martes, 30 de abril de 2019

José Emilio Pacheco (México)



LA OVEJA NEGRA. UNA ANTIFÁBULA


Apenas sobresalgo de la cerca
Y la oveja me mira desde un orbe
Que jamás será nuestro.

Ogro entre lobos, lobo entre los ogros,
Me teme y aborrece por sobradas razones.
Pertenezco al sector de los feroces
Y, a diferencia de ella, tengo manos
Capaces de hacer daño y destruir
Por medio de tijeras y cuchillos.
Soy un lacayo más del vil imperio
Que para enriquecerse sin medida
Saquea los recursos de la oveja.
Y a fin de entretener su hambre sin fondo
Secuestra y mata a sus recién nacidos.
La oveja en mi persona halla un ejemplo
De las tristes criaturas subsanares,
Muestra gris, indistinta
De la especie feroz que arruina todo.
Ladrón, torturador, siempre asesino,
Sabandija, alimaña, cáncer, plaga
Ante la oveja reina.
¿Cómo me va a juzgar de otra manera
Un animal que habita en otro mundo
Eternamente víctima del nuestro?
No respondo a su estética, no cumplo
Para nada ninguno de sus cánones.
Ocupo un despreciable último rango
En la masa indistinta de los hombres.
Pecado imperdonable no lucir
Un vellocino que me cubra y me haga
Tan hermoso como ella.
Si camino en dos patas
(Qué grotescas las bestias de dos patas)
Es evidente entonces que he llegado a esquilarla
Y a robarle a sus niños
Con destino a una mesa de glotones.
Nunca faltan ovejas que pregunten
Por qué nuestro hato humano infama siempre
Como «la oveja negra» a quien se aparta
Del tropel que formamos los esclavos.
En la lengua ovejuna
Abundan expresiones que condenan
A los sumisos bípedos cobardes.
Hablan de nuestra abyecta sumisión
Al poder, la crueldad, la moda boba
(Las ovejas no cambian de vestuario).
Desprecian sobre todo a las que van
«Como seres humanos al matadero»
Y en esto saben bien de lo que hablan.
Si una oveja se sale del redil
Y niega la deriva del rebaño
La definen «persona descarriada».
Pero a las obedientes las infaman
Por su docilidad que acepta todo
A cambio de promesas y esperanzas.
«Son ingenuas y torpes, casi humanas,
Y al precio de torturas sin medida
Tratan de parecerse, siempre en vano,
A modelos de cuerpos que no existen».
La oveja se impacienta y da a entender:
«Podríamos seguir al infinito.
Por hoy puedes largarte. Es suficiente».
Me despido, me alejo y siento pena
De haberle dado sin afán de daño
Un mal rato a la oveja.
Esta noche la reina no dormirá
Por la furia que sintió al verme
Y tratará de conciliar el sueño
Contando hombres que saltan de las cercas.


José Watanabe (Perú, 1947 - 2007)


REFULGE OTRA VEZ EL SOL


Refulge otra vez el sol sobre el río,
siéntate en la hierba con espíritu tranquilo
y mira a los muchachos bañarse y reír.
Acepta estrictamente esta visión.
(Has mirado tu sombra desde el puente
y te ha extrañado
que no tuerza hacia la corriente)
Tú también te bañaste aquí
y entonces el río era igualmente sucio, dejaba
estrías de barro en las comisuras de la boca
donde se formaba esa risa gratuita, risa
sólo por estar allí, zambulléndose
y emergiendo con un único conocimiento,
el de las cualidades tangibles del agua.
Ése era el sentido de la risa.
Acepta estrictamente ese sentido y declina
la especulación poética. Porque es tu verso opaco
contra tu brillante alegría de muchacho.

Juan Gelman (Argentina)


SOBRE LA POESÍA


habría un par de cosas que decir/
que nadie lee mucho/
que esos nadie son pocos/
que todo el mundo está con el asunto de la crisis mundial/ y

con el asunto de comer cada día/se trata
de un asunto importante/recuerdo
cuando murió de hambre el tío juan/
decía que ni se acordaba de comer y que no había problema/
pero el problema fue después/
no había plata para el cajón/
y cuando finalmente pasó el camión municipal a llevárselo
el tío juan parecía un pajarito/
los de la municipalidad lo miraron con desprecio o desdén/
murmuraban
que siempre los están molestando/
que ellos eran hombres y enterraban hombres/y no
pajaritos como el tío juan/especialmente
porque el tío estuvo cantando pío-pío todo el viaje
hasta el crematorio municipal/
y a ellos les pareció un irrespeto y estaban muy ofendidos/
y cuando le daban un palmetazo para que se callara la boca/
el pío-pío volaba por la cabina del camión y ellos sentían que
les hacía pío-pío en la cabeza/el
tío juan era así/le gustaba cantar/
y no veía por qué la muerte era motivo para no cantar/
entró al horno cantando pío-pío/salieron sus cenizas y piaron un rato/
y los compañeros municipales se miraron los zapatos grises de vergüenza/pero
volviendo a la poesía/
los poetas ahora la pasan bastante mal/
nadie los lee mucho/esos nadie son pocos/
el oficio perdió prestigio/para un poeta es cada día más difícil
conseguir el amor de una muchacha/
ser candidato a presidente/que algún almacenero le fíe/
que un guerrero haga hazañas para que él las cante/
que un rey le pague cada verso con tres monedas de oro/
y nadie sabe si eso ocurre porque se terminaron
las muchachas/los almaceneros/los guerreros/los reyes/
o simplemente los poetas/
o pasaron las dos cosas y es inútil
romperse la cabeza pensando en la cuestión/
lo lindo es saber que uno puede cantar pío-pío
en las más raras circunstancias/
tío juan después de muerto/yo ahora
para que me quierás

