lunes, 29 de abril de 2019

Emily Dickinson (Estados Unidos, 1830-1886)


La Tempestad


Súbito vino un viento como un clarín;
un estremecimiento corrió en la grama,
y un verde escalofrío sobre el calor
pasó tan ominoso
que trancamos las ventanas y las puertas
como ante un fantasma esmeralda;
la eléctrica alpargata de la catástrofe
en aquel instante pasaba.
Extraño tumulto de convulsos árboles
y de cercas volando
y ríos con casas corriendo
vieron los vivos aquel día.
En la torre la campana enloquecida
las volantes nuevas arremolinaba.
¡Cuánto puede venir,
cuánto puede pasar,
pero seguir el mundo!
 
 
 
         Trad. José Coronel Urtecho y Ernesto Cardenal
 
 
 
(Fuente: Asamblea de palabras)

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