viernes, 29 de marzo de 2019

Dardo Dorronzoro* (Argentina)





NO COMPRENDO


No comprendo.
Son las mismas calles.
Son los mismos hombres.
Son los mismos gritos.
Son las mismas sangres.
No comprendo.
–Otras manos– no las mías– cavan trincheras.
Otras manos preparan el pan,
aguzan el hierro.
Otras manos
destruyen
los últimos restos de la noche.
No comprendo.
Viene aquí mi padre, sonriendo,
frente al antiguo rostro de la muerte.
No comprendo.
Están todos, sin embargo. Nadie falta.
No comprendo.
Alguien pregunta: ¿ya llega el alba?
No comprendo.







MIENTRAS ME MATAN


Comenzaron a matarme de a uno hace muchos siglos,
después de a setenta, después de a quinientos,
hay que ver cómo me matan ahora de a miles en cada esquina,
en cada feriado,
cómo fabrican sueldos y galones con los huesos que me quedan,
cómo fabrican calabozos para poner algún rincón de mis pantalones,
y cómo se turnan entre gordo y gordo para
ver de qué ojo muero primero,
pero resulta
que cada vez soy más uno de los otros,
uno de los que nacen y renacen y vuelven a nacer entre los fuegos,
que cada vez tengo más luz, más pájaros, más flores en la puntería,
que cada vez
me soporto más elegantemente entre los fierros y los veranos,
y hay veces que me pregunto –me digo para mí– si ellos
no harían mejor en cambiar de uñas y de cuentas,
de andar de peldaño en peldaño hacia abajo de las luces,
o en comprarse una sangre nueva, una sangre más limpia
para usar en feriados y domingos.
Porque eso de matarme tanto con papeles no terminará nunca,
y ya se sabe que la primavera avanza
sobre los huesos y los aullidos del invierno.
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*(Detenido-desaparecido en Luján el 25 de junio de 1976)



Fuente: Meta Poesía

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