Mariangela Ruggiu


Vengo del tiempo de las brujas…

Versión de Juan Carlos Villavicencio





Vengo del tiempo de las brujas
de la quema del miedo

cuando levantar la cabeza era pecado
y la sangre sólo expiación

el tiempo guarda un legado de cuerpos desmembrados
con pedazos de vidrio, por el pecado de conocer

el conocimiento es más aterrador que el sexo
en todo momento vierten la oscuridad en los ojos de las niñas

pero venimos de la luz

la tejemos en la urdimbre de la palabra
la pasamos de mano en mano
en los cantos en voz baja o en los libros arrancados al fuego

es la luz que estalla en la primera fila de la guerra
detrás de la sonrisa y el canto
mano a mano con la muerte.






(Fuente: Descontexto)










Juan Carlos Onetti (Uruguay)


Balada del ausente

Entonces no me des un motivo por favor
No le des conciencia a la nostalgia,
La desesperación y el juego.
Pensarte y no verte
Sufrir en ti y no alzar mi grito
Rumiar a solas, gracias a ti, por mi culpa,
En lo único que puede ser
Enteramente pensado
Llamar sin voz porque Dios dispuso
Que si Él tiene compromisos
Si Dios mismo le impide contestar
Con dos dedos el saludo
Cotidiano, nocturno, inevitable
Es necesario aceptar la soledad,
Confortarse hermanado
Con el olor a perro, en esos días húmedos del sur,
En cualquier regreso
En cualquier hora cambiable del crepúsculo
Tu silencio
Y el paso indiferente de Dios que no ve ni saluda
Que no responde al sombrero enlutado
Golpeando las rodillas
Que teme a Dios y se preocupa
Por lo que opine, condene, rezongue, imponga.
No me des conciencia, grito, necesidad ni orden.
Estoy desnudo y lejos, lo que me dejaron
Giro hacia el mundo y su secreto de musgo,
Hacia la claridad dolorosa del mundo,
Desnudo, sólo, desarmado
bamboleo mi cuerpo enmagrecido
Tropiezo y avanzo
Me acerco tal vez a una frontera
A un odio inútil, a su creciente miseria
Y tampoco es consuelo
Esa dulce ilusión de paz y de combate
Porque la lejanía
No es ya, se disuelve en la espera
Graciosa, incomprensible, de ayudarme
A vivir y esperar.
Ningún otro país y para siempre.
Mi pie izquierdo en la barra de bronce
Fundido con ella.
El mozo que comprende, ayuda a esperar, cree lo que ignora.
Se aceptan todas las apuestas:
Eternidad, infierno, aventura, estupidez
Pero soy mayor
Ya ni siquiera creo,
En romper espejos
En la noche
Y lamerme la sangre de los dedos
Como si la hubiera traído desde allí
Como si la salobre mentira se espesara
Como si la sangre, pequeño dolor filoso,
Me aproximara a lo que resta vivo, blando y ágil.
Muerto por la distancia y el tiempo
Y yo la, lo pierdo, doy mi vida,
A cambio de vejeces y ambiciones ajenas
Cada día más antiguas, suciamente deseosas y extrañas.
Volver y no lo haré, dejar y no puedo.
Apoyar el zapato en el barrote de bronce
Y esperar sin prisa su vejez, su ajenidad, su diminuto no ser.
La paz y después, dichosamente, en seguida, nada.
Ahí estaré. El tiempo no tocará mi pelo, no inventará arrugas,no me inflará las mejillas
Ahí estaré esperando una cita imposible, un encuentro que no se cumplirá.






(Fuente: Biblioteca Ignoria)


lunes, 29 de abril de 2019

Silvia Plath (EEUU, 1932-1963)


Lady Lazarus

He vuelto a hacerlo.
Una vez por decenio
me las compongo...

Especie de milagro andante, mi piel
que destella como una pantalla de lámpara nazi,
mi pie derecho

pisapapeles,
mi rostro sin rasgos, delicada
tela judía.

Arráncame el paño,
oh enemigo mío.
¿Infundo terror?...

¿La nariz, las cuencas de los ojos, todos los dientes?
El aliento agrio
en un día se irá.

Pronto, pronto la carne
que devoró la tétrica caverna
en mí estará a sus anchas

y seré una mujer que sonríe.
No tengo más que treinta años.
Y, al igual que los gatos, siete ocasiones para morir.

Ésta es la Número Tres.
¡Qué basura
a aniquilar cada diez años!

¡Qué millón de filamentos!
La multitud de mascacacahuetes
se apelotona para mirar

cómo me desenvuelven de pies y manos
¡Gran strip-tease!
Caballeros señoras:

éstas, pues, son mis manos.
Mis rodillas.
Puedo estar en los huesos,

pero, no obstante, sigo siendo la misma idéntica mujer.
La primera vez que sucedió yo tenía diez años.
Fue un accidente.

