no se puede
callar
esa palabra
el grito
ensordece
el alma
una muela
en la garganta
a escupir
sobre el silencio
de antiguos dioses
de los pueblos del desierto
y los nuevos dioses
de la muerte
sobre escuelas
y hospitales
rotos
los cuerpos
los rezos
los huesos
los muros
de las ciudades
derruidas
que no habitan
sino sombras
esa palabra
en silencio
nos pudre la lengua
el corazón en su nombre
al decirla
mientras se repite
genocidio
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