domingo, 25 de marzo de 2018

Eugenio Montale

Tropezar


Tropezar, trabarse
es necesario
para despertar a la lengua
de su sopor.
Pero el balbuceo no basta
y aunque hace menos ruido
también él está descompuesto. Así,
es necesario resignarse
a una media habla. Cierta vez
alguien habló por entero
y fue incomprensible. Cierto,
creía ser el último
hablante. En cambio ha sucedido
que todos hablan todavía
y el mundo
desde entonces está mudo.

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