domingo, 17 de marzo de 2019

Julián Herbert (México)


Oscura


Pasé toda la noche con el brazo en una
[grieta.
No era un aula de santos.
Era un hotel a las afueras de Querétaro.
Dos camas individuales provisionalmente
[pegadas
para caber los tres (siempre tres) juntos.
Ascésis: duermevela: Aníbal Barca, mi hijo,
[cayendo cada 15 minutos por el hueco.
Es vulgar pero no es falso: pasé toda la
[noche con el brazo en una grieta.
Me inculcaba el demonio de una negra
[rabia acústica, ¿para qué escribir poemas
si todo lo que hiere tiene el tacto vacío:
[usura de una tumba?
Encandilado, muy orondo y sin luz (sin otra
[luz y guía sino etcétera etcétera),
escribí de memoria estos versos:
“Al menos toca lo que matas.
Siéntelo babosa lumbre negro caracol con
[la que marcas —meas—
plásticos: Identidad.
Recuerda, cuando vayas al cine a ver
[películas de nazis, que tú no eres judío.
Pero si eres judío no recuerdes nada: al
[menos toca lo que matas.
No te metas en dios. No vueles coches.
[No hagas citas sagradas. No discutas
[conmigo.
No me vendas muñones. No me traigas cabezas.
[No me pidas que aprenda a respetar.
Toca.
Al menos toca lo que matas.”
Son pésimos. Lo supe de inmediato.
Hace un par de años que no logro hacer
[poemas.
Lo extraño pero no lo lamento.
Todos sabemos que la poesía no es más
[(ni menos) que una destreza pasajera.
Una destreza que, perdida, se hace tú y
[alumbra oscura.
Igual que un padre pasará toda la noche
[con el brazo en una grieta
procurando que la cabeza de su hijo no
[toque nunca el suelo.



(Fuente: El Hombre Aproximativo)

No hay comentarios:

Publicar un comentario