—Música y pan, leche y vino, amor y sueño: gratis. Gran abrazo mortal de los adversarios que se aman: cada herida es una fuente. Los amigos afilan bien sus armas, listos para el diálogo final, el diálogo a muerte para toda la vida. Cruzan la noche los amantes enlazados, conjunción de astros y cuerpos. El hombre es el alimento del hombre. El saber no es distinto del soñar, el soñar del hacer. La poesía ha puesto fuego a todos los poemas. Se acabaron las palabras, se acabaron las imágenes. Abolida la distancia entre el hombre y la cosa, nombrar es crear, e imaginar, nacer.
—Por lo pronto, coge el azadón, teoriza, sé puntual. Paga tu precio y
cobra tu salario. En los ratos libres pasta hasta reventar: hay
inmensos predios de periódicos. O desplómate cada noche sobre la mesa
del café, con la lengua hinchada de política. Calla o gesticula: todo es
igual. En algún sitio ya prepararon tu condena. No hay salida que no dé
a la deshonra o al patíbulo: tienes los sueños demasiado claros, te
hace falta una filosofía fuerte.
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