martes, 11 de diciembre de 2018

María Alejandra Rendón (Venezuela)



Que el poema no muera


Que el poema no muera
envenenado de poesía
que sea un desimposible.
Que crezca en verdades
y la candidez no le alcance.

Que no enmudezca el poema
que se haga de todas las manos
de todas las bocas
de todas las lenguas.

Que no calle y llene los vacíos.
Que se salve el poema del poeta
de la ornamenta
de la palabra torpe.

Que el poema sea el pan
el hechizo prendido de las cosas
maravilla auténtica de la fugacidad.

Que sea el poema un destello inatrapable
arisco ante mí y mis anatemas
libre de mis emanaciones mudas y luciferales.

Que se libre de la lógica de la oferta y la demanda
de dios y del diablo.
Que el poema ocupe su lugar
ese donde nace
sin advertir ninguna forma.

Que se libre este poema
de estas palabras
que son un accidente.



Reclamo

«Hembra, hembra, hembra (…) que mezclas todas las heridas…» Juan Gelman


Estoy aquí
absuelta
sin kamikazes.
Como un río
sin sombra
he venido adoptando por siglos la forma del mundo.
Pero, esta vez advierto
que todo caudal esconde un filo
una rabia mortal
una felonía.
Bajen la voz
que estoy de parto
esta vez es la boca la que se dilata
su diámetro es el universo
no pienso seguir murmurando
presta a los mejores modales.
He aquí con mi falda acomodada
no vine por cuotas
ni acuerdos
vine a desdecir de injurias, pecados y potestades
a mostrarme no a medirme
ni cara ni sello.
He venido curándome de espantos
apartando en silencio la carroña
con el útero expuesto a la metralla.
Vengo por mis respectivos honores
a recuperar mi nombre
no por concesiones
ni por complacencias
no vengo a negociar (NO)
definitivamente
NO.



Aunque no diga lo correcto

Es preciso que yo diga
pueden venir a enjuiciar mis palabras
hacerlas espanto y sombra
signo prohibido
mordaza de silencio sideral
no podrán callarme
aunque me corten la lengua.
Mis palabras ocupan mil lugares
se unen a los gritos unánimes
son mi casa
el vigor de todas las luchas que me antecedieron.
Mi palabra es este cuerpo hecho multitud en mil batallas.
Todos mis besos han hablado de mí
asesinos a mansalva de mil bocas.
No podrán callarme
no hay manera.
Hay en las palmas de mis manos un discurso
vale más que mil imágenes.
No importa si no digo lo correcto
mientras intente decir la verdad.
Mi dios entendería si algún día tengo que matar
halando el gatillo de la verdad
con la mirada puesta en un enemigo mortal
o empuñando la espada
que defiende a los que han sido despojados de todo
criminalmente.
Hambre de justicia
Junté todas las migajas del mundo,
le di de comer.
Murió de hambre.


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