martes, 16 de abril de 2019

René Char (Francia, 1907-1988)


Yo habito un dolor 

 

     No dejes el cuidado de gobernar tu corazón a esas ternuras parientas del otoño del que reciben su plácido andar y su afable agonía. El ojo es precoz para plegarse. El sufrimiento conoce pocas palabras. Prefiere acostarte sin cargas: sonarás con el mañana y tu lecho será liviano para ti. Soñarás que tu casa ya no tiene vidrios. Sientes impaciencia por unirte al viento, al viento que recorre un año en una noche. Otros cantarán la incorporación melodiosa, las carnes que sólo personifican la brujería del reloj de arena. Condenarás la gratitud que se repite. Más tarde, te identificarán con algún gigante disgregado, señor de lo imposible.
     Sin embargo.
     Sólo has conseguido aumentar el peso de tu noche. Has vuelto a la pesca en las murallas, a la canícula  sin verano. Estás furioso contra tu amor en el centro de un acuerdo que enloquece. Sueña con la casa perfecta que nunca verás elevarse. ¿Para cuándo la cosecha del abismo? Pero has reventado los ojos del león. Crees ver pasar a la belleza por encima de las lavandas negras...
     ¿Qué es lo que ha izado, una vez más aún, un poco más arriba, sin convencerte?
     No hay sitio puro.
Versión de Raúl Gustavo Aguirre


(Fuente: Asamblea de palabras)

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