fragante,
de Tupungato arisca, de un vuelo de flamencos
quemando un horizonte de bañados.
Te quiero, país, pañuelo sucio, con tus calles
cubiertas de carteles peronistas, te quiero
sin esperanza y sin perdón, sin vuelta y sin derecho,
nada más que de lejos y amargado y de noche.

Cristina Peri Rosi (Uruguay, 1941)



Montevideo

 

Nací en una ciudad triste
de barcos y emigrantes
una ciudad fuera del espacio
suspendida de un malentendido:
un río grande como mar
una llanura desierta como pampa
una pampa gris como cielo.

Nací en una ciudad triste
fuera del mapa
lejana de su continente natural
desplazada del tiempo
como una vieja fotografía
virada al sepia.

Nací en una ciudad triste
de patios con helechos
claraboyas verdes
y el envolvente olor de las glicinas
flores borrachas
flores lilas

Una ciudad
de tangos tristes
viejas prostitutas de dos por cuatro
marineros extraviados
y bares que se llaman City Park.

Y sin embargo
la quise



Cristina Peri Rosi (Uruguay, 1941)


POÉTICA
 
Las palabras son espectros
piedras abracadabras
que saltan los sellos
de la memoria antigua
 
Y los poetas celebran la fiesta
del lenguaje
bajo el peso de la invocación
 
Los poetas inflaman las hogueras
que iluminan los rostros eternos
de los viejos ídolos
 
Cuando los sellos saltan
el hombre descubre
la huella de sus antepasados
 
El futuro es la sombra del pasado
en los rojos rescoldos de un fuego
venido de lejos,
no se sabe de dónde.
 
 
 
 
 
 
 

Xu Chiu (China, 1914-1996)


La luna llena que todo lo abarca 

 

Los números romanos I, II, III, IV, V, VI, VIl, VIII, IX, X, XI y XII
Que estoy escribiendo representan los doce planetas
Que giran en el engranaje de la rueda celeste.

La luna llena de la noche es un organismo vivo, compacto y chato.
Es la luna llena que está colgada encima de la torre del rascacielos,
Y el otro rascacielos que se mira desde abajo es la luna llena que todo lo abarca.

El hombre es igual de largo que una aguja.
El hijo es igual de largo que una aguja.
Cuando miras al azar o con lo que tus ojos pueden ver adrede, todo es la superficie de la luna
          llena que todo lo abarca.

Ahora sé de la sabiduría de la luna llena que todo lo abarca,
Ahora sé de los minutos que se suceden en el tiempo,
De la luna, de las linternas, de las horas que ella posee a la vez.
 
 


Xu Chiu en Tener veinte años (1936), incluido en El cielo a mis pies. Antología de la poesía china moderna 1918-1949  (Ediciones Hiperión, Madrid, 2013, selec. y traduc. de Blas Piñero Martínez)
 
 
(Fuente: Asamblea de palabras)

lunes, 24 de febrero de 2020

Mariana Camelio Vezzani (Chile, 1994)





el patio de la quinta


 

para enterrar un cuerpo
primero se cava profundo en el jardín
se amaina el terreno se afloja retira con una pala
la tierra se guarda en un costado hasta más tarde
……………de diecisiete el cuerpo
…………………………cerrar los ojos es un reflejo advirtieron
…………………………depende de una sección del cerebro advirtieron
…………………………–nunca te había visto morir
para enterrar un cuerpo se cava profundo
del hueco se levantan trozos de baldosas y mosaicos
botellas plásticas shampúes
……………vidrios que reflejan cejas traspiradas
……………cartones tapas cementos
……………llaves de paso
……………manos de una muñeca ladrillos
para enterrar un cuerpo
se levantan los escombros de una casa que no existe
y cuando la tierra se cierne en la rejilla se enredan malezas
de cuyas raíces se descuelga una pulsera cortada
……………intentas separar los eslabones
……………con los dientes con las manos
……………pero el metal hiere bajo las uñas:
de tus dedos –intento erróneo–
brota un líquido que mancha un texto
con espacios crueles que no pudimos descifrar



(Fuente: Jampster)




……………

Lawrence Ferlinghetti (EEUU, 1919)





“Poema 10” (de Un Coney Island en la Mente)

 


No me he acostado con la belleza toda la vida
repiténdome
sus abundantes encantos
No me he acostado con la belleza toda la vida
ni tampoco he mentido con ella
repitiéndome
que la belleza nunca muere
pero queda aparte
entre los aborígenes
del arte
y muy por encima de los campos de la batalla
del amor
Está por encima de todo eso
oh sí
Se sienta en los asientos más selectos
de la iglesia
allá arriba donde se reúnen los directores artísticos
que seleccionan las cosas para la inmortalidad
Y ellos se han acostado con la belleza
toda la vida
Y todos ellos se han alimentado de dulce melón blanco
y bebido todos los vinos del Paraíso
de modo que saben exactamente que
una cosa bella es un placer
para siempre jamás
y que nunca jamás
puede llegar a convertirse
en una nada perdedora de dinero
Oh no me he acostado
en una cama Reposo de Belleza como ésta
teniendo que levantarse de noche
por miedo de que se me escapase de algún modo
algún movimiento que la belleza hubiese podido hace
No obstante he dormido con la belleza
a mi propia y loca manera
y he tenido una o dos hambrientas escenas
con la belleza en mi cama
y así derramé otro u otros poemas
y así derramé otro u otros dos poemas
sobre el mundo del Bosco.



(Fuente: El Hombre aproximativo)