La segunda vez estaba decidida
a seguir hasta el fin, a no regresar nunca.
Meciéndome, me cerré

como una concha.
Tuvieron que llamarme una y otra vez,
que arrancarme uno a uno los gusanos, como perlas pringosas.

Morir
es un arte, como todo.
Yo lo hago excepcionalmente bien.

Tan bien, que parece un infierno.
Tan bien, que parece de veras.
Supongo que cabría hablar de vocación.

Es bastante fácil hacerlo en una celda.
Es bastante fácil hacerlo, y quedarse esperando.
Es la teatral

reaparición a pleno día,
en el mismo lugar, ante la misma cara, al mismo bestial
y divertido grito

-¡es un milagro!-,
que te deja inconsciente.
Hay que pagar,

por verme las cicatrices; hay que pagar
por escucharme el corazón...
Late de veras.

Y hay que pagar; hay que pagar muchísimo,
por palabra o contacto,
o un poquito de sangre

o un jirón de mi pelo o de mi ropa.
¿Y pues, Herr Doktor?
¿Y pues, Herr Enemigo?

Soy tu opus,
soy tu inversión,
el bebé de oro puro

que se funde en un grito.
Me doy vuelta y me abraso.
No creas que no estimo tu preocupación en todo lo que vale.

Ceniza, ceniza...
que eres tú quien atiza y quien remueve.
Carne, hueso, no queda nada...

Una pastilla de jabón.
Un anillo de boda.
Un empaste de oro.

Herr Dios, Herr Lucifer;
tened cuidado,
tened cuidado.

De las cenizas
con el cabello rojo me levanto
y me como a los hombres como aire.





(Fuente: Poesía de El Toro de Barro)

Emily Dickinson (Estados Unidos, 1830-1886)


La Tempestad


Súbito vino un viento como un clarín;
un estremecimiento corrió en la grama,
y un verde escalofrío sobre el calor
pasó tan ominoso
que trancamos las ventanas y las puertas
como ante un fantasma esmeralda;
la eléctrica alpargata de la catástrofe
en aquel instante pasaba.
Extraño tumulto de convulsos árboles
y de cercas volando
y ríos con casas corriendo
vieron los vivos aquel día.
En la torre la campana enloquecida
las volantes nuevas arremolinaba.
¡Cuánto puede venir,
cuánto puede pasar,
pero seguir el mundo!
 
 
 
         Trad. José Coronel Urtecho y Ernesto Cardenal
 
 
 
(Fuente: Asamblea de palabras)

Valeria Tentoni (Bahía Blanca, Argentina, 1985)



Avestruces

¿Qué hace el avestruz después de sacar la cabeza del hoyo,
qué es lo primero que olvidan los avestruces
de esa oscuridad en la que estuvieron
mientras afuera todo brillaba?


*


Flamencos

Dicen que esos son flamencos
pero no me alcanza la vista. Dicen
que hay que tener cautela
con lo que puja y dicen que es espuma
pero yo veo un rebaño,
lomos surtidos de marrón glacé.
Lo que se acerca, ungulado,
y arrastra la arena.
El animal líquido
sobre la lona
granulada de la costa
caracoles
apenas enteros.
Nadie que sepa bracear debería
irse demasiado lejos. El que conoce su fuerza
es el que sabe medir
primero la ajena.


*


Sierva María

La que moría de rabia
en una novela que leí de chica
sigue muriéndose
en el mismo capítulo.
Se muere mientras las cosas andan;
se muere todo el tiempo
en el mismo párrafo, se muere
incansable
sin variaciones.

domingo, 28 de abril de 2019

Olga Orozco (Argentina)



Fuera de foco






Sobreviene otro vuelco en la caída,
un sobresalto más en la sustancia donde delira el sol,
otro tumbo en la escena donde se desarrolla la derrota
            de los días contados;
algo que a tientas cruza por mi cuerpo
y lo traspasa y casi desaloja como un cambio de guardia.
Descorrida de mí, desatinada,
estoy sin toda yo, vaciando el centro, invadiendo un costado,
tan ajena al comienzo y al final como nadie,
apenas más asida a las últimas plumas del mundo que ninguna.
Es como si la muerte me ganara terreno
y antes de dar al otro el sitio donde estuve me encerrara hacia fuera.
En esta desplazada razón ya no hago pie.
Inmensa la tiniebla que me acoge y escurre para deshabitarme;
intransitable la lustrosa noche que me despeñará.
¿Dónde había memoria de unos ojos en los que confluía el universo,
de alguien que presidía estos dominios como estrella polar?
¿Dónde quedó la sombra de cuanto me encumbraba en mi sola persona,
de todo cuanto giraba alrededor?
Es inútil buscar. No acierto con mi visión ni atino con mi mano.
Tal vez justo en el medio de la improbable trama se borró mi lugar:
un alterado espacio que se va, que ya no me retiene.
Pero algo se resquebraja en mitad de mi espalda.
Siento que un ala negra se desprende.
¿Empezaré a caer hacia lo alto?




en En el revés del cielo, 1987

Michel Houellebecq ( Saint-Pierre, La Reunión, Francia, 1956 )





Los pozos

El niño tecnológico guía el cuerpo de los hombres,
De las sociedades ciegas
Hasta la orilla de la muerte,
El cuerpo gime y aúlla.

Es un pozo muy profundo
Y es un vacío inmenso,
Muy denso,
Se ven las partículas arremolinarse, borrarse.

El niño nunca se equivoca,
Camina por la calle
Anuncia la muerte
De las almas desaparecidas.

Morimos sin perdón
Y desaparecemos
En la sombra inmensa,
La sombra de ausencia

Donde el vacío separa las partículas heladas,
Nuestros cuerpos
Pedazos de nuestra muerte,
Trayectorias irrisorias de fragmentos desplazados.

Las últimas partículas
Derivan en el silencio
Y el vacío articula
En la noche, su presencia.






Traducción Isaías Garde

(Fuente: Caína bella)

Jack Spicer (Los Angeles, 1925 – 1965)

 

Poema sin ningún pájaro


¿Qué te puedo decir, querida,
Cuando me pedís ayuda?
No conozco el futuro
Ni la poesía
Que estamos por escribir.
Suicidarse. Volverse loco. Mejores personas
Que nosotros lo intentaron.
Una vez te quise pero
No conozco el futuro.
Lo único que sé es que amo la fuerza en mis amigos
Y su grandeza
Y que detesto el modo en que se resquebrajan sus cuerpos cuando mueren
Y se los comen las imágenes.
Se acabó la joda. Se acabó el picnic
Volverse loco. Suicidarse. No quedará nada
Después de que te mueras
O te vuelvas loco,
Salvo la serenidad de la poesía.


Versión: Isaías Garde



A Poem Without A Single Bird In It


What can I say to you, darling,
When you ask me for help?
I do not even know the future
Or even what poetry
We are going to write.
Commit suicide. Go mad. Better people
Than either of us have tried it.
I loved you once but
I do not know the future.
I only know that I love strength in my friends
And greatness
And hate the way their bodies crack when they die
And are eaten by images.
The fun’s over. The picnic’s over.
Go mad. Commit suicide. There will be nothing left
After you die or go mad,
But the calmness of poetry.


(Fuente: Biblioteca Ignoria)

sábado, 27 de abril de 2019

Guillermo Bianchi (Argentina, 1970)



ORFANDAD





hace noches que arrastro este cadáver

hemos bebido juntos del furor y la bruma

hemos acariciado la muerte a contrapelo

aliviado el dolor en madrigueras

donde la realidad pasa de largo

un ala negra sobre el cielo puro

batiendo contra el pecho

su avidez de relámpago


casa por casa fuimos

a derramar la hiel de nuestra angustia

hemos visto la calle sin ventanas

donde van a besarse los suicidas

antes de transformarse en certidumbre

hemos amanecido con un tiro en la frente

y un puñal escondido en la garganta


hace noches que intento abandonarlo

envolverlo en mi abrigo

y acostarlo en su espanto

como quien deja a un niño

a los pies de una iglesia.





LA TAPA DE LOS SESOS




pensar en vos como un anzuelo

pensar en vos como una copa rota

salir de vos

a la orfandad del tiempo y su ruleta

al peso del insomnio

sus mastines


pensar en vos como una letanía

pensar lo irreparable

lo imposible

pensar la soga al cuello


pensar en vos como una vértebra

o como un espolón

o como un túnel

estar pensando en vos de pies y manos

y hundirme en los diluvios del pensarte.



Malcolm Lowry (Inglaterra)


Sé paciente, pues el lobo está siempre contigo



Sé paciente, pues el lobo está siempre contigo.
Escucha, tonto, el sonido de tu deseo;
¡No te equivoques! No es el mar.
El lobo es locura pero la luna es luz.
Dios terminará por salir de tanta ignorancia,
Y no como de una caja de sorpresas sino en forma de árbol.
Que el delirio vuelve en padre lloroso.
Los desastres de la noche todos tienen su función trágica,
Media cara de Dios busca a la otra mitad de su cara.
Y el encontrará tu genio en la oscuridad
Y lo devolverá sin fiador.
Sé paciente, pues el lobo perpetuamente está contigo,
Feo y malvado y sin embargo divino.
Olvida el sonido del mar
El mar insolente frunciendo sus labios todo el día,
Estridente como fábricas de romper vidrio.
Olvida el liso mar invendimiable
Pues los que beben sus profundidades son los ahogados.
La negra nieve está apilada bajo el reloj
Donde citas rotas encuentran a corazones rotos a tiempo.
Este es un mundo de inútiles misterios.
Sé paciente, pues hay mucho mucho mucho que es paciente.Sé paciente, pues el lobo es paciente,
Y su menuda sombra se ha detenido aquí.
Los prados esperan a los arcoiris para decir “Dios”.
Las sombras te esperan para decir la palabra,
Dos almohadas miran al amor salvar al mundo.
A la luz de la luna un carguero da vueltas a un ancla sucio.
La cédula espera: el barco bloqueado por el hielo en el fiordo.
El ángel espera: su corazón una mano doliente
Que te arranca de nosotros hacia el país de la tarde.
No hay buitres en él sino cosas que se hacen,
Ni tampoco lobo ni miedo al diluvio.Sé paciente porque el lobo es paciente.
El petirrojo espera compensación de la noche,
La golondrina anhela que el otoño diga “ahora”,
Y Eco un Héroe que no responda “no”.
Sólo la campana que sigue no espera
Galopando con rostro de madre a través de los campos
Para limarte hasta el hueso con el replicar brutal.
Al comienzo del infierno, en medio
Del bosque, titubea la imagen entre madre y mar,
No prestes atención ni a la campana ni al viejo mar,
Sino que al bondadoso lobo querido presta lealtad.Sé paciente, a causa del lobo, sé paciente:
Los ruidos y pesares de la noche todos tienen su función.
Encontrarás la cueva con calor de sangre y descansarás al fin;
Las sombras te esperan para decir la palabra.
Ahora escucha tu astuto paso blando.
Sé paciente, a causa del lobo sé paciente-
Su paso es el tuyo ahora, eres libre, no teniendo nada.
 
 
 
 
(Fuente: El Hombre Aproximativo blog)

Carlos Pellicer (México, 1897-1977)


Estudios 

                                            Para J.M. González de Mendoza
 
 

1.         Los pueblos azules de Siria
            donde no hay más que miradas y sonrisas.

2.         Donde me miraron
            y miré.
            Donde me acariciaron
            y acaricié.

3.        Las casas juegan a la buena suerte
           y a la niña de quince años
           inocente como la muerte.

4.        Hay una sed de naranja
           junto a la tarde todavía muy alta.

5.        El agua de los cántaros
           sabe a pájaros.

6.        Unos ojos me sonríen
           sobre un cuerpo prohibido.

7.        Hay azules que se caen de morados.

8.        El paisaje es a veces de bolsillo
           con todo y horas.

9.        El amarillo junto al azul no cuesta caro:
           un charco de cielo y un ganso.

10.      Estoy en Siria.
           Lo sé por los ojos
           que veo puestos a la brisa.

11.      Y es un martes viajero y alegría
          de dulce tiempo y de fastuosa fecha,
          tan flexible y tan apto que podría
          borrar mi sombra sin tirar la flecha.

                                                            Jafa, 1927.
 
 
 
 
(Fuente: Asamblea de palabras)

viernes, 26 de abril de 2019

Gabriel –Saracho- Carbajales (Uruguay)



Mis huesos flacos, pulverizados.

Mi piel quieta, hojas caídas, pisoteadas.

Mi pélvis oxidada, sin curiosidad, sin deseos.

Mi humanidad, licuado triste de cañadas mugrientas.

Soy el terreno plomizo y enfermo del suburbio.

Ando encorbado rezongando a un carrito sin caballo.

Me arrastro, me caigo, me levanto, me muero.

Pero no, la muerte no me quiere. Me desprecia.

Soy un guacho en chancletas lleno de mocos.

Manos frías y labios secos sin asco al mal olor.

Revuelvo con la habilidad de una rata.

No mastico, solamente trago y escupo.

Nadie sabe quién soy.

Nadie dice: “Ahí va el Viejo Sucio del carrito”.

Sólo yo sé que soy el mismo al que me incorporé.

Sólo yo me reconozco en una miseria que venceré.

Porque es así de simple: soy el pasado y el futuro.

Soy la luz de la sombra que un día alumbrará la mañana.

Soy la cosa más sencilla y elemental.

Soy la humanidad que saltará de la cañada y atacará.

Soy el que fuí y el que será.

Porque la muerte no me quiere. Me desprecia.


 

Montevideo, 28 de abril de 2014.


Paul Auster (Inglaterra)


Noches blancas


 

Ninguno acá,
y el cuerpo dice: lo que sea que diga
no hay que decirlo. Aunque ninguno
para el caso es un cuerpo, y lo que el cuerpo dice
no lo escucha nadie
excepto tú.

Nieve y noche. La repetición
de un asesinato
entre los árboles. La pluma
se mueve a través de la tierra: ya no se sabe
lo que ocurrirá, y la mano que la sostiene
ha desaparecido.
No obstante, escribe.
Escribe: en el principio,
entre los árboles, un cuerpo vino andando
desde la noche. Escribe:
la blancura del cuerpo
es el color de la tierra. Es tierra,
y la tierra escribe: todo
es el color del silencio.
Ya no estoy acá. Nunca dije
lo que dices
que dije. Sin embargo, el cuerpo es un lugar
donde nada muere. Y cada noche
sabes que, desde el silencio de los árboles,
es mi voz
la que viene caminando hacia ti.


Versión: Isaías Garde



White Nights


No one here,
and the body says: whatever is said
is not to be said. But no one
is a body as well, and what the body says
is heard by no one
but you.
Snowfall and night. The repetition
of a murder
among the trees. The pen
moves across the earth: it no longer knows
what will happen, and the hand that holds it
has disappeared.
Nevertheless, it writes.
It writes: in the beginning,
among the trees, a body came walking
from the night. It writes:
the body’s whiteness
is the color of earth. It is earth,
and the earth writes: everything
is the color of silence.
I am no longer here. I have never said
what you say
I have said. And yet, the body is a place
where nothing dies. And each night,
from the silence of the trees, you know
that my voice
comes walking toward you.



(Fuente: Biblioteca Ignoria)

James Merrill (Nueva York, 1926 – Tucson, 1995)




El vaso roto

Decir que alguna vez contuvo margaritas y campánulas
es ignorar, al menos,
su vigoroso brillo, quebrado contra el suelo,
el ancho vaso que parecía contener el sol,
verdes hojas orladas, su resplandor deshecho,
su cristalina integridad dispersa por doquier.
Los espectros, ya libres, hablarán
de helados floreceres en el frío vidrio roto.

Fragmentos de cristal caídos de la unidad al caos,
pero sujeta a cada borde
la marca opalina de la imperfección
cuyos rayos, dispersos, propondrán
más de una red de oblicuas luces
que atraviesen la noche en todas direcciones
y esbocen en la estancia
las convincentes aptitudes del fuego.

Las espléndidas curvas de artificio vidriado
dan fe de su pureza
en unidades lúcidas. Liberadas, ahora,
como el amor que triunfa sobre lo inconstante
y construye armonía con las disonancias
y en nosotros, roto, yace de algún modo, como
si el tiempo fuera un vaso roto,
y nuestra última alegría al saberlo incurable.

Desde el suelo las ruinas irisadas de astillas
cortan el aire en estructuras,
y delimitan, como ojos o brújulas, un rostro
de matemática fijeza, un haz luminoso
en cuyo círculo pueden inscribirse
todas las soledades del amor, un cuarto para el rostro del amor,
los proyectos del amor, reverdecidos,
los monumentos del amor como lápidas en nuestras vidas.










Traducción Ernesto Hernández Busto



(Fuente: Caína bella blog)


CHARLES BUKOWSKI (USA)




UN POEMA PARA MI HIJA


Se lo doy con la
cuchara: papilla de pollo con fideos
ciruelitas
un postre de frutas infantil.

se lo doy con la cuchara y
por el amor de Dios
no le eches la culpa a la
niña
no le eches la culpa al
gob.
no le eches la culpa a los jefes ni a las
clases trabajadoras...
méteselo
en esa boquita
como cera
fundida.
llama un amigo:
~¿qué vas a hacer ahora, Hank?
~¿qué demonios quieres decir con qué voy a
hacer?
~me refiero a que ahora tienes una responsabilidad, tienes
que educar
bien a la
cría.
en vez de eso le doy de comer:
¡se lo meto con la cuchara!
ojalá se haga con
un sitio en Beverly Hills
sin la menor necesidad de cobrar el paro en la vida
y nunca tenga que venderse al mejor
postor.
y nunca se enamore de un soldado o un asesino de cualquier
clase.
y ojalá
aprecie a Beethoven y Jelly Roll Morton y
los vestidos bonitos.
tiene una auténtica
oportunidad:
antes estaba el
Fondo Teórico y ahora está la
Gran Sociedad.
~¿vas a seguir apostando a los caballos? ¿vas a seguir
bebiendo? ¿vas a seguir ...?
~sí.
ella es una flor que se mece al viento en el centro absoluto de
mi corazón...
ahora duerme maravillosamente como una
barca en el Nilo.
es posible que algún día
me entierre.
eso estaría bien.
si no supusiera una
responsabilidad.

jueves, 25 de abril de 2019

Claudio Piermarini (Argentina)


ALIENACIÓN

A Freud y a Marx, o sea, a Marcuse.
 


Se puede morir de disyunción.

Se puede llorar al pie de las iglesias,

hasta agotar el agua de las fuentes

y convertir el Edén en un desierto calcinado.

Uno puede darse al sacrificio

en un altar para dioses que no existen,

o entregar el alma

a feroz idolatría

y adorar todos los fetiches del Capitalismo

hasta volverse de plástico,

ser un simulacro de la vida,

un muñeco de cera organizado,

andar y desandar los vastos hipermercados,

confundiendo felicidad con mercancía.

Se puede consumir todo tipo de drogas ilegales

y, con la cara del Che tatuada en el antebrazo,

jugar a la ruleta rusa con narcopolicías.

Se puede morir de pie defendiendo una mentira,

por no turbar el sueño de los sepultos antepasados,

yacer con prostitutas un alba de cenizas,

por el bien del Patriarcado y con un guiño del Papa,

o escribir un libro de poesías

como un gran cementerio de amores enterrados.

Se puede traicionar al propio corazón

una y mil veces,

sólo para volverlo a traicionar.



Pero lo que no se puede,

bajo ningún concepto,

es tratar de vivir en la verdad,

soñar tu propio sueño,

decir: yo quiero, yo deseo

y no tener tres veces que negarlo

antes de que cante el gallo.



              


 ( La carne enverbizada, 2009)

Ezra Pound


Y se llena mi boca de intrépìda música



SEXTINA: ALTAFORTE


Loquitur: En Bertrans de Born.
Dante Alighieri puso a este hombre en el infierno porque fue un instigador de discordias.
¡Eccovi!
¡Juzgadlo!
¿Lo he desenterrado?
La escena es en su castillo, Altaforte. “Papiols” es su juglar. “El Leopardo”, el emblema de Ricardo Corazón de León.  

                                              
I
¡Malditos sean todos! Todo el Sur nuestro apesta a paz.
¡Hijo de puta, Papiols! ¡A la música!
No puedo vivir sin el ruido de espadas que chocan.
Pero ¡ah! al ver los estandartes, púrpura y oro, que se oponen
y los campos debajo que se tiñen de rojo,
estalla mi pecho extasiado en aullidos de gozo.


II
El calor del verano me da el mismo gozo
si arrasa la tierra el tornado y mata su estúpida paz,
y el rayo del cielo dibuja en lo negro su rojo,
y el trueno salvaje me ruge su música,
y el viento que brama y las nubes dementes se oponen,
y cruzan los cielos hendidos espadas de Dios que se chocan.


III
¡Quiera pronto el infierno dejarnos sentir las espadas que chocan!
¡Los caballos de guerra lanzando en combate relinchos de gozo,
pechos armados que a pechos armados se oponen!
¡Mejor una hora luchando que un año de paz
y de mesas colmadas, y de vino y mujeres e insípida música!
¡No existe mejor vino que la sangre y su rojo!


IV
Y amo ver salir el sol con su sangre y su rojo.
Y observo en lo oscuro sus lanzas que chocan
y se colma mi pecho de gozo
y se llena mi boca de intrépida música
al ver su desdén desafiando la paz,
y su luz y poder a la negra penumbra se oponen.


V
Los hombres que temen la guerra y se esconden y oponen
al grito de guerra que invoco, no tienen sangre roja
solo saben pudrirse entregados a su preciosa paz
lejos del sitio en que triunfa el coraje de espadas que chocan;
si mueren esas perras yo me embriago de gozo
y lleno todo el aire con mi música.


VI
¡Papiols, Papiols, a la música!
No hay clamor que se iguale al de espadas y espadas que se oponen,
ni hay un grito que iguale al grito de guerra y su gozo,
cuando espadas y brazos derraman su rojo
y “El Leopardo” y los nuestros se chocan.
¡Maldiga Dios por siempre a los que gritan “paz”!


VII
¡Y que la música de espadas los cubra con su rojo!
¡El infierno nos jure que pronto oiremos espadas que chocan!
¡El infierno mancille por siempre la idea de “paz”!




SESTINA : ALTAFORTE
Loquitur: En Bertrans de Born.
Dante Alighieri put this man in hell for that he was a stirrer-up of strife.
Eccovi!
Judge ye!
Have I dug him up again?
The scene in at his castle, Altaforte. “Papiols” is his jongleur.
“The Leopard,” the device of Richard (Cúur de Lion).

I
Damn it all! all this our South stinks peace.
You whoreson dog, Papiols, come! Let’s to music!
I have no life save when the swords clash.
But ah! when I see the standards gold, vair, purple, opposing
And the broad fields beneath them turn crimson,
Then howl I my heart nigh mad with rejoicing.

 II
In hot summer have I great rejoicing
When the tempests kill the earth’s foul peace,
And the lightnings from black heav’n flash crimson,
And the fierce thunders roar me their music
And the winds shriek through the clouds mad, opposing,
And through all the riven skies God’s swords clash.

 III
Hell grant soon we hear again the swords clash!
And the shrill neighs of destriers in battle rejoicing,
Spiked breast to spiked breast opposing!
Better one hour’s stour than a year’s peace
With fat boards, bawds, wine and frail music!
Bah! there’s no wine like the blood’s crimson!

IV
And I love to see the sun rise blood-crimson.
And I watch his spears through the dark clash
And it fills all my heart with rejoicing
And pries wide my mouth with fast music
When I see him so scorn and defy peace,
His lone might ‘gainst all darkness opposing. 
V
The man who fears war and squats opposing
My words for stour, hath no blood of crimson
But is fit only to rot in womanish peace
Far from where worth’s won and the swords clash
For the death of such sluts I go rejoicing;
Yea, I fill all the air with my music. 
VI
Papiols, Papiols, to the music!
There’s no sound like to swords swords opposing,
No cry like the battle’s rejoicing
When our elbows and swords drip the crimson
And our charges ‘gainst “The Leopard’s” rush clash.
May God damn for ever all who cry “Peace!”
VII
And let the music of the swords make them crimson!
Hell grant soon we hear again the swords clash!
Hell blot black for always the thought “Peace!”



(Fuente: Hablar de poesía)

Alfonsina Storni (Argentina)




Balada arrítmica para un viajero




Yo tenía un amor,
un amor pequeñito,
y mi amor se ha ido.
Feliz viaje, mi amor, feliz viaje!
No era muy grande mi amor:
no era muy alto;
nunca lo vi en traje de baño;
pero debía tener un cuerpo
parecido al de Suárez.
Mejor dicho, al de Dempsey.
Tampoco era un genio;
se reía siempre, eso sí;
le gustaban los árboles;
acariciaba al pasar
a los niños.

Yo le hubiera regalado
un arco
para que volteara estrellas...
Pero tuve miedo
que alguna
te cayera en la cabeza, lector:
son tan grandes!
Anoche mismo se fue;
tomó un vapor
que medía una cuadra:
demasiado extenso para él;
no es un gigante.
Ahora lo veo pequeño al buque,
muy pequeño;
me parece, solamente,
una lanzadera
de máquina de coser
temblando en el filo
de una montaña movible.
Senor camarero,
señor camarero del vapor:
hágale usted una gran reverencia
cuando lo vea pasar,
estírele bien las sábanas de la cama,
despiértelo con suavidad.
Señorita viajera:
usted, la más hermosa del barco:
mírelo a los ojos con ternura;
dígale con ellos cualquier cosa:
—Me casaría con usted ahora mismo.
O si no —Vamos a tomar
juntos el té.
Y usted, señor Río,
no sea imprudente;
pórtese como un caballero
con un hombre que sueña;
necesita cunas,
aun cuando sean de agua.
No he visto nunca 
en el Río de la Plata
peces voladores.
Si hay alguno que no vuele:
no le gustan los peces,
y menos si tienen alas.
Mañana llegará a un puerto,
junto al muelle se parará el vapor:
Oh señor Buque; oh estuche
en que mi pequeño amor
hace de diamante:
no trepide mucho al atracar,
no dé brincos!
Él bajará la escalerilla
cantando un foxtrot.
Siempre canta un foxtrot.

Llevará un traje gris
y un sobretodo azul marino.
No se los manche, usted, por Dios,
Señor Buque:
mi amor es pobre...
 
 
 
 

miércoles, 24 de abril de 2019

Mario Santiago Papasquiaro (México, 1953 - 1998)



HIJOS DEL REY LOPITOS


Nuestra aventura fue ésta:

-otro rayo en las bragas del caos-
Despertar / sumergirnos
Como ola la piel estrellada
En contextos no siempre reales
En los techos de Circe
-bugambilia fogosa-
el cristal de los cantos fue la forja
el afán / la escritura de días en océanos nublados
/ Cosmoalfiles /
Sex Raza
Elegimos el licor del insomnio al speech de la zarza
En playas de dunas
Bajo el coral que amaranta
& recordamos 1 prisma / 1 botón de mujer
en los hoteles del alba
Otra vez ruede & ruede
Experiencia flamígera / girasol de cascadas
El fulgor de los bosques
los highways sensoriales
Meteoritos de angustia
salpicando sus péndulos / tierra ardida / quema de llantas
Es 1 diapasón de la tribu
este gajo de luz en los dedos / la bacha / de la bacha
                                                    más brava

En la ronda los cuates se transfiguraron carnales

No fue caspa del tiempo
Fue soñar otras danzas
El Watusi & el Chivo presumiendo de báquicos
El hotpant de la ninfa
/ le respondí a Vasconcelos /
Navegamos quemando
En la grieta: las plantas las enredaderas nerviosas
el nocturno acné que mandrilean las luciérnagas
El avispero del rol
En los barrios del perro chamán & la perra yerbera
& los hijos: hipnosis / hidalgos del puño del polvo
frotando el sol de su ruta
arenas abajo del viento / del diente / del sólido mar
Abluciones de escándalo
Los nudillos golpeando
La cantata ceñida al carril que trotamos
Cantarando & bailando
((la seda en la raya))
siemprevivas eternas
al sagrado & luminoso coito del bifronte amor
Sin importarnos chile piquín orégano estertores
                                       ocotes o precio.

Guilermo Bianchi (Argentina, 1970)



PETROGLIFOS




mi infancia fue dibujada a lápiz
mordida por los perros
azotada por lluvias torrenciales

huyó del mundo un día saltando medianeras
oculta en el fragor de la costumbre
atravesó la noche
febril y cautivante
con una huella efímera
como de pies mojados

mi infancia fue alcanzada mar afuera
hundida a cañonazos
salvada del naufragio.











RECURSOS DE LA SOMBRA

            Quizá sea en el país de los desaparecidos
            el único aparecido que llamamos fantasma
                                                  Juan Manuel Roca


¿de qué están hechos los fantasmas?
¿son vaguedad?
¿presagio?
¿llamarada?
¿detrás de qué espesura se lavan las heridas?
¿dónde van a llorar
tumbados boca abajo
arrasados en lágrimas de humo?
¿son un golpe de viento en la ventana?
¿atraviesan paredes?
¿resplandecen?

¿a qué le temen los fantasmas?
¿a penar para nadie?
¿a morir para siempre?
¿qué llevan en sus manos?
las cartas sin abrir
el tejido feroz de la memoria.










TRANSFORMACIONES





         
en la tierra de todos

    el viento ya no sopla

duerme cruzado de alas

    sobre la piel del aire

el lenguaje rechaza su condición de humo

hay ríos que se alzan como mares

hay mares que convergen como ríos

la serpiente

      le exige a dios sus patas

      los poetas reclaman su corona de espinas

y el cordero le clava

                        los colmillos al lobo.
















¿QUÉ POESÍA?





¿la atravesada por el humo?

¿la herida de arma blanca?

¿la que sale de noche a emborracharse

en manos del feroz tristán tzará?

¿ la que reparte panes y solloza?

¿la que agita las alas del albatros

que baudelaire dejó sobre cubierta?

¿la que golpea la mesa del burgués?

¿la que muerde el exilio

con sus nervios de buey llenos de cólera?

¿la que anida en el árbol de alejandra?

¿la que pasta en la huerta de efraín?

¿la que mira el oriente con los ojos en blanco?

¿la que amanece espalda con espalda?

¿la que no dice nada

la que no calla nunca?

¿qué poesía?






(Fuente: Bitácora del Párvulo blog)