jueves, 7 de marzo de 2019

Armando Rojas Guardia (Caracas, Venezuela, 1949)




Poemas de Quebrada de la Virgen

1


Fray Angélico pintaba
a Jesús y a la Madona
de rodillas.
                    ¿Qué daría
yo, minúsculo
monje laico, fraile menor
de alguna Orden extinta
por prosternarme ahora
que intento describir
este olor inocente de la tierra,
la redonda castidad
que perfuma hoy este mundo
donde hasta el ruido torpe del camión,
el canto lejanísimo del gallo
e incluso el sudor, feliz,
de mis axilas
                        se confunden
en un aroma hímnico, en la antífona solar
que entona el aire virgen?


2


  “…el cantus firmus, la melodía central
en torno a la cual cantan las otras voces
                 de la vida”
Dietrich Bonhoeffer

Adoré antes cada dádiva de Eros

Ahora sé que en todos mis deseos
ardes Tú -invicto y detergente-
como la luz, delfín pulquérrimo,
nada y salta en los colores
sin mancharse con ellos


3


Lezama, hoy voy a orar contigo:
todo es metáfora de todo.

Las cosas, mirándose las unas en las otras,
son espejos en el reino de la imagen.

Por ejemplo, aquella acacia sola,
como si en verdad me adivinara,
enseña ahora, bajo el silencio cóncavo del cielo,
el tiritante,
el retorcido,
el exacto crucifijo de dos ramas
que ya no ampara el follaje.

Pero un poco más allá, un eje calmo
en la corriente clara del arroyo
me revela de pronto la naturaleza
del tiempo (y la resurrección):
no arrastra a la piedra el agua ávida,
¡sólo la pule!


4


Lugar común desinfectado,
hoy resplandece lo humilde
de tan obvio:

sólo en silencio
descubro
que Suenas


5


“Belleza....santa perra”
Juan Sánchez Peláez



Lo aprendo aquí, sobre estos cerros,
bajo estas nubes buenas: ahora existe
una fiesta celebrándose en la carne
de la intemperie triste de las cosas
(¿dónde duele ese picotazo de la luz,
cuándo vibra esa cadencia de las formas?)
Momentos al garete en que la yerta,
insultada materia se vuelve ceremonia,
liturgia móvil de líneas y volúmenes
incendiándote los ojos que no aguantan,
que no soportan ya tanto ladrido
de la perra feliz, incandescente,
llamando enamorada a su Señor,
a la ebria presencia de su Amo.


6


“Treinta años hace que no te invocaba”
                                         Dámaso Alonso

Aunque poeta menor, no soy el inocente
Berceo que conversaba contigo sobre el pan
cotidiano y moreno de los pobres.
Apenas soy un Epulón, que ya presiente
el fasto final de su miseria: la mirada
de Lázaro colmada.
                                   Tú sabes
que el camello, gordo y de buen precio,
mira con horror la puerta estrecha
del ojo de la aguja.

Torre de Marfil, con la que mido
mi risible Babel de biblioteca, puntual mesa,
neón oficinista, limpia cama
(¿quién podrá aherrojar el Arca de la Alianza
donde nace el Pacto con los últimos,
humillados
y proscritos,
Mater Páuperum?
¿no está ya la Rosa Mística
plantada para siempre en “Nazareth” -así se llama
la escuelita de un barrio de Caracas-?)

Pero quizá no es tarde, todavía:
frente al Dios masacrado que arrullaste,
olvidado de sí el rostro de Narciso
contempla en el agua de las lágrimas
el Espejo de Justicia, tu
óvalo perfecto


7


        “… elEspíritu de Dios aleteaba
      sobre la superficie de las aguas”
                                            Génesis 1,2
“… a menos que uno nazca del agua
      y el Espíritu, no puede entrar en
                                                el Reino”
                                                 Juan 3,5

En la capilla,
fuente y estanque
(bautismo terso
sobre mi mente
esta mañana)

Junto al sonido
del glugluteo
arrodillada
habla la aurora:
en el principio
sólo había agua
(únicamente
sorbía el Espíritu
el centro núbil
de aquel rubor
en la garganta)

De esta manera
para volver
al ser intacto
de ese comienzo
cuando Dios mismo
gustaba en ella
su propia higiene
originaria,
hay que nacer
sí, del Espíritu,
pero también
del elemento
que en su sabor
guarda el principio:
el que de pronto
nos sabe a Todo
¡igual que a Nada!











(Fuente: Caína bella blog)

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