sábado, 17 de marzo de 2018
Lewis Carroll (Reino Unido, 1832-1898)
Poeta fit, non nascitur
“¿Cómo puedo yo ser un poeta?
¿Cómo puedo escribir en verso?
Una vez tú me dijiste ‘el mayor deseo
comparte lo sublime’.
¡Luego dime cómo! ¡No lo aplaces diciendo
‘en otra ocasión’!”
El viejo sonrió y le dijo,
al escuchar su repentina ocurrencia.
Le gustaba que el joven dijese lo que pensaba
con entusiasmo.
y pensaba: “No hay monotonía en él
ni vacilación.”
“Y ¿habrías sido un poeta
antes de haber ido al colegio?
¡Ah, bien! Casi creo que eres
un completo loco.
Primero aprende a ser espasmódico…
Es una norma muy simple.
Por que primero tú escribes una frase
y luego la rompes en trocitos.
Después mezclas los trozos Y los ordenas
como caigan en suerte.
El orden de las frases
no establece ninguna diferencia.
Luego, si quieres impresionar,
recuerda lo que digo,
que las cualidades abstractas empiezan
siempre con mayúsculas:
La Verdad, el Bien, la Belleza…
¡Eso es lo que tiene importancia!
Después, cuando estés describiendo
una forma, o sonido, o matiz,
no lo expliques directamente,
preséntalo mejor con insinuaciones.
Y aprende a mirar todas las cosas
con cierta clase de inclinación mental.”
“Por ejemplo, si yo deseara, señor,
hablar de pasteles de cordero,
¿debería decir: ‘sueños de marañas lanosas
encerradas en celdas de trigo’?”
“Bueno, sí”, respondió el viejo: “Esa frase
iría muy bien.”
“Luego, en cuarto lugar, hay epítetos
que van con cualquier palabra…
Como en la Salsa Lectora de Harvey
con pescado, carne o ave…
De entre ellos, ‘salvaje’, ‘solitario’, ‘cansado’, ‘extraño’,
son los preferidos.”
“¿Y estará, oh, estará bien
utilizarlos en masa…?
?Por ejemplo, ‘el hombre salvaje hizo su cansado camino
hacia un extraño y solitario surtidor’?”
“¡No, no! No debes sacar tan rápido
este tipo de conclusión.
Los epítetos, como la pimienta,
dan sabor a lo que escribes.
Si los esparces frugalmente,
despertarán el apetito,
mas si los usas en demasía,
¡destrozarás completamente tu escrito!
Finalmente, en cuanto a la disposición,
el lector, tú debes enseñarle,
debe obtener toda la información
que pueda, y no debe buscar
revelaciones inmaduras del curso
y del propósito de tu poema.
Por tanto, prueba su paciencia…
Cuánto puede soportar…
No menciones lugares, nombres ni fechas,
y, sobre todo, ten por seguro
que todo el poema
sea consistentemente oscuro.
Primero fíjate el límite
hasta el que puede extenderse.
Luego llénalo con ‘Relleno’
(pídeselo a algún amigo).
Y hacia el final coloca
tu ESTROFA-SENSACIÓN.”
“Y, abuelo, dime
¿qué es una sensación?
Creo que nunca he oído
utilizar antes esa palabra.
¿Serías tan amable de ofrecerme
un Exempli Gratia?”
Y el viejo, mirando tristemente
a través del jardín,
donde acá y allá las gotas de rocío
aún brillaban en el amanecer,
dijo: “Acércate a la adelfa
y mira el Calleen Bawn.”
“La palabra se debe a Boucicault…
La teoría es suya:
Donde la vida se vuelve espasmo,
y la historia, zumbido.
Si eso no es sensación,
no sé lo que es.
Ahora prueba tu mano, antes de que la imaginación
haya perdido su brillo presente… ”
“Y después… “, añadió el nieto,
“lo publicaremos, ya sabes.
¡Tela verde… con letras doradas por detrás…
en dozavo!”
Entonces, orgullosamente, ese viejo sonrió
al ver al apasionado joven
correr como un loco a por su pluma y la tinta
ya por el papel secante…
Pero, al pensar en publicar,
su cara se tomó sombría y grave.
(Trad. Jordi Doce)
De Caína bella blog